Ha pasado ya una década desde que Toyota hiciera pública su intención de revolucionar el transporte individual de personas al presentar en 2003 el Personal Mobility. Durante los primeros años del nuevo siglo el fabricante japonés desarrolló poco a poco su producto introduciendo pequeños y grandes cambios a medida que la tecnología lo permitía y la sociedad se abría a nuevos conceptos. Hoy, con la tecnología híbrida totalmente asentada en el mercado y las carreteras, Toyota se atreve a producir y hacer realidad su apuesta eléctrica en forma de Toyota i-Road.
Hace tan sólo unas semanas periodistas llegados de todas partes del mundo llegaron a Tokyo para asistir a una primera prueba del i-Road tras haberlo presentado ya en el Salón de Ginebra. Aparcado en en el parking de una de las principales plataformas de carsharing, como es Ha:mo, esperaba para ser puesto a prueba en un pequeño circuito cerrado. Ahora, con el futuro delante, te contamos algunos de los detalles que caracterizan este vehículo de movilidad personal.
Útil, sencillo y fácil de usar
Los ingenieros encargados del proyecto se han centrado en simplificar el vehículo y hacerlo todo lo sencillo posible. Sus tres puntos de apoyo dotan al i-Road de la estabilidad de un turismo sin renunciar a la agilidad que presentaría un scooter tradicional. El tren delantero proporciona el agarre necesario al conjunto para la conducción sobre superficies deslizantes o frenadas de emergencia. En otras palabras, no hay posibilidad de caída como en las motocicletas.
El conductor entra por cualquiera de las puertas a la cabina como si se tratara de un coche y con sólo pulsar el botón D estará listo para avanzar. Dentro de la cabina nos encontramos espacio suficiente para dos adultos aunque es ideal para transportar a un niño o la carga que llevemos con nosotros. Dentro estamos a salvo de las inclemencias del tiempo, una de las más terribles pesadillas a la que se enfrentan los usuarios de las dos ruedas.
Tecnología Active Lean: ágil y con las prestaciones suficientes
Sin miedo al invierno o a la lluvia, los dos motores eléctricos de 2 kW frontales empujan con suavidad y sin problemas hasta los 45km/h calculando una autonomía de entre 40 y 50km para uso el "stop&go" urbano. A medida que la velocidad aumenta e imprimimos un mayor grado de giro, el vehículo calculará por si mismo el grado de inclinación necesario para tomar el ángulo con perfectas garantías y seguridad. Si frenamos durante la toma de una curva, por ejemplo, el i-Road tenderá a quedarse cada vez más vertical a medida que desciende la velocidad.
A este sistema Toyota lo ha bautizado Active Lean y es la tecnología que hace posible todo el proyecto. Él es el encargado de todos estos cálculos y de ponerlos en práctica a través de los engranajes dispuestos sobre la horquilla delantera. ¿Dónde están los límites de giro e inclinación? Si encaramos una curva a 45km/h e intentamos girar al máximo, es decir, un radio de unos 30º, el i-Road se tumbará hasta llegar a una inclinación 26.5º.
Si a todo esto sumamos un peso de tan sólo 300kg y sus dimensiones (2350mm de largo, 850mm de ancho y 1445mm de alto) nos queda un vehículo simplemente perfecto para moverse por la ciudad de forma rápida, cómoda y limpia.
¿Dónde lo veremos primero?
El Toyota i-Road se unirá a la flota de vehículos y bicicletas eléctricas de la plataforma de carsharing Harmonious Mobility (Ha:Mo) que Toyota ha puesto en marcha en colaboración con Yamaha. Durante el próximo año la Ha:Mo vivirá una intensa expansión por territorio japonés abriéndose a mil usuarios y ofreciendo casi 20 estaciones de recarga. Aparte de en el proyecto nipón, el i-Road estará presente también cuando el próximo año Grenoble (Francia) acoja una estructura muy similar que contará con una veintena de estaciones de movilidad y 70 vehículos.
En acción en Tokyo
Vídeo | Youtube Fotos | Toyota, CarAdvice