No hay nada como la vieja receta de soltar un potente motor en un coche ligero para crear una bestia parda de los circuitos. Carroll Shelby dió con la receta perfecta el día que metió con calzador un V8 Ford 427 ci en el delicado roadster inglés de la firma AC, creando el AC Cobra.
Desde entonces, muchos lo han imitado. Los Mazda MX5 Miata con V8 de toda clase son ya otro clásico de las preparaciones. Los tuners alemanes en las décadas de los 1980 y 1990 también abusaron de la fórmula. Hartge, AC Schnitzer o AMG no dudaban en colocar V8s y V12 en los modelos más pequeños de BMW y Mercedes. Pero el proyecto del piloto de drift Ryan Tuerck es algo más bestia.
Partiendo de la base de un Toyota GT86 la gente de Huddy Racing está adaptando el chasis del Hachi-ju Roku para que acepte en sus entrañas un V8 Ferrari tipo F136. Y la tarea no es tan sencilla como encajar ahí el típico V8 de Corvette.
De momento, ya tuvieron que recortar y reforzar toda la base del pilar A y del cortafuegos. La cantida de trabajo a efectuar sobre el chasis será sin duda la parte más dura y compleja. El apartado motor, en contra de lo que se podría pensar, no es la más problemática. Si bien es cierto que el blque F136, que debutó con el Ferrari F430 Modena y siguió en el 458 Italia-, está pensado para ir detrás del conductor, no delante.
Sin embargo, también equipa el Maserati GranTurismo y el Alfa Romeo 8C Competizione, por lo que no deberían tener una especial dificiultad para crear la admisión y adaptar una transmisión. En cuanto a los sistemas auxiliares y de refrigeración, el GT86 ofrece la ventaja de un vano motor más ancho de lo habitual debido a su motor boxer de origen Subaru.
Aún está en fase de fabricación y lo único seguro que podemos decir es que, como bien dicen, "el coche romperá internet". Ahora, yo me preguntó cómo se lo tomarán en Ferrari y si permitirán al equipo de Ryan Tuerck conservar el nombre de Ferrari en las culatas o tan siquiera hablar de la procedencia del motor.