Sir James Dyson, además de ser el multimillonario inventor de la aspiradora sin bolsa que funciona con separación ciclónica, es una eminencia británica que acaba de tomar una importante decisión: llevarse la fabricación del coche eléctrico que está creando de su Inglaterra natal a Singapur.
El empresario de 71 años y firme defensor del divorcio entre Reino Unido y la Unión Europea -dato importante-, afirma que así estará más cerca de los clientes asiáticos.
Dyson ya mira más hacia Asia que hacia Europa
La nueva fábrica de producción estará operativa en Singapur en 2020; una ciudad donde ya emplea a más de 1.000 personas que fabrican motores eléctricos para sus electrodomésticos. Según el CEO de Dyson, Jim Rowan, la decisión de llevarse la producción a Asia es "compleja, basada en las cadenas de suministro, el acceso a los mercados y la disponibilidad de la experiencia que nos ayudará a lograr nuestras ambiciones".
James Dyson justifica el movimiento porque el "centro de gravedad" de la compañía se ha inclinado hacia Asia, que el año pasado generó casi tres cuartos del crecimiento de los ingresos de la compañía. El empresario está buscando explotar así la experiencia de su compañía en tecnología de baterías de estado sólido y motores eléctricos que ya se encuentran en sus aspiradoras y otros productos como ventiladores y purificadores de aire.
Por el momento, Dyson está invirtiendo más de 2.000 millones de euros en el desarrollo de su próxima generación de coches eléctricos y tiene a un equipo de ingeniería británico de 400 miembros trabajando en secreto. En sus planes está el desarrollo de tres coches eléctricos premium.
El primero llegaría en 2021, sin baterías en estado sólido y con una producción limitada, mientras que los otros dos sí montarán, previsiblemente, estas baterías de nueva generación en volúmenes mayores.
Un patriota que se lleva el negocio a Asia
La Unión Europea está a punto de firmar un tratado de libre comercio con, precisamente, Singapur. El que es actualmente el primer mercado mundial ha mostrado además su interés, en palabras de su primer ministro, Li Keqiang, en estrechar lazos comerciales con Reino Unido, dividido entre los que se quieren quedar y los que quieren salir a toda costa.
Singapur y la Comisión esperan que el acuerdo, que aún necesita el respaldo del Parlamento Europeo, entre en vigencia el próximo año. Entonces tenemos a James Dyson, que aboga por levantar barreras arancelarias entre Reino Unido y la Unión Europa, llevándose la producción a Singapur, donde el acuerdo de libre comercio tumbará esas barreras y donde la legislación en materia laboral es 'sensiblemente' más laxa.
Un movimiento visto por muchos como una forma de escapar de los costes del Brexit mientras defiende que una salida dura de la Unión Europea no supondrá ningún coste para las cadenas de suministro ni cambiará nada. Mientras tanto, la industria automotriz lleva mucho tiempo avisando del peligro que supondrá en el empleo y la producción.
¿Una decisión hipócrita o que sigue un razonamiento puramente empresarial?