Hace unos años, explicábamos en este artículo que las personas podemos llegar a sentir verdadero afecto por nuestros coches, al crear con ellos una relación de compañerismo, un vínculo muy poderoso, en algunos de los mejores momentos de nuestra vida.
Los automóviles son poderosos símbolos culturales, que marcan indefectiblemente a cada generación y que, por tanto, están sujetos a modas y tendencias. Ya hemos visto cómo su diseño puede estar influido por los cómics, las corrientes urbanas e incluso la alta costura del momento. Esto implica que también pueda verse condicionado por las modas retro y vintage, planteando una curiosa paradoja: que una industria que mira constantemente hacia el futuro también tenga que echar un vistazo al pasado de vez en cuando.
Estética retro y moda vintage como respuesta a nuestra nostalgia
Dicen los expertos que “las modas son cíclicas”. Por supuesto, nuestra sociedad está avanzando a pasos agigantados, tanto en tecnología como en recursos sanitarios o derechos sociales. Sin embargo, cuando hablamos de formas de expresión culturales o sociales (como la ropa, la música o el cine) las nuevas tendencias son realmente reinterpretaciones de viejas modas.
Echamos la vista atrás desde nuestro prisma del siglo XXI como si quisiéramos revivir los días pasados (eso sí, solo los buenos). Solo así se explica que el chándal haya vuelto con fuerza, decoremos nuestra casa con falsas baldosas hidráulicas o que el remake de 'Top Gun' sea la peli más taquillera de Tom Cruise.
Ya lo vimos en este artículo sobre el abrupto retorno de los años 90, aunque los motivos por los que se produce son comunes al revival de todas las épocas pasadas. La nostalgia que sentimos por nuestros años de infancia y juventud (libres de toda responsabilidad adulta y decididamente más felices) nos lleva a poseer objetos antiguos, visitar lugares de nuestro pasado o escuchar música de aquel entonces.
Es un fenómeno que va más allá del recuerdo y la memoria, pues también empuja a los más jóvenes (centennials y nativos digitales) a tratar de emular una época que realmente nunca vivieron, pero que vislumbran en las palabras de sus mayores.
Las diferentes industrias conocen todo esto y tratan de responder al deseo de su público ofreciendo productos que evoquen esos sentimientos. Aquí tenemos que diferenciar entre dos conceptos. Por un lado, el de Producto Retro, con estética antigua pero fabricado de forma completamente moderna, con materiales actuales y conservando las propiedades propias de hoy en día. Por otro, el de Producto Vintage, aquel genuinamente antiguo que conserva (para bien o para mal) las características propias de su época.
Mientras que la estética retro es una respuesta de la industria a la nostalgia del público, la moda vintage proporciona un valor añadido a objetos que en circunstancias normales ya habrían sido desechados.
La automoción no se escapa de las modas retro
Por supuesto, este fenómeno también se ve reflejado en el sector de la automoción. Todos conocemos las versiones modernas de clásicos como el Mini, el Escarabajo o el Fiat 500, que tratan de replicar la estética de los originales aunque la conducción tenga poco o nada que ver.
Se trata de un truco de marketing en el que Toyota trata de no caer. Por ejemplo, el Toyota GR Supra busca devolvernos la emocionalidad y deportividad de las anteriores generaciones, pero con una estética moderna e incluso rompedora. El fabricante japonés sí gusta de satisfacer nuestra nostalgia con modelos especiales o ediciones limitadas, como el Toyota Land Cruiser 70th Anniversary Edition, el Toyota GT86 Initial D o el espectacular Toyota Origin.
De forma paralela se ha desarrollado un enorme mercado en torno a los coches clásicos. Actividades como el coleccionismo, la automobilia o la restauración mueven millones de euros cada año, impulsadas por una mezcla de fascinación y orgullo al hacer funcionar una máquina con una antigüedad de medio siglo o más.
Dentro de estas corrientes encontramos la denominada Restomod (aquí algunos ejemplos). Básicamente, consiste en restaurar un vehículo realizando modificaciones, eso sí, con un importante matiz: la renovación debe ser con materiales o componentes modernos.
Si el objetivo de una restauración es devolver el coche a su estado original (con todo lo bueno y lo malo), la del Restomod es la de mejorar una o varias de sus prestaciones: reducir su consumo, aumentar la potencia, incorporar sistemas de seguridad o multimedia… Todo ello, por supuesto, conservando su aspecto original. Un restomod muy de moda últimamente es convertir en eléctricos antiguos vehículos de combustión, lo que les concede una segunda vida a la par que contribuye a una movilidad más sostenible.
Renovar coches usados, pero llevándolos al pasado
En esta línea, desde la empresa japonesa Flex nos llega una interesante propuesta para renovar nuestros Toyota más antiguos. No se trata estrictamente de Restomod, aunque se sustenta en el mismo principio (el amor por lo vintage) y aporta soluciones modernas que renuevan sus prestaciones. Más bien se trata de un “Retro-Restomod”, pues realizan cambios en los vehículos para darles una estética más retro aún. ¿Cómo? Se entiende mejor si lo vemos con ejemplos.
Flex opera a través de más de 50 concesionarios que siguen un curioso método de trabajo: cada uno de ellos se especializa en un un único modelo de Toyota. Abundan sobre todo los que trabajan con determinadas generaciones del Toyota Land Cruiser y de la furgoneta Toyota Hiace. No obstante, también podemos encontrar modelos más típicos de Japón, como la furgoneta comercial Toyota Probox o la van Toyota Town Ace. De todos ellos realizan compra-venta de segunda mano, los adaptan para diferentes usos y les dan un renovado aspecto exterior.
Con todo, su servicio estrella es Renoca by Flex, que lleva a cabo estas variaciones para dar al vehículo una apariencia retro espectacular. No se trata de conseguir una réplica exacta del antiguo modelo, sino de darle un refrescante estilo inspirado en las generaciones más populares del vehículo.
Basta con echar un vistazo a su perfil en Instagram para hacerse una idea de su magnífico trabajo. Cada conjunto de modificaciones, realizadas siempre con piezas originales de Toyota, tiene un nombre concreto, aunque también podemos efectuar nuestra propia personalización con un simulador muy divertido.
IG
Hasta ahora Flex operaba únicamente en Japón, pero recientemente han abierto el primer concesionario en el extranjero en la ciudad de San Diego (California). Trabajarán principalmente dos modificaciones del todoterreno estrella del fabricante japonés: Toyota Land Cruiser 106, que adapta la serie 100 de 1999 a la serie 60 de 1980, y Toyota Land Cruiser Wonder, que también le aporta ese aspecto tan ochentero a la serie 80 de 1990. Y habrá más dentro de poco, ya que el concesionario californiano está trabajando en un pack para la Toyota Tacoma, tan icónica en los Estados Unidos.
Si todo va bien en el centro californiano, todo hace pensar que podemos soñar con uno en Europa muy pronto. En el Viejo Continente (España incluida) también hemos demostrado ser de los que aman “los coches del pasado”, por lo que recibiremos con los brazos abiertos los servicios de Flex.
El propósito de la compañía siempre ha sido ir más allá de renovar el aspecto de viejos autos, ya que sus modificaciones incluyen elementos y sistemas de última generación. Supone todo un ejercicio de reacondicionamiento que prolonga aún más la vida de vehículos ya de por sí duraderos y pone su granito de arena a la economía circular.
Imágenes | Toyota, Unsplash/Becca McHaffie, Renoca by Flex, Instagram/Renoca