Llevan ya unos cuantos meses dando vueltas por Estados Unidos. Son los vehículos de Google, la apuesta del gigante de internet por la llamada conducción autónoma, esa en la que el vehículo se conduce a sí mismo teniendo en cuenta las múltiples variables del entorno. Y en broma, en broma, desde octubre de 2010, cuando el New York Times se dio cuenta de su existencia, los coches de Google han recorrido centenares de miles de kilómetros por las calles y carreteras de California y Nevada.
Que los ingenieros de Google son unos genios haciendo su trabajo seguramente nadie lo pone en duda. Otra cosa es si esto del coche autónomo irá a alguna parte con el paso de los años, pero la tecnología está ya lo suficientemente avanzada como para tomarse el asunto en serio. Los resultados obtenidos nos indican que podemos ir saltándonos ya la parte de la incredulidad y pasar a la acción, aunque sea como meros espectadores de una conducción que le pertenecerá a las máquinas.
Antecedentes de la conducción autónoma
De hecho, el sueño del coche que se conduce a sí mismo se remonta a la Feria Mundial celebrada en Nueva York entre 1939 y 1940, cuando dentro de la sección Futurama (donde se exponía una recreación de cómo sería el mundo del futuro a 20 años vista) se muestra una exhibición de coches eléctricos alimentados por un circuito integrado en la calzada y dirigidos por radiocontrol.
Después de esta experiencia un tanto peculiar, el coche completamente automatizado queda relegado a un segundo plano, se investiga a finales de los 70 en Japón y continúa siendo un tema arrinconado hasta mediados de los años 80, cuando tanto Europa como Estados Unidos reinician la investigación en este campo con sendos proyectos: el Eureka Prometeo en el viejo continente, y el militar DARPA en América, que promociona estos avances con una serie de insólitas carreras con coches autónomos: las DARPA Grand Challenge.
Precisamente del proyecto DARPA y de su carreras de 2005 y 2007 sobresale un ingeniero alemán llamado Sebastian Thrun. Ese mismo año 2007 Thrun participa en la fundación del servicio Google Street View y más tarde pasa a liderar el proyecto del coche autónomo de la empresa del buscador.
Futuro de la conducción autónoma
Hacia dónde va el futuro de la conducción autónoma es algo que no se puede predecir con exactitud. Siempre se ha puesto el vehículo autónomo como un ejemplo de seguridad y comodidad por cuanto se elimina el factor humano del conductor y su gran responsabilidad en la siniestralidad vial. Sin embargo, a día de hoy parece algo extraño hablar de coches movidos por ordenador ya que la complejidad y la variabilidad del tráfico requieren de un ágil y complejo análisis en todo momento.
Con las tecnologías car2x y con las investigaciones de Google en el campo de la inteligencia artificial se puede llegar a parchear ese análisis del entorno, pero la base de datos del vehículo tiene que ser tan enorme como el bagaje del mejor de los conductores.
¿Será factible? El tiempo lo dirá. De momento, se están sentando unas sólidas bases para que en el futuro coger el coche y plantarse en un sitio sea exactamente eso: coger el coche... y plantarse en un sitio. El resto será cosa de la máquina.