El primer paso es diferenciar entre garantía legal y garantía comercial. Al ser los coches bienes de consumo, los fabricantes deben ofrecer por ley una garantía que define la responsabilidad que tienen de asumir las reparaciones que sean necesarias en el producto (el coche en este caso) derivadas de un defecto de fábrica, y durante un tiempo determinado. Ese tiempo es de dos años, como mínimo, y se subdivide en dos períodos: los primeros seis meses (el fabricante se hace cargo de cualquier avería dentro de los supuestos de defecto de fabricación), y el resto (el propietario debe demostrar que la avería "entra" en la garantía).
Garantía legal vs. Garantía comercial
La garantía comercial es la "extensión de la garantía" legal, es decir, se ofrece al comprador una garantía por más tiempo que puede ser diferente, de hecho, en cuanto a qué cubre y qué no. Esta extensión puede ser de muchas formas: más años de garantía, casi siempre, pero en general es la forma que tiene el vendedor de ofrecer un mejor servicio en sus productos. Por decirlo así, la garantía legal es la de mínimos, y la comercial es la que está pensada para que nos decantemos por la compra del producto.
Hay una cosa curiosa, al menos lo es si no lo sabías, que es lo que sucede cuando el vehículo está dentro del período de garantía, pero ha de efectuarse una reparación en el taller. En ese caso hay que diferenciar si la reparación la cubre la garantía, o no. En caso de que sí lo haga, el tiempo que esté el coche en el taller no computa a efectos de la duración de la garantía. Hablando más claro, si el coche está un mes parado en el taller, la garantía se prorroga ese mes. Si la reparación no está cubierta, no sirve el razonamiento.
Otra cosa curiosa de las garantías es hasta dónde ofrecen garantía extra las diferentes marcas. Lo legal es ofrecer dos años "de serie", y quizás a partir de algo opcional acceder a la extensión de la garantía. Esto se hace muchas veces para inducir en el comprador la sensación de que extendiendo la garantía van a estar mejor cubiertos. Luego está otra vertiente (y fábricas) que dan "de serie" tres años o 100.000 km, como por ejemplo Toyota, y están las marcas como Lexus, que ofrece una garantía comercial de cinco años o hasta 160.000 kilómetros recorridos.
En cada casa se hace de una forma, y existen fabricantes que se quedan en el mínimo, otros que dan algo más, otros que dan más por poco dinero extra, y otros que extienden extraordinariamente las garantías en el tiempo, pero hay que examinar los términos con lupa. Incluso se puede garantizar por un lado el vehículo, y por otro, normalmente por más tiempo, algunos componentes o piezas (por ejemplo en el caso de Toyota Prius, que garantiza ciertas partes por 100.000 km como garantía básica).
Y, ¿qué es lo que no entra (nunca) en la garantía?
Cualquier avería que no tenga que ver con un defecto de fabricación no entra en la garantía, así de sencillo. Por poner algunos ejemplos, una avería producto de la conducción temeraria (desde reventar una rueda contra un bordillo hasta ser declarado siniestro total por nuestro seguro), echar diésel en un gasolina o viceversa, cargar en exceso el coche (sobrepasando lo máximo permitido según el modelo), no pasar las revisiones periódicas que marca el fabricante... Todo eso significa que no cumplimos las reglas básicas y se nos anula la garantía.
Si somos víctimas de un desastre natural, si un corrimiento de tierras nos sepulta el coche, si le cae un rayo, si le cae un árbol encima o el viento lo arrastra al mar... la garantía no cubre nada, pero es porque en este caso hay un organismo oficial que, en teoría, se va a hacer cargo de la reparación o de la indemnización que corresponda. Es decir, ahí poco podemos hacer.
Tampoco estaremos cubiertos si tuneamos el coche, si instalamos elementos no homologados, un sistema de sonido no original, y ese tipo de cosas que a veces hacemos sin darle mayor importancia. Hay veces que no se cubre con la garantía, simplemente, lo que pretendemos que se cubra, y otras veces se cancela cualquier garantía automáticamente, como por ejemplo si amañamos el cuentakilómetros.
En la línea de la conducción temeraria, aunque evidentemente no es lo mismo, inscribir nuestro coche en una competición deportiva, o en un track day, significa renunciar a la garantía que tengamos porque estamos, por decirlo así, tentando a la suerte. Depende de cada fabricante, evidentemente, pero casi todos firmarán lo mismo.
La realidad es que una garantía dista mucho de ser un seguro del coche, es decir, la garantía nos protege ante un fallo del producto del que no somos responsables, mientras que si queremos otro tipo de coberturas, lo normal es suscribir una póliza de seguro (aparte del obligatorio, claro). Pero me imagino que no era necesario aclarar la diferencia entre garantía y seguro, ¿verdad?