La tensión entre Estados Unidos y China sigue al alza, y eso está teniendo repercusiones en la economía, la industria y en el sector de la automoción. Tesla ha decidido demandar al Gobierno de Estados Unidos y al Representante de la Oficina de Comercio de EEUU (USTR), Robert Lighthizer, por los aranceles impuestos sobre los productos importados de China.
La marca de coches americana ha interpuesto una demanda en la Corte de Comercio Internacional de EEUU por la que pretende que dos paquetes de aranceles de la administración Trump sean declarados nulos. Además, Tesla quiere que el importe de los aranceles que han pagado les sean reembolsados con intereses.
Para Tesla, los aranceles aplicados son arbitrarios e irracionales
Los aranceles a los que se refiere Tesla son los conocidos como 'List 3' y 'List 4'. El primero lleva activo desde 2018 y supone un recargo del 25% a productos procedentes de China por valor de 200.000 millones de dólares. El 'List 4' es similar, incrementando en 7,5% el valor de otro lote de ciertos productos procedentes del país asiático por 120.000 millones de dólares y lleva vigente desde 2019.
Cada uno de estos aranceles hace referencia a paquetes de productos específicos siendo desde materias primas hasta productos electrónicos. Ahora bien, Tesla no ha detallado en su demanda cuáles son todos los productos que les afectan de manera directa ni tampoco su cuantía, por lo que habrá que esperar a que avance el procedimiento judicial.
La base en la que se argumenta la demanda de Tesla es que la aplicación de los aranceles fue arbitraria por parte del representante Robert Lighthizer, sin tener en cuenta a las partes implicadas. Los aranceles se han aplicado sin tener en cuenta cómo afectaría a la economía de las empresas americanas, sin dar lugar siquiera a una explicación racional. Para Tesla las medidas han sido arbitrarias, precipitadas y desproporcionadas.
En cambio la administración Trump sí permitió que las empresas solicitasen una exención sobre determinados artículos gravados. Tesla pidió esta exención para el grafito artificial, óxido de silicio y otros elementos utilizados para la fabricación de sus coches eléctricos. Fueron conedidas, pero han vencido el pasado mes de agosto, según la USTR.
En 2019 la USTR rechazó que Tesla se librase de aranceles del 25% en parte del hardware (procesadores y pantalla) del Tesla Model 3. Para la USTR estos elementos se consideraron como tecnologías estratégicas dentro de los programas de seguridad de China, mientras Tesla señaló que eran componentes vitales para el funcionamiento de su Autopilot.
Con estos aranceles "Tesla estaría sufriendo un daño económico que impacta al alza en sus costes y reduce su rentabilidad", según la demanda interpuesta, alegando además que "la complejidad del Model 3 y los ajustados plazos impiden encontrar un proveedor alternativo que cumpla con los requisitos necesarios".
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