Si contásemos las veces que pisamos el freno en un desplazamiento, por muy corto que este sea, nos sorprenderíamos de todas las ocasiones que tenemos que detener nuestro coche en un espacio y en un tiempo determinado para no acabar chocando.
Sin darnos cuenta, cuando frenamos elegimos el mejor momento y una fuerza —más o menos fuerte— para pisar el pedal. Todo lo hemos hecho contando con una cantidad de factores que no seríamos capaces de enumerarlos en el breve momento en que nuestro coche se detiene.
Pero, ¿qué factores influyen en que una frenada acabe en éxito?
El contacto con el suelo
Es obvio, pero no puede ser otro el punto de partida, si la rueda no toca el suelo difícilmente podremos detener el vehículo. El elemento que facilita esto es la suspensión que cuando hablamos de seguridad, aparte de mantener la estabilidad del coche, hace que las ruedas ejerzan presión sobre el suelo y que gracias a los amortiguadores las oscilaciones sean lo más suaves y progresivas posibles.
La influencia del estado de los amortiguadores en la distancia de frenada está más que demostrada, así se muestra en un estudio de GESAFA (Gabinete de Estudios para la Seguridad del Automóvil de los Fabricantes de Amortiguadores) en el que se realizaron pruebas sobre un vehículo con 65.000 km.
En las pruebas realizadas sobre asfalto liso y a una velocidad de 100 km/h cuando se accionaba el freno se recorrían 42,1 metros hasta que el coche se detenía. Cuando el vehículo montaba amortiguadores nuevos lo hacía en 40,55 metros, es decir un metro y medio menos.
Sobre asfalto rugoso, tanto la distancia de frenada como la diferencia en la distancia recorrida entre el coche con amortiguadores nuevos y el que montaba usados, eran mayores. Con los amortiguadores nuevos se frenaba en 44,2 metros y con los usados 46,7 metros.
Ahora bien, el mejor sistema de suspensión nunca será del todo efectivo si nuestras ruedas están deshinchadas, sin presión o sencillamente en mal estado.
La adherencia
En este apartado entran en juego dos elementos fundamentales, por una parte el neumático, y por la otra el estado del firme.
La calidad del neumático es fundamental, al igual que su mantenimiento y cuidado. Además hay un aspecto que va a influir en la estabilidad y en la distancia de frenada debido a que también influye en la superficie de contacto de la rueda con el suelo, se trata de la presión de inflado.
La razón es sencilla, un neumático con una presión baja va a suponer que la parte del mismo que está en contacto con el suelo sean sus bordes. Cuando los neumáticos ruedan a baja presión se desgastan los extremos, por lo tanto no todo el neumático pisa el suelo de forma homogénea.
El caso contrario ocurre cuando las ruedas están demasiado infladas, la parte que principalmente va a tener contacto con el suelo va a ser el centro de la banda de rodadura y no el resto.
El firme y su estado juegan, podríamos decir, el otro 50% cuando hablamos de adherencia. El firme proporciona la superficie de rodadura segura, cómoda y de características permanentes de tal forma que permita asegurar la interacción de la rueda con el pavimento.
El pavimento, —la parte que realmente pisa la rueda y que es la parte superficial del firme— asegura que la circulación sea rápida, segura, fluida, confortable y respetuosa con el medio ambiente.
Ahora bien, el pavimento no siempre se encuentra en condiciones perfectas, la suciedad, la grasa y la humedad hacen que a veces se vuelva deslizante y no proporcione el agarre adecuado. En ese momento es cuando el conductor debe adaptar su conducción a las nuevas circunstancias de la vía, ya que la distancia de frenado aumenta en estos casos.
La masa a detener en cada velocidad
La carga que transportamos influye, y de qué manera, en la distancia que se tarda en parar un coche. Se trata de una mera cuestión de física. Todo cuerpo tiene una masa, la masa en movimiento tiene una energía que es proporcional también a la velocidad. ¿Os acordáis de la fórmula de la Energía Cinética?
Es decir, necesitaremos más energía de los frenos —que no es infinita— para detener el vehículo. Por cierto, no está de más echar de vez en cuando un vistazo al maletero y limpiar de todas aquellas cosas que llevamos siempre en el coche, y que lo único que suponen es más peso a mover, y más fuerza para frenar. Además, más peso supone más combustible despilfarrado.
A la hora de realizar viajes largos, evita sobrecargar el coche, además de los pasajeros —normalmente imprescindibles— hay muchos trastos que se pueden quedar en casa. Por otra parte, como hemos visto en la fórmula, la velocidad incrementa la energía de forma exponencial. Se trata de una magnitud directamente relacionada con la distancia de frenada. El mismo coche y asfalto en las mismas condiciones, en función de su velocidad va a recorrer una distancia completamente diferente.
El tiempo de ejecución
No podemos dejar pasar la parte humana. La distancia de frenada es la suma de la distancia que el conductor tarda en reaccionar, es decir hasta que se da cuenta que tiene que pisar el freno, sumada a la distancia que recorre cuando ya lo ha pisado hasta que el coche se detiene.
El estado del conductor influye en este primer momento. Por ejemplo, un conductor bajo los efectos del alcohol puede tardar más tiempo en reaccionar, aunque también en la fase de ejecución ya que sus movimientos y reflejos serán peores.
Hablamos de segundos, pero segundos en los que se pueden llegar a recorrer 33 metros si circulamos a 120 km / h, aquí es cuando bien podemos hacer referencia al título de nuestro artículo: ¡frena a tiempo!
Ayudas en la frenada
Además del sistema ABS, que permite el control del vehículo al no bloquear las ruedas y que sigan girando para permitir que el conductor se pueda hacer con la dirección, todos los sistemas que han venido después trabajan bajo el mismo principio: el sistema ESP, o Sistema de Control de Estabilidad. Este actúa frenando las ruedas necesarias en cada momento para mantener la estabilidad del coche.
Pero la tecnología ha avanzado en sistemas exclusivos de ayuda a la detención del coche, Toyota dispone de dos sistemas que ayudan al conductor en las frenadas de emergencia: el BA, o asistente a la frenada de emergencia, y el EBS, que es un avisador de frenada de emergencia.
El Asistente de frenada funciona en combinación con otros sistemas como el ABS y el ESP. Este sistema interpreta cuando el conductor quiere realizar una frenada de emergencia, esto lo hace porque detecta lo “rápido” que levantamos el pie del acelerador y “lo fuerte” que pisamos el pedal del freno.
Cuando se detecta esto, el sistema actúa aumentando la presión que se ejerce en el pedal.
Podemos evitar causar un alcance, pero ¿y los que vienen detrás? Para ello existe el EBS, este sistema se anticipa a la situación de frenada continua haciendo parpadear las luces de freno con anterioridad y captando la atención del vehículo que nos sigue para que tenga tiempo de actuar para evitar un choque por alcance.
Los accidentes por “no pararse a tiempo” son los más numerosos. Por una parte la atención del conductor y por otra todos los elementos de seguridad y asistencia tanto en vehículo como en la vía, resultan piezas clave para evitarlos.
Imágenes | Istock, Agustín Galdón