Si para los adultos debemos ser ordenados con el equipaje, cuando entra en juego un bebé debemos serlo más todavía. Transportar el carrito, su maleta con la ropa, mudas y todo lo necesario, incluso una bañera de viaje o cualquier otra cosa necesaria, implica que el sitio en el maletero se va a vender caro. Si con esto ya estás sudando ante la tarea, te vendrá bien saber cómo organizarse de la mejor manera.
El equipaje: qué llevar y qué dejar
Hay que diferenciar si nos vamos a un hotel o a casa de los abuelos, porque en el segundo caso siempre podemos disponer de todo lo necesario para el aseo, los juegos y para darle la comida. En el caso de los hoteles, conviene informarse sobre la disponibilidad de cunas o camas supletorias, de los precios estipulados, y también si tuviesen a disposición del cliente cualquier otro accesorio interesante.
Dependiendo de la edad del bebé nos plantearemos qué llevar, si la silla completa, o bien una silla de paseo plegable, que aparte de ocupar menos, nos hará el apaño perfectamente. El resto, la ropa y los útiles para cambiarlo, etc, ocupa mucho menos, pero podemos pensar en ir ligeros de pañales y demás (lo justo para el viaje), para comprarlos en el destino.
¿Hemos llegado ya?
Aunque el retoño no hable, está claro que en un momento u otro comenzará a sentirse inquieto porque, principalmente, se aburrirá. Depende siempre de la edad del bebé, de si se duerme tranquilamente o bien permanece atento a todo lo que pasa a su alrededor, y del entretenimiento que le proporcionemos. Cuando los bebés son muy pequeños, la silla del coche irá en sentido contrario a la marcha, así que la presencia de un adulto a su lado es necesaria para comprobar que está bien, e ir jugando o hablándole.
Sobre todo conviene tener paciencia, y si el niño es muy insistente con el "¿hemos llegado ya?", tratar de explicarnos con claridad, que nos entienda, pero que no perciba que estamos poniéndonos verdes de impaciencia. Al fin y al cabo, eso puede hacer que nos distraigamos al volante.
La colocación de la silla
Cualquier niño debe viajar en una sillita homologada y perfectamente colocada. Aparte de que es algo seguro y adaptado a su talla y peso, no hacerlo correctamente conlleva sanciones, así que por el bien de nuestros hijos conviene saber qué tipos de sillas para el coche existen, y para qué niños son adecuadas.
Cada silla trae consigo un manual de instrucciones que conviene tener presente a la hora de instalarla en el coche, porque puede que varíe la cosa en función de la marca. Si disponemos de isofix, la cosa es mucho más sencilla y ágil, además de perfectamente segura. Lo que no podemos hacer es descuidar, para nada, la fase de colocación del bebé, la correcta sujeción de los arneses, ni tampoco verificar que todo haya quedado correctamente.
Para colocar al bebé, lo mejor es aflojar primero los arneses, abrocharlos teniendo cuidado de que no quede ropa doblada debajo, y luego tensarlos y cerrarlos. Siempre, cada vez, ya que dependerá mucho de la ropa que lleve puesta y de cualquier otra circunstancia, y no queremos dejar holguras que luego nos den un susto. Eso sí, ¡el niño que pueda respirar bien!
¿Cuándo salimos?
La piedra filosofal de un viaje tranquilo es saber cuándo salimos exactamente. Es decir, si elegimos mal, probablemente el niño vaya incómodo, se aburra pronto o no se pueda dormir, por mucho sueño que tenga. Si salimos justo a la hora en la que suele quedarse "planchado", y conseguimos que concilie el sueño ya sentado en la sillita (o, para nota, si somos capaces de sentarlo sin que se despierte), tendremos unos buenos minutos ganados para ponernos en marcha.
Salir de noche con la idea de que duerman lo máximo posible parece tentador, pero con ello tenemos varias pegas: ¿y si no se duerme? ¿y si va despierto y, al no ver nada, se aburre y llora? ¿y si nos da el sueño a nosotros? Esto es una lotería, puede que salgamos a la hora que creemos que es la mejor y el viaje nos salga rana. Por eso, lo importante es tener dominado el itinerario, o bien porque lo conocemos, o bien porque nos hemos preparado y sabemos dónde es mejor parar para relajarnos todos.
Y lo más importante, para viajar con niños es imprescindible borrar de nuestras mentes el concepto de prisa. Cada niño es un mundo y lleva mejor o peor los viajes, así que lo que no debemos hacer es salir "tarde", pitando, o con la intención de hacer el viaje de un tirón, porque nos puede salir el tiro por la culata.
Fotos | sipuedo, rkimpeljr, meemal, Dan Harrelson
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