La irrupción de un animal en la carretera supone un suceso inesperado para cualquier conductor. Se trata de una situación repentina que normalmente lo sorprende y, en muchos casos, lo deja paralizado, sin saber cómo actuar.
A pesar de que estos acontecimientos se producen principalmente en carreteras secundarias, autopistas y autovías suman más de un 15 % de los atropellos de animales de gran tamaño.
La fragmentación del territorio a causa de las infraestructuras creadas por el hombre divide poblaciones de especies, que se ven obligadas a atravesarlas para continuar con sus tareas habituales. Por ejemplo, buscar alimento.
La señalización, importante tenerla en cuenta
Es cierto que quizá sea de las señales más bonitas, con una llamativa silueta de un cérvido; pero ¡ojo!, no están para decorar un paisaje bonito. Su principal objetivo es el de advertir a los conductores de que en ese tramo puede cruzarse un animal –no necesariamente un ciervo, por supuesto– y que se suele dar con cierta frecuencia.
Las señales oficiales de peligro por la presencia de animales en las vías públicas son las que aparecen en el Catálogo Oficial de Señales y en el artículo 149 del Reglamento General de Circulación. En concreto, existen la de paso de animales en libertad (la del ciervo) y la de paso de animales domésticos, representados por una vaca.
Ante la presencia de cualquiera de ellas, se debe aminorar la velocidad, permanecer atento y extremar las precauciones. Sobre todo si se trata de zonas de curvas o en aquellos lugares en los que no haya una visibilidad suficiente de los bordes de la carretera o que exista mucha vegetación.
Una situación bastante frecuente
¿A quién no se le ha cruzado un animal en ninguna ocasión? Según un estudio publicado por el RACE, en el que se realizaba una encuesta a más de mil personas, un 88 % manifestaba haberse encontrado en algún momento con un animal en carretera y más de la mitad de los encuestados habían sufrido un accidente o una situación de riesgo.
Con todo, en la mayoría de las ocasiones, las consecuencias negativas del encuentro pueden venir no tanto por el propio atropello, sino por las maniobras del conductor. Un volantazo puede implicar una salida de vía o la invasión del sentido contrario.
La COVID-19 y la presencia de animales en carretera
Como no puede ser de otra forma, el coronavirus también tiene aquí su repercusión, una de las consecuencias imprevistas de la pandemia es que muchos animales han salido de su hábitat habitual, pasando a ocupar espacios en los que normalmente se encontraban los seres humanos.
Durante el periodo de confinamiento, era frecuente ver cómo grupos de animales ocupaban carreteras y calles en ciudades ante el asombro de los vecinos. Además, la falta de presión humana, junto a otras razones, han dado lugar a un crecimiento de poblaciones de ciertas especies.
¿Dónde y qué animal?
Aunque se trata de una situación global, en España hay comunidades en las que los atropellos se convierten en un auténtico problema. Según Coag Castilla y León, en esta comunidad se produce un accidente de tráfico cada hora provocado por fauna salvaje. Dentro de esta región, las provincias de Burgos, León y Soria lideran los datos de siniestralidad.
Y si hablamos de una especie, sin duda, la clasificación la lidera el Jabalí. Los accidentes producidos por estos cerdos salvajes se han disparado un 47 % en los últimos dos años, siendo los causantes del 43 % del total de los accidentes con animales, según indica el IV Informe del Centro de Estudios Ponle Freno-AXA de Seguridad Vial sobre colisiones de vehículos contra animales.
Si hablamos de lugares, es Galicia, la comunidad que aglutina el mayor número de siniestros contra jabalíes (el 27 %), con un crecimiento del 67 %, y Cataluña es la segunda, con una cuota del 20 % y un incremento del 32 %.
Soluciones para el paso de animales
En algunas carreteras podemos ver pasos elevados de fauna, también existen pasos inferiores. Estos corredores permiten a las poblaciones desplazarse de un sitio a otro y están situados en puntos estratégicos de paso para ellos.
No obstante, resulta una infraestructura compleja y a veces su elevado coste retrae su instalación en algunos puntos donde sí sería necesaria.
Hay pasos de fauna para muchos tipos de especie. Incluso algunos responde a algún hito concreto, por ejemplo, casos en los que se produce el nacimiento de muchos individuos al mismo tiempo.
¿Cómo prevenir los atropellos?
En estas zonas, conviene realizar una conducción muy preventiva, permaneciendo atentos a cualquier atisbo de presencia animal. Tendremos que estar atentos a las cunetas, a la derecha –más familiar para el conductor– y a la izquierda.
Algo importante es aminorar la velocidad, la mayoría de los atropellos se producen en rectas, en las cuales el conductor aumenta la velocidad.
Ante el encuentro con un animal, tocar el claxon de forma repetitiva o dar luces puede resultar inútil, ya que su comportamiento es impredecible. Además, los animales en estos entornos suelen estar desorientados. Algo frecuente es que se quede paralizado, sobre todo si hablamos de los más pequeños.
¿Y si el atropello es inminente?
Lo ideal sería poder detenerse lo antes posible de forma progresiva sin poner en peligro al resto de los usuarios de la vía. Pero eso no siempre va a ser posible.
Se puede buscar una maniobra de esquiva. Sin embargo, para hacerla con éxito deberíamos estar seguros de la intención del movimiento del animal, además de haber tenido tiempo suficiente para examinar la situación de tráfico que nos rodea y los laterales de la vía. De cualquier modo, si la situación nos sorprende, no vamos a tener tiempo.
Por lo tanto, hay que evitar dar volantazos y movimientos bruscos en los que perdamos el control del vehículo. Si la colisión es inevitable, tenemos que detectar hacia dónde queremos llevar nuestro coche y mirar hacia allí, no al animal. Luego, pisamos el freno a fondo tratando de chocar en ángulo y no frontalmente.
Recordad que, cuando frenamos a fondo, el morro del coche baja, con lo que cabe la posibilidad de que el animal acabe impactando en nuestro parabrisas. Así, es recomendable levantar el pedal de freno cuando se vaya a producir el impacto, siempre que nuestros reflejos lo permitan, claro.
Si se trata de un animal grande y hemos conseguido frenar, pasaremos a su lado lentamente para no asustarle. En cualquier caso, avisaremos a la autoridad para notificar del peligro si comprobamos que permanece en la vía.
Una vez producido el atropello, es preciso buscar un lugar seguro para detenerse, utilizar el chaleco reflectante al salir del vehículo, señalizar la situación y ponerse en contacto con los agentes de tráfico. Evitaremos acercarnos al animal en la medida de lo posible.
¿Qué ocurre después? Responsabilidades
Tras la colisión vienen las cuestiones de responsabilidad. Se trata de un asunto complejo en el que ha habido cambios recientes en la normativa y es conveniente asesorarse correctamente.
Desde 2014, con los cambios producidos en la ley, el conductor será el responsable del accidente con un animal de caza.
Por el contrario, será responsable de los daños a personas o bienes el titular del aprovechamiento cinegético o, en su defecto, el propietario del terreno cuando el accidente de tráfico sea consecuencia directa de una acción de caza colectiva de una especie de caza mayor llevada a cabo el mismo día o que haya concluido doce horas antes.
También podrá ser responsable el titular de la vía pública en la que se produzca el accidente. En este caso, solo si no hubiera reparado la valla de cerramiento en plazo o no hubiera dispuesto la señalización específica de animales sueltos en tramos con alta accidentalidad por colisión de vehículos con los mismos.
Ante esta situación, algunas compañías de seguros han ampliado sus pólizas ofreciendo también la cobertura de daños propios por impacto contra animales cinegéticos.
Ayudas tecnológicas al rescate
Lo cierto es que la mejor manera de prevenir daños es evitar tener el accidente. En este sentido, las ayudas tecnológicas de los coches hoy en día suponen un aliado para el conductor y para el propio animal.
Los sistemas de frenada de emergencia o visión nocturna son un claro ejemplo de como los ADAS nos pueden ayudar.
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