Dos décadas le ha tomado a Toyota desarrollar, producir y poner a la venta su vehículo de pila de combustible de hidrógeno. El Toyota FCV llegará a Japón en 2015 de la misma manera que llegó el Toyota Prius a finales del siglo pasado. Las ventajas de la propulsión eléctrica por reacción química entre hidrógeno y oxígeno tiene un amplio abanico de ventajas sobre los de vehículos de combustión interna y los eléctricos tradicionales. Por citar dos de las más conocidas: superan fácilmente los 500km de autonomía y son capaces de recargar (rellenar la pila) en apenas tres minutos.
Pero lo cierto es que esta tecnología, tan idolatrada como criticada, tiene una serie de retos por delante para poder consolidarse como una alternativa real y superar la "fase experimental".
Coste del hidrógeno y su obtención
Una de las barreras que deben superar es el sistema de obtención del hidrógeno. Como quizás ya sabréis, no se encuentra preparado para ser utilizado en la naturaleza, sino que hay que obtenerlo, por ejemplo, de combustibles fósiles (hasta un 98% del hidrógeno que se extrae actualmente viene de combustibles fósiles). Esto implica que sólo para tener hidrógeno listo para su uso, es necesario cierto gasto de energía. El proceso, en la actualidad, es muy costoso y termina afectando al precio del producto final.
Eficiencia energética
Además del coste extra por la obtención del hidrógeno, este proceso influye directamente en la eficiencia energética de los vehículos de hidrógeno. De hecho, tal y como contaban en Xataka a principios de año, para conseguir 1 Kg de hidrógeno se gastan entre 55 y 70 kWh de energía mientras que ese kilo del preciado gas produce tan sólo 33 kWh. Este es, sin duda alguna, uno de los puntos claves para la proliferación de los coches de pila de hidrógeno.
Coste de la pila en sí
Una vez solucionado el problema sobre la eficiencia, el siguiente punto a resolver sería el coste de la propia pila. Por los materiales utilizados en su fabricación, que de momento son platino o paladio, el precio del "alma" del coche de hidrógeno se dispara.
Y es que, por ejemplo, de los aproximadamente 60.500 euros que abría que desembolsar por un Toyota FCV, en torno a unos 50.000 son única y exclusivamente para cubrir el coste de la pila. Una onza de platino se estima en unos 1.410 dólares, por los 810 de paladio… y 1.210 del oro. Además, las previsiones prevén una subida notable del precio de estos metales para 2015 y es que, las reservas, son más bien escasas.
Entretanto, mientras esperamos avances más destacables, los esfuerzos se centran en reducir la cantidad de platino o paladio necesaria o en la utilización de otros materiales.
Vida de la pila
Por si fuera poco, la pila de combustible aun tiene que probar sus cualidades en uso real. En efecto, las recargas son realmente rápidas pero la vida útil de la pila queda en entredicho durante las pruebas de los últimos años. Las estimaciones dicen que habrá que cambiarla cada 100.000-150.000 km y, teniendo en cuenta el precio, no es algo asumible para una tecnología que quiere tomar las carreteras.
Pero para ser sinceros, buena parte de las tecnología que utilizamos hoy en día fueron, en principio, caras y polémicas. Lo que hace intuir que no estamos ante una moda pasajera es que un gigante como Toyota se tome tantas molestias y planeen poner a la venta su propio coche, incluso por debajo del precio de coste. Recuerda sospechosamente a los inicios del Prius a finales de los 90 y todos sabemos ya cómo avanza la historia.
2015 debería ser el punto en el que algunos de estos retos mencionados más arriba encuentra solución: mejora de los procesos de obtención, eliminar reducir metales como platino o paladio… y, por supuesto, adopción de la tecnología por parte de los conductores.