La electrificación del automóvil es el futuro que nos espera, una forma de reducir las emisiones contaminantes en un primer paso, eliminándolas por completo en una segunda evolución con la aplicación de los motores eléctricos. Así lo pretenden las administraciones y hacia ese futuro se dirigen los fabricantes, con grandes inversiones en I+D y lanzamiento de nuevos modelos con tecnología de motores eléctrica.
Sin embargo, todavía hay dudas al respecto. Aún hay usuarios que no tienen las cosas claras y no saben distinguir un vehículo híbrido de uno eléctrico. Así lo afirma el estudio “Españoles antes la Nueva Movilidad”, realizado por PONS Seguridad Vial y Luike. Según este estudio, cuatro de cada diez conductores no distinguen entre un automóvil de motor eléctrico y otro equipado con un grupo propulsor híbrido. Una situación que se da, generalmente, ante nuevas tecnologías de todo tipo aunque las diferencias sean 21.
Hibridación: coches con dos motores, uno de ellos eléctrico
Vamos a ir por partes, poco a poco y tratando cada tecnología por separado, con la intención de poder aclarar un poco más las diferencias entre los híbridos y los eléctricos. También comentaremos los motores alimentados por gas y la pila de combustible, así podremos ofrecer una imagen general sobre cómo está la situación actualmente y las opciones que se tienen en el mercado que, por suerte, abarca todos los gustos y necesidades de una forma como nunca había ocurrido.
Así, vamos a comenzar con la tecnología de hibridación, la más popular actualmente y una opción muy a tener en cuenta si nuestros recorridos mezclan muchos kilómetros por entornos urbanos y largas “cabalgadas” por carreteras. Básicamente, y dicho de forma extremadamente sencilla, la hibridación consiste en combinar dos motores diferentes, por lo general uno de combustión interna y otro eléctrico. Esto hace necesaria la instalación de unas baterías para alimentar al eléctrico y una serie de componentes adicionales necesarios para un sistema eléctrico de alta tensión.
Su funcionamiento, siguiendo la senda de las explicaciones sencillas, se basa en la combinación de ambas tecnologías según las necesidades y posibilidades. Para ello se necesita una compleja gestión electrónica que, en base a la información de los diferentes sensores y carga de las baterías, vaya combinando ambos motores o dando prioridad a uno de ellos en solitario. De esta forma, pueden funcionar los dos motores al mismo tiempo o por separado, indistintamente, aunque esto provoca que sean coches que sí tienen emisiones.
Dentro de la tecnología híbrida hay varios tipos: hibridación convencional, hibridación enchufable e hibridación suave o “mild hybrid”. La primera es la más común y conocida, la que emplea Toyota, Lexus y alguna otra compañía. Se compone de un motor de combustión, un motor eléctrico y unas baterías de capacidad media, las cuales se recargan durante la circulación. La segunda opción es una evolución de la primera y sólo cambian dos cosas: las baterías tienen mayor capacidad (y por tanto ofrecen más autonomía) y la recarga se puede realizar durante la marcha o conectando el coche a la red eléctrica.
Respecto a la hibridación suave o mild hybrid, es la última interpretación de esta tecnología y es la más sencilla de todas. Se basa en la adopción de un sistema eléctrico de 48 voltios (hay quien usa 24 voltios) y un pequeño motor/generador alimentado por unas baterías muy pequeñas. No puede circular con el motor eléctrico en solitario, el cual, tan sólo sirve para asistir al motor de combustión en momentos de grandes demandas de potencia, funciona como alternador y como motor de arranque, así como sistema de recuperación de energía para recargar las baterías.
Eléctrico: un motor muy pequeño, potente y sin emisiones
Resulta muy sencillo ver coches con grupo propulsor híbrido por las calles, es una tecnología que ha desbancado, o casi, al motor diésel y Toyota es la marca que más híbridos vende en el mundo. No en balde fueron los primeros y los que más han apostado por esa tecnología. Pero, por el contrario, los coches eléctricos se ven mucho menos aunque no se deberían pasar por alto en ningún momento ya que, algún día, serán mayoría.
Un coche eléctrico resulta muy sencillo de comprender, su propia denominación te lo explica. Se trata de un vehículo equipado con un motor eléctrico, lo que obliga también a contar con unas baterías de gran capacidad para garantizar una autonomía mínima. Se espera que sean el futuro de la movilidad, aunque todavía quedan cosas por pulir como la capacidad de las baterías o los tiempos de carga. El funcionamiento del motor eléctrico le otorga la característica de un desplazamiento en casi completo silencio (sigue habiendo ruidos, pero no del motor) y además, sin emisiones de escape. El motor eléctrico no consume combustible y por tanto, no requiere de expulsar los gases al exterior.
Para recargar sus baterías tan solo se requiere un enchufe, pero los tiempos para completar una carga difieren según el tipo de baterías, el propio enchufe, la potencia que ofrezca la instalación y la que sea capaz de soportar el sistema del coche o cuánta carga queremos. A día de hoy suelen ser tiempos elevados, aunque la evolución está logrando que sean cada vez menores.
Motores a gas: no son híbridos
Una de las tecnologías alternativas que más se han popularizado y que más tiempo lleva en el mercado, son los motores alimentados por gas. Descartando cosas como las instalaciones de butano, hay dos tipos de motores: alimentados por GLP (Gas Licuado de Petróleo) y GNC (Gas Natural Comprimido). Haya que aclarar que, aunque muchos fabricantes los denominan híbridos, no lo son. Son motores “bifuell”. Un híbrido tiene dos motores diferentes, un bifuell tiene un motor que funciona con dos combustibles.
Esa es una de las características más llamativas de estos motores, pueden funcionar con gasolina o con gas, indistintamente, pero nunca al mismo tiempo. Se pueden adquirir automóviles de fábrica con esta tecnología instalada o bien, montarla posteriormente aunque no todos los propulsores admiten la transformación. El gas es un combustible muy barato y con unas emisiones de CO2 muy bajas.
Pila de combustible: un futuro todavía lejano
La pila de combustible es otra de las tecnologías que se postulando como otra opción de futuro, aunque un futuro algo lejano todavía. Ya existen automóviles que usan pila de combustible, como el Toyota Mirai, que se matriculó por primera vez a finales de 2019, pero son muy pocos y sigue siendo cara, muy cara, aparte de no existir infraestructura que permita un uso como el que se hace de los coches convencionales.
Esta tecnología se basa en una célula que, mediante una reacción química, emplea hidrógeno para obtener electricidad que alimenta uno o varios motores eléctricos. Su repostaje es tan rápido como en uno de combustión y su autonomía muy cercana a estos, siendo superior a lo ofrecido actualmente por un vehículo eléctrico a baterías. No obstante, el almacenaje del hidrógeno es complicado y delicado, al igual que la obtención del mismo y queda mucho para que podamos disfrutar de coches con esta tecnología.
Imágenes | Toyota Global Newsroom; PXhere.com