Está claro que si hay un transporte prioritario a la hora de reducir las emisiones ese es el transporte público. En este sentido, Japón, de la mano de Toyota, ha dado un paso al frente, por no decir un auténtico paso de gigante, desde el momento en que la marca nipona ha comenzado a prestar servicio en la capital del país del sol naciente con el FC Bus, un autobús que funciona con hidrógeno.
De momento y sin ir mas lejos, a finales de marzo, Toyota Motor Corporation hizo entrega del primer Toyota FC Bus de pila de combustible vendido bajo la marca de Toyota al Departamento de Transporte del Gobierno Metropolitano de Tokio.
Los autobuseses de los JJOO de Tokio estarán movidos por hidrógeno
Este vehículo de transporte de pasajeros, que es el primero de las más de 100 unidades que se tienen previstas producir antes de los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos de Tokio, se encuentra alimentado por hidrógeno y cubriendo la ruta Toei de la capital de Japón.
Al igual que el Toyota Mirai, este ecológico autobús emplea el Toyota Fuell Cell System —TFCS, Sistema de Pila de Combustible de Toyota—, que le permite ofrecer una gran eficiencia energética respecto a los motores de combustión interna, además de generar un rendimiento medioambiental superior, sin emisiones de C02 ni de sustancias nocivas para la salud.
La particularidad de estos autobuses es que emplean un sistema de suministro energético de alta capacidad, que alcanza una potencia máxima de 9 kW y una capacidad de suministro eléctrico de 235 kWh. Precisamente esa capacidad, permite usar al FC Bus como fuente de alimentación en caso de catástrofes.
¿Qué ventajas tiene un vehículo de hidrógeno como el FC Bus?
Un vehículo de hidrógeno es un vehículo eléctrico con la particularidad que en lugar de llevar batería produce “a bordo” la electricidad, alimentando con hidrógeno a un equipo llamado de pila de combustible. En la mencionada pila de combustible, el hidrógeno se oxigena para producir la electricidad que mueve el coche.
La mayor ventaja de estos vehículos es que solo emiten vapor de agua, por lo que no liberan gases contaminantes a la atmósfera.
A pesar de que estos vehículos contaminen, dado que el hidrógeno se produce masivamente a través de combustibles fósiles, siguen siendo más limpios que los diesel y los gasolina. De hecho su utilización en grandes ciudades, evitaría las enormes emisiones de C02 que produce el tráfico actual, un problema que sacude las grandes urbes, caso de Madrid, París o Londres.
Aunque estos autobuses no solo son una alternativa a los vehículos de combustión interna sino también a los eléctricos, pues permiten viajar con prestaciones de gasolina, emisiones cero y recargando combustible como estos vehículos.
Mayor autonomía, generador de energía y escaso ruido, principales ventajas
Según un estudio llevado a cabo por la Dirección General de Energía y Transportes de la UE, que lleva por título “La Energía del hidrógeno y las Pilas de combustible: Una visión de futuro”, en sus conclusiones técnicas señala que los vehículos de pila de combustible tienen una autonomía mayor que los de baterías.
Estos vehículos también pueden servir como fuente de energía eléctrica a bordo. De hecho, las unidades auxiliares de potencia (APU) basadas en pilas de combustible e instaladas en vehículos y camiones convencionales, contribuyen a reducir las emisiones alimentando los equipos de acondicionamiento de aire, de refrigeración o eléctricos, especialmente cuando el vehículo está parado.
Además los vehículos de pilas de combustible tienen una marcha muy suave y emiten un escaso ruido.
La ventaja de ser una flota cautiva
La ventaja fundamental de los autobuses para promover la automoción a hidrógeno es que se trata de flotas cautivas. Vamos, que son vehículos que realizan una serie de trayectos prefijados y que vuelven o pueden volver a un punto, a una base, a repostar o dormir cuando no se encuentran en uso. Aquí está la clave, porque gracias a esto pueden asegurar un consumo minimo de hidrógeno, de forma que a quien monte la hidrogenera le resulte rentable.
Las flotas cautivas como son los autobuses, taxis o las empresas de servicios de vehículos, generan la demanda inicial para instaurar un sistema de repostaje que pueda entrar en el mercado, alcanzando el volumen necesario para construir un surtidor de hidrógeno que pueda ser rentable.
Las flotas de autobuses de licitación pública tienen otra ventaja añadida, como es el hecho de ser pública. El riesgo que puede suponer montar las primeras hidrogeneras hace que, ninguna empresa quiera aventurarse en montarla por su cuenta y riesgo, lo que hace necesario una financiación público-privada para su construcción. Tanto es así que este mecanismo se está llevando a cabo en diversos países como Dinamarca, Alemania y en los EEUU, concretamente en la Costa de California, permitiendo incrementar el número de hidrogeneras y favoreciendo la rápida penetración de los autobuses de hidrógeno.
Según un informe de Information Trends, los primeros usuarios de los vehículos propulsados por pilas de combustible serán flotas cautivas, ya que el tener este tipo de flotas no requiere enfrentarse a la falta de infraestructura de distribución del hidrógeno, pues tan solo es necesario instalar una hidrogenera en el punto en el que descanse la flota. Por este motivo, los autobuses propulsados por pilas de combustible presentan tanto interés de cara a generar un fuerte impulso comercial dentro del ámbito de las pilas de combustible destinadas a la automoción.