Con más de un siglo de hegemonía de los combustibles fósiles, principalmente gasolina y gasóleo, el sector del automóvil se mueve impulsado por el propio mercado, ya sea por los precios de los carburantes o bien obligado por la legislación de los gobiernos - límites a las emisiones contaminantes -, hacia nuevas formas de energía que impulsen los automóviles del futuro.
De manera tímida se han ido desarrollando otros combustibles alternativos, en este caso fósiles, como los gases licuados del petróleo o el gas natural y otros biocarburantes, que suelen ser una mezcla en diferentes proporciones entre combustibles renovables de origen vegetal y combustibles de origen petroquímico. Actualmente la electricidad se está posicionando como la alternativa del futuro, bien como coches híbridos enchufables, eléctricos y eléctricos de pila de combustible de hidrógeno.
El hidrógeno, un pilar clave en la transición energética
Precisamente el hidrógeno va a ser un pilar clave de la transición energética. Así lo ratifican desde el Consejo del Hidrógeno, a través de un estudio denominado “Hydrogen, Scaling up” con el apoyo de la consultora McKinsey. Dicho estudio esboza una hoja de ruta concreta y cuantificada que plasma el despliegue de este gas inodoro e incoloro en los próximos años hasta tal punto que anuncia que podría suponer una quinta parte de la energía final total consumida para 2050.
Gracias a ello, el citado estudio señala que, se reducirían las emisiones anuales de C02 en unas seis gigatoneladas respecto a los niveles actuales. También contribuiría aproximadamente a un 20% de la reducción necesaria para limitar el calentamiento global en dos grados Celsius.
El Consejo del Hidrogeno ve potencial para que este elemento, uno de los más importantes del universo, alimente entre 10 y 15 millones de turismos y 500.000 camiones para 2030.
En resumen, el estudio pronostica que la demanda anual del hidrógeno podría multiplicarse por diez para 2050, lo que supondría el 18 % de la demanda energética total.
En la actualidad, el mundo ya necesita inversiones de más de 1,7 billones de dólares en energía cada año, incluidos 650.000 millones en petróleo y gas, 300.000 en electricidad renovable y más de 300.000 en la industria del automóvil.
El futuro camina hacia la pila de combustible
Algunos fabricantes no parecen ver el futuro del automóvil en el coche eléctrico sino en la pila de combustible. Tal es el caso de Toyota, quien se ha decantado por esta energía alternativa por las numerosas y consistentes ventajas frente a los enchufables: ofrece el doble de autonomía media, su recarga dura menos tiempo – similar al de un coche con motor de combustión en una gasolinera - y además no requiere de grandes y pesadas baterías puesto que la pila de combustible actúa como central eléctrica que genera energía.
Además, la reacción no emite más que agua por desecho y el hidrógeno podría incluso ser extraído a partir de una energía renovable, lo que convertiría a este tipo de automóviles en 100% limpios. El hidrógeno no es una fuente de energía sino más bien lo que se denomina vector energético, puesto que precisa de energía para obtenerlo aunque esta es devuelta en forma de energía eléctrica.
Mirai y Sora, las firmes apuestas de Toyota
El planteamiento de la pila de hidrógeno no es otro que obtener el H2, el llamado hidrógeno verde, utilizando energías renovables como por ejemplo energía eólica. De esta manera, con la energía desaprovechada de los molinos, se podría producir hidrógeno para el transporte que permite ser almacenado para su utilización, lo que daría una movilidad de emisiones cero.
De esta manera, Toyota ha logrado ser el primer fabricante en comercializar un coche propulsado por esta tecnología como es el Mirai, que hace reaccionar el llamado hidrógeno verde (H2) con el oxígeno del aire produciendo la energía eléctrica encargada de accionar al motor que mueve al coche.
Todo ello lo consigue con cero emisiones, ya que el único residuo que genera es agua, a razón de 7 litros por cada 100 kilómetros.
El conductor es quien decide en el Toyota Mirai cuándo y dónde descargarla. Además su autonomía de 550 kilómetros le convierten en la mayor entre todos los vehículos de energías alternativas y requiere de tan sólo tres minutos para rellenar con hidrógeno sus depósitos.
Claro que este no es el único vehículo de Toyota con esta tecnología. De hecho en Tokio podemos ver el primer autobús de producción masiva que la marca pondrá en circulación de aquí a 2020 con motivo de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos en la capital japonesa. El vehículo que responde al nombre de Sora – siglas de Sky, Ocean, River y Air -, supone una de las mayores iniciativas para obtener una reducción del 90 % de las emisiones actuales de C02 de cara al 2020.
Precisamente ese año se pondrán en circulación 100 unidades de estos autobuses para los juegos. El coste aproximado de cada uno de ellos es de 100 millones de yenes – unos 750.000 euros-, cuatro veces más de lo que cuesta hoy en día un autobús de pasajeros – entre 180.000 y 230.000 euros -.
El Sora promete una autonomía de 200 kilómetros y un tiempo de carga entre 10 y 15 minutos, mientras que su capacidad de pasajeros será de 78, 22 de los cuales irán sentados.
Hasta la fecha Toyota es la única marca en apostar por esta tecnología de hidrógeno en los autobuses japoneses.
Parece que el hidrógeno y los vehículos de pila de combustible serán un paso casi obligatorio en el futuro de la automoción, aunque un paso a largo plazo puesto que debe ir precedido de una electrificación del transporte mediante el uso exclusivo de baterías o la utilización de propulsores híbridos. De hecho, cada vez son más los expertos que predicen un sistema energético basado en el hidrógeno, aunque dicho escenario podría hacerse realidad como muy pronto en 2050.