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El coche del futuro podrá saber tu estado de ánimo y reaccionar en consecuencia

Los avances en tecnología dedicada a mejorar la seguridad en la conducción son cada día más espectaculares, y para muestra un botón: en un futuro cercano, los coches podrán interpretar las emociones que sentimos vía reconocimiento facial y tomar las medidas oportunas para prevenir accidentes, o en el caso de que sean inevitables, minimizar las consecuencias del impacto. Poco a poco los coches serán capaces de protegernos activamente en la carretera, como haría KITT en la ficción.

El sistema, que desarrolla Toyota, estará preparado para reconocer los diferentes estados de ánimo por los que puede pasar el conductor: triste, alegre, enfadado o neutro. Según ese estado, la reacción ante estímulos externos se calibrará para actuar de forma más o menos anticipada y puede avisar de los peligros con diferentes grados de alerta. Con esto se quiere evitar que conductores tristes o enfadados sean incapaces de evitar una colisión o un accidente al estar menos atentos a lo que pase fuera del coche.

Reconocimiento facial para proteger a los ocupantes del vehículo

Una cámara enfocada al conductor proporciona la imagen sobre la que interpretar hasta 238 puntos claves para determinar el estado de ánimo. La densidad de los puntos de medición y la frecuencia de análisis son capaces de estimar cómo se encuentra el conductor aunque lleve puestas unas gafas de sol o se haya dejado barba.

El problema de un conductor que no presta atención suficiente a la carretera es obvio: en situaciones de estrés, en casos de inseguridad ante una toma de decisiones que debe ser ágil y eficaz, si se está atrapado en un estado de ánimo que puede ser depresión o simple tristeza, desánimo... encontrarse de bruces con una escena que requiere de la mente clara y en perfectas condiciones puede llevar fácilmente a una colisión por alcance, a un incidente con un peatón o, en algunos casos, a reacciones violentas al volante.

Ante todos esos indicios, que nosotros como personas podemos detectar simplemente examinando la expresión de una persona, es útil tomar medidas preventivas. En el caso del sistema que se está probando en fase de prototipo, esas medidas preventivas podrían, por ejemplo, activar los sistemas de pre-colisión, como poner en marcha alarmas, indicadores luminosos o cualquiera de los sistemas de alerta (cuando la colisión aún se puede evitar) o de contramedidas (cuando la colisión tiene alta probabilidad de producirse).

Estos sistemas de pre-colisión pueden actuar en varias fases:

  • Cuando se detecta un obstáculo y se calcula una alta probabilidad de colisión, se emite un zumbido de alerta para avisar al conductor y en un momento dado se incrementa la potencia de frenado disponible para maximizar las posibilidades de evitar la colisión.
  • Si pasa un determinado umbral y la colisión va tendiendo a ser inevitable, se activa el freno para intentar minimizar la violencia del impacto, además de tensar el cinturón de seguridad. Un cinturón de seguridad más ajustado es capaz de absorber más energía en caso de impacto violento, no hay más que ver ejemplos como los arneses de cinco puntos de los coches de competición.

Proporcionar un ambiente tranquilo o reaccionar ante el estado de ánimo

Podemos decir que hay dos tendencias divergentes si nos fijamos en el estado de ánimo del conductor: una es la de proporcionar un ambiente amigable en el habitáculo, de forma que haya menos ruido en el interior, un entorno que conecte con el conductor y toda una serie de acciones sensoriales dirigidas a mantener el "buen rollo" interior. Y la otra tendencia es la de reconocer la evidencia y actuar sobre los diferentes sistemas integrados con el fin de neutralizar las potenciales situaciones de peligro.

En la conducción es fundamental estar en posesión de todas las facultades mentales. Si vamos al centro comercial, si vamos al trabajo o si nos enfrentamos a un viaje largo, estar fresco y descansado, de buen humor, alerta, es fundamental. El primer punto de detección y reacción somos nosotros mismos. Si nosotros somos incapaces de dar las respuestas adecuadas, entonces tecnologías como la de reconocimiento facial y los sistemas de pre-colisión trabajarán juntos para garantizar nuestra seguridad dentro de parámetros razonables.

Toca esperar un poco para que esté terminado el desarrollo, según Jonas Ambeck (el senior manager de Tecnología Avanzada de Toyota) la fase inicial puede terminar en dos o tres años, y en un plazo de aproximadamente seis años podríamos tener versiones comerciales instaladas en una próxima generación de Toyota. Como reflexión final decir que aún cuando estos sistemas vengan de serie en nuestro coche, la responsabilidad última siempre es nuestra, de los conductores. Esto es algo que no cambia por muchos avances tecnológicos que podamos disfrutar en el futuro.

Vía | Whatcar Foto | anieto2k

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