Es un asunto que viene de muy atrás y que ya es inminente: la llegada del ruido falso de motor en los vehículos eléctricos e híbridos. Pero lo que puede parecer una ocurrencia de las instituciones de tráfico fruto de una percepción exagerada de la seguridad vial, tiene grandes fundamentos de peso y ya lejanos antecedentes sobre la necesidad de que los coches hagan ruido para alertar a los viandantes.
Los atropellos son más frecuentes con los coches eléctricos
Cuando se enumeran las bondades de los coches eléctricos e híbridos, uno de los puntos a favor del uso de motores eléctricos es la eliminación del ruido típico de los motores de combustión. Este ruido, que según estudios afecta directamente a la agresividad y el estrés, también contribuye a la contaminación acústica de las ciudades, uno de los factores que pone en jaque la habitabilidad en las grandes urbes del mundo.
Pero cuando nos relamíamos pensando en un futuro de calles silenciosas donde el trino de los pájaros se imponga al rumor del tráfico, nos cortan la ilusión de raíz: el ruido de los coches parece intrínseco a la seguridad vial. Y es que según la NHTSA (la DGT americana), los accidentes a baja velocidad son un 18% más probables con un coche eléctrico que con uno de combustión. E introduciendo ruido en estos vehículos silenciosos, se podrían evitar 2.400 atropellos a peatones cada año en EE. UU.
Por supuesto, cualquiera puede despistarse y cruzar la carretera a lo loco y sin mirar (sobre todo aquellos que nos hemos convertido en peatones digitales). Sin embargo, la medida se ha impulsado teniendo en mente sobre todo al colectivo de los invidentes y personas con problemas de visión, sin duda los que más se guían en la ciudad por los sonidos y los que más desprotegidos pueden verse ante la ausencia de ruido de tráfico. ¿A que ahora nos acordamos de los semáforos sonoros y todo cobra más sentido?
Los coches de motor eléctrico deberán incorporar ruido por ley
Esta medida llegará por igual a Estados Unidos y Europa. El país norteamericano ya aprobó en 2010 una normativa por la cual los vehículos más silenciosos deberán emitir el ruido suficiente para alertar de su presencia a los peatones. En concreto, estarán obligados los vehículos de motor eléctrico de menos de 4,5 toneladas y cuando circulen a menos de 30 km/h, el umbral de velocidad bajo el cual se entiende que no emiten el suficiente ruido. Esta medida entrará en vigor en septiembre de 2019 e implica tanto a vehículos eléctricos puros como a híbridos, por lo que también podremos verlo en la gama de vehículos híbridos de Toyota.
Por otro lado, en 2014 también se aprobó en el Parlamento Europeo una propuesta para obligar a lo propio en los estados miembros de la Unión, y se desarrollaría en similares términos. Sin embargo, no queda del todo claro si la medida, que está planteada para su entrada en vigor en julio del 2019, obligaría a todos los vehículos del parque eléctricos o sólo a los fabricados a partir de esa fecha. Estas leyes sin embargo no serán del todo pioneras, pues en Japón ya se legisló en 2010 a favor de la inclusión de ruido de motor en los vehículos híbridos y eléctricos.
Imitar el ruido del motor o emitir señales acústicas
Quedaría por ver qué tipo de señal acústica es la que debe incluirse en los vehículos de motor eléctrico. La normativa norteamerica habla de “sonido adicional que indique su presencia”, mientras que la normativa europea habla de que este sonido debe ser similar al ruido emitido por un motor de combustión, sin especificar si se refiere al nivel de decibelios o a tratar de imitar el sonido de estos motores.
Sea como fuere, el concepto es que el sistema emita las señales acústicas por debajo de los 30 km/h, desconectándose automáticamente cuando el vehículo supere esa velocidad. Por supuesto, este dispositivo no será desconectable manualmente, como ya ocurre con algunos modelos que ya ofrecen esta posibilidad de manera opcional.
Uno de estos modelos es el Toyota Prius. Desde 2010, y precisamente a instancias de las recomendaciones del Ministerio de Transporte japonés, Toyota empezó a ofrecer, primero en su propio mercado y luego en otros como el americano, la opción de instalar un sistema de notificación acústica de proximidad. Este sistema consiste en la instalación de dos altavoces delanteros (que no afectan al interior del coche) que emiten sonido sintetizado de motor cuando se opera en modo eléctrico por debajo de los 25 km/h ó 15 mph. El sonido además se agudiza o agrava según el conductor acelera o frena, imitando las revoluciones de un motor de combustión, por lo que los peatones podrán saber si el coche está reduciendo la marcha o no.
Dicho esto, ¿tendremos un futuro de coches cantarines o sólo con sonido enlatado como en las comedias malas de televisión? No lo sabemos, pero a buen seguro una vez que le metamos sonido a los coches para evitar atropellos, surgirán nuevos problemas que hagan plantearnos una y otra vez las ventajas e inconvenientes de la movilidad eléctrica. Al fin y al cabo, en esto consiste el progreso.
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