El exceso de confianza puede hacernos circular a la misma velocidad cuando cae una tromba de agua, o manipular el smartphone en marcha, dos actitudes que pueden terminar muy, pero que muy mal. Puede que nos sintamos muy confiados porque tenemos muchos kilómetros de experiencia, o veinte años de carnet, pero hay una serie de actitudes o síntomas de que es necesario un poco de autocrítica en nuestra forma de conducir.
¿Miras los espejos con regularidad?
El uso de los espejos retrovisores es muy importante, y adquiere mayor relevancia en autovía o autopista, donde no hay tanta, digamos, "acción" como en ciudad. En entorno urbano seguro que vemos más frecuentemente por los espejos, porque hay más tráfico y sabemos que si cambiamos de carril podemos encerrar a alguien, pero en autovía se suele relajar uno, y solo mirar los espejos cuando nos disponemos a adelantar.
A veces, ni eso, y ahí es cuando viene el peligro. En autovía debemos tener claro, igual que en la ciudad, qué ocurre en todo momento delante, detrás y a nuestros lados. Puede que comprobemos constantemente los espejos y no veamos nada, pero también es probable que la próxima vez que los veamos nos encontremos con un coche que no estaba ahí hace un momento, que nos pilla desprevenidos. Y sobre todo, es muy importante que recordemos el "protocolo" de adelantamiento: mirar, indicar, realizar maniobra.
¿Atacas las rotondas?
Un indicador de que no somos seguros al volante es la impaciencia y las maniobras ajustadas. Y una de las más frecuentes se ve en las rotondas. Puede ser que nos lanzamos al galope para entrar en ellas (porque sabemos que dentro somos "intocables"), o que circulemos erráticos por ella, indicando mal, cambiando bruscamente de carril, bloqueando otros coches,... o que salgamos mal, directamente. La circulación en rotondas es compleja relativamente, pero observando a los conductores podemos detectar a los impacientes, que suelen ser más propensos a tener algún susto.
Si circulas por el carril izquierdo...
En autovía es muy frecuente ver conductores de carril izquierdo, que son los que se instalan cómodamente en él, con el control de velocidad conectado, y durante kilómetros están allí, adelantando porque toca y, en muchos casos, molestando al resto de conductores. Esta actitud de amo de la carretera es un claro indicador de que nos estamos pasando con la confianza que tenemos al volante. El carril izquierdo solo sirve para adelantar, y es obligatorio circular lo más a la derecha posible: si ya has olvidado eso de la autoescuela, autocrítica y a ponerse al día.
No anticipamos las maniobras lo suficiente en autovía... o donde sea
El respeto por los demás conductores es fundamental, y anticipar las maniobras es un acto que nos protege, y a la vez es respetuoso con los demás. Conducir seguro es saber qué está pasando, pero también qué va a pasar en la carretera (ciudad, autovía, comarcal...) en todo momento. Si conducimos teniendo en cuenta solo lo que pasa delante de nuestras narices, no estaremos obteniendo ventaja alguna y seremos más bruscos a los ojos de los demás.
Creemos que el intermitente nos da la prioridad
Este punto está muy relacionado con el anterior. Las cosas claras: el intermitente no otorga prioridad. Es una declaración de intenciones, un indicador de lo que pretendemos hacer. No podemos iniciar una maniobra y poner el intermitente porque sencillamente no es un aviso para los conductores en plan "ojo, que ya estoy en ello". Es, más bien, un "quiero cambiar de carril, aviso para que los demás lo tengan en cuenta y me faciliten la maniobra en lo posible". Y por cierto, el intermitente que activa otro conductor tampoco es una señal en clave para que procuremos adelantarlo inmediatamente: es mejor dejarles hacer la maniobra dentro de lo posible, seamos civilizados.
¿Cómo entras o sales de la autovía?
Salir in extremis de una autovía; amagar con salir, pero darnos cuenta de que nos hemos equivocado y reincorporarse pisando cebreado; salir del carril de aceleración a paso de tortuga solo porque parece que hay hueco... Todos esos síntomas indican que no nos tomamos del todo en serio la seguridad propia... y la de los demás. El momento de entrar o salir de una autovía debería ser fluido y en una sola maniobra.
A veces, por equivocación, creemos que debemos salir por aquí, pero es que era la siguiente, así que deshacemos la maniobra. Entrar en la autovía a baja velocidad es peligroso aunque haya hueco, porque puede que la recuperación del coche no sea suficiente y aquél que iba tan atrás, ahora nos alcanzó. Sea como sea, trata de salir y entrar con normalidad, sin entorpecer a nadie y en una sola maniobra.
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Fotos | José Mesa, Lali Masriera