Desde hace ya casi cuatro años, los neumáticos están obligados a incorporar una etiqueta con información sobre su comportamiento. Esta normativa entró en vigor con el fin de que los consumidores, aunque no tuvieran conocimientos técnicos, pudieran escoger qué neumático montar en su coche en función de sus preferencias, pudiendo comparar de forma fácil y sencilla entre varios modelos.
Dicho lo anterior, queda claro que el etiquetado de neumáticos obligatorio es un avance y una ventaja importante para todos. Con esta etiqueta nadie nos podrá engañar diciéndonos, por ejemplo, que este neumático tan baratito agarra más que el velcro y es de lo más cómodo del mercado.
¿Qué informaciones se representan en la etiqueta?
La etiqueta que debe traer un neumático nuevo es muy sencilla de interpretar. Como decíamos, no hacen falta conocimientos de mecánica ni de diseño de neumáticos, simplemente, un poco de lógica. Además, salvando las distancias, es similar a la de ciertos electrodomésticos en la que nos muestran su eficiencia en materia de consumo de energía.
Eficiencia energética
En primer lugar, vemos la clasificación de eficiencia energética. Viene representada con un símbolo de un neumático y un surtidor de combustible. La eficiencia energética viene dada por la resistencia a la rodadura del neumático en cuestión. A mayor resistencia, menor eficiencia y más gasto de combustible. Sencillo, ¿verdad?
Justo debajo del símbolo vemos una serie de letras que van ordenadas desde la A a la G y también una serie de colores que van de verde a rojo pasando por amarillo. Una flecha con fondo negro y una letra dentro de la misma nos indica qué calificación obtiene este neumático en cuanto a eficiencia de combustible.
Cuanto más próximo esté de la letra A, menos costará a nuestro coche mover las ruedas y, por tanto, menor será el consumo de combustible y las emisiones contaminantes. En el caso de la eficiencia en rodadura, ni la letra D ni la G se utiliza en turismos (la G desde noviembre de 2014).
Según el RACE, la diferencia de consumo entre un coche con cuatro neumáticos con calificación A y otro con la peor calificación posible, la letra F, puede ser de hasta el 7,5 %. Esto supone que, si la vida útil del neumático es de 50.000 kilómetros, el consumo medio de nuestro coche es de 6 litros y el coste del combustible es de 1,2 euros/litro, pasaríamos de gastar 3.600 euros en combustible a gastar 3.870 euros durante la vida del neumático. Es decir, los neumáticos menos eficientes nos saldrían 270 euros más caros si nuestro coche no es muy “gastón”.
Agarre en mojado
A la derecha de la información sobre la eficiencia energética del neumático, nos encontramos representado el agarre del mismo en condiciones de mojado. Igualmente, es muy sencillo de interpretar y la representación es prácticamente idéntica, salvo el icono que se sustituye por una nube con precipitaciones. La escala de agarre en mojado también se muestra desde la letra A a la G aunque igualmente, para los turismos, las letras D y G no se utilizan.
Para determinar la calidad de agarre de un neumático en mojado se realiza una prueba de frenada, como es lógico, sobre asfalto mojado. Un turismo circula a 80 km/h en estas condiciones y frena a fondo. Dependiendo de los metros recorridos durante la frenada, así será la calificación otorgada al mismo.
La diferencia entre un coche con las cuatro gomas de la clase A al mismo coche calzado con ruedas de clase G puede ser de 18 metros. Ahora imagínate que circulas a 80 km/h y delante de ti encuentras un imprevisto que te obliga a detenerte. Esos 18 metros de margen pueden ser vitales y suponer la diferencia de simplemente continuar la marcha con un buen susto o, como mínimo, quedarte un rato rellenando el parte del seguro, llamando a la grúa y pensando en si arreglas el coche o lo llevas al desguace.
Nivel de ruido de rodadura
La tercera y última información que nos proporciona el etiquetado de neumáticos es el nivel de ruido que producen cuando el vehículo se encuentra en circulación. Esta vez no se representa su comportamiento con una clasificación de la A a la G, sino con el número de ondas que salen desde un altavoz y los decibelios que emite. A más ondas, mayor nivel de ruido.
Puede que de primeras no parezca algo importante, pero el ruido de rodadura reduce el confort en el interior, tanto para el conductor para los ocupantes, lo que aumenta la fatiga y el cansancio. Además, te recordamos que el ruido es contaminación, contaminación acústica se denomina. Es el dato de menor importancia de los tres, es cierto, mejor conseguir un mayor agarre en mojado que un menor nivel de ruido, pero no te recomendaría vivir en una ciudad donde todos los coches utilicen neumáticos con tres ondas en su etiquetado.
La diferencia de ruido exterior entre una rueda calificada con una sola onda y otra con tres ondas es de hasta cuatro veces mayor nivel de ruido en el caso de la peor calificación. Para medir los decibelios se utiliza una tabla de logaritmos, por lo que la diferencia de ruido entre un neumático que genera 60 decibelios y otro de 66, no es del 10 %, sino mucho más, entorno a cuatro veces más.
¿Qué más debemos tener en cuenta?
Las únicas excepciones al etiquetado de neumáticos son: neumáticos no homologados para la circulación por vías públicas, neumáticos recauchutados, ruedas de repuesto, neumáticos destinados al uso en barro/hielo y gomas para vehículos clásicos o de colección.
Si vamos a un taller y no vemos físicamente los neumáticos que vamos a montar en nuestro coche, el mecánico, el jefe de taller o el comercial, tienen la obligación de informarnos sobre los datos reflejados en la etiqueta. Así que, si no te informan sobre ello, pregunta y no te quedes con la duda sobre las características de tus nuevos neumáticos.
Por desgracia, nos gustaría que este etiquetado fuera más completo. Sería interesante que, al menos, también se calificara el agarre lateral, tanto en mojado como en seco, y la durabilidad de los mismos.
De momento, tenemos que conformarnos con estos tres datos que, si bien se nos antojan pocos, permiten saber que nos están vendiendo sin ser técnicos en la materia. Eso sí, prioriza siempre la seguridad antes que cualquier otra cosa. Y no te olvides de revisar periódicamente las presiones de las ruedas.