Uber se ha subido al carro de la electrificación y planea que para 2025 Londres sea su primera ciudad en contar con una flota totalmente eléctrica. Pero para llevar a cabo el plan la compañía necesitará una fuerte inversión, así que a partir del año que viene Uber aumentará el costo de viajar en Londres 15 peniques por milla (o 0,16 euros por cada 1,6 km) para crear un fondo de 200 millones de libras destinados a la electrificación de sus vehículos.
Un plan que supone un desafío
El CEO de Uber, Dara Khosrowshahi, asegura que el dinero "no se acumularía en beneficio de Uber", sino que se colocará en una cuenta de ahorro individual para cada conductor, mientras que Jamie Heywood, el jefe europeo de Uber, calcula que si un conductor promedio trabaja 40 horas a la semana, en tres años puede aumentar su recaudación para hacer el cambio en 4.500 libras. Cuantos más kilómetros hagan, más dinero recibirán.
La empresa espera recaudar 200 millones de libras en los próximos años a través de este plus por pedir un coche a través de su app. Esta 'tasa de aire limpio' supondrá un incremento de alrededor de 0,45 libras por cada viaje en Londres.
Según Heywood, cuando el conductor consiga pasarse a un coche eléctrico, podrá tener total libertad para circular cuando y donde quiera, sin restricciones. Y si un conductor deja de trabajar para la compañía antes de aprovechar el fondo, Uber promete que ese dinero se gastará en otras iniciativas de aire limpio.
La compañía calcula que para 2021 la mitad de sus conductores en Londres -unos 20.000- habrán hecho el cambio del motor de combustión al eléctrico.
Este nuevo plan, que apoya el Gobierno local, presenta un importante desafío para la multinacional, pues hace solo unos días el Gobierno británico anunció la reducción en la cuantía de las ayudas a la compra de coches eléctricos y la eliminación de los incentivos para los híbridos.
En cuanto a cumplir objetivos medioambientales, el Gobierno de Theresa May dijo hace unos meses que prohibirá la venta de todos los nuevos diésel y gasolina a partir de 2040, pero el alcalde de Londres, Sadiq Khan, es más optimista y apuesta por adelantar la fecha una década y limpiar las calles de motores de combustión en 2030.
Y mientras Londres está implantando una zona de emisiones ultrabajas que obligará a los dueños de los vehículos con motorización tradicional a pagar diariamente para acceder al centro de la ciudad, Oxford prohibirá su acceso al centro partir de 2020.