No podía ser otro lugar que Barcelona donde coincidieran el homenaje del 75º aniversario del circuito urbano de Montjuïc y la vuelta a las pistas de los bellos automóviles deportivos Pegaso, salidos de la inagotable imaginación del ingeniero barcelonés Wilfredo Ricart en el corto periodo que va desde 1951 hasta 1957, en pleno régimen franquista en una España de racionamientos de alimentos básicos y dificultades económicas.
En ese corto periodo, fueron 86 coches los que salieron de la fábrica de La Sagrera, de los que apenas quedan una treintena en todo el mundo, y son, cómo no, objeto de deseo de los coleccionistas de automóviles. Nadie sabe a ciencia cierta el porqué, pero en el 57 se puso fin a la historia de Pegaso, intentando eliminar todo lo relacionado con la marca española: recambios, coches, planos, moldes…
Por unos años, una firma de automóviles de sello español podía plantarle cara a los Alfa Romeo, Ferrari y Maserati de la época, y para ponerle más épica al ingeniero catalán, cuenta la historia que Ricart tuvo más de un enfrentamiento con su antiguo compañero en el departamento de competición de Alfa Romeo, un tal Enzo Ferrari.
Pero si ya resulta complicado reunir unos cuantos Pegaso con el ánimo único de exponerlos al público, conseguir que 5 de estas joyas rueden una vueltas por el antiguo trazado de Montjuïc ante la admiración de más de 200.000 personas, fue un auténtico lujo que llenó de orgullo a todo aquel que vio pasar uno de estos Pegaso por delante de sus narices.
Los 5 modelos que rugieron por las pendientes de la Montaña Mágica el pasado fin de semana fueron un Pegaso Rabassada (barqueta biplaza de 1953, en aluminio y con estructura tubular, que debutó en la Carrera de la Rabassada), dos Pegaso Touring (el modelo Pegaso por antonomasia, de 1953), un Pegaso Spyder Serra (modelo presentado en el Salón de París de 1956 y carrozado en acero por el barcelonés Serra) y un Pegaso Barqueta Pedralbes (vehículo diseñado en 1953 para competir en el primer GP Peña Rhin Sport, con un motor de 3.2 litros que potenciado con dos compresores volumétricos daba nada más y nada menos que 310 caballos) . Bueno, realmente este último no llegó a rodar, por lo que sólo fueron 4 los Pegaso que nos deleitaron. Además, compartieron la pista con otros vehículos de la denominada Edad de Oro, protagonistas de las carreras de los años 30, como los Alfa Romeo 6C y Monza 8C, o un precioso Bugatti Tipo 37 azul. Tampoco pudo rodar (¡qué pena!), un precioso Nacional Pescara de 1931.
Aquí van las fotos de la jornada del domingo y alguna de la exposición del sábado (básicamente, de los que no salieron a rodar el domingo).
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