Pontiac: qué pasó con la marca de coches que inventó los muscle cars

La imagen del Pontiac Firebird con el mitológico pájaro de llamas en su capó ya forma parte de la cultura pop. Sin embargo, hace ya unos años que Pontiac no existe. Después de 82 años de historia, Pontiac desapareció del mapa en 2010. General Motors se vio obligada a sacrificar una de sus marcas más emblemáticas para poder sobrevivir. Con el fin del camino para Pontiac, se pasó una página esencial de la historia del automóvil.

No es la primera vez que General Motors se deshace de alguna de sus marcas, desde Oldsmobile a Geo, al gigante de Detroit no le tiembla el pulso a la hora de cargarse una marca. También es verdad que no siempre se puede encontrar un comprador, como sí ocurrió con Opel, que ahora forma parte de PSA.

Los trabajadores de Pontiac posan junto al último modelo que saldría de fábrica, una berlina G6.

Si bien algunas de estas marcas desaparecidas eran un puro producto de marketing, como Saturn o Geo, no fue el caso de Oldsmobile, fundada en 1897 por Ransom E. Olds y que en 2004 desapareció porque GM ya no supo hacerla rentable, ni tampoco el de Pontiac.

La marca “deportiva” de GM, como se le llegó a conocer, no era un producto comercial sin más. Pontiac fue la instigadora de los tan aclamados muscle-cars. Con la muerte de Pontiac no es sólo un trozo de la historia industrial estadounidense que desapareció sino un actor importante en la Historia del automóvil.

De Oakland Motor Car Company a Pontiac

Como muchas otras marcas históricas, Pontiac comenzó con la fabricación de carruajes. Edward Murphy creó en 1893 la Pontiac Buggy Company en la ciudad de Pontiac (Michigan) con el propósito de fabricar carruajes. Sin embargo, Murphy deseaba pasarse a la construcción de automóviles y para ello, en 1906, acude a Alanson Brush.

Brush se había establecido como consultante en Detroit tras haber creado algunos de los primeros Cadillac. Éste le enseña el proyecto de un bicilindro vertical que fue rechazado por Cadillac. Murphy lo acepta y en el verano de 1907 crea la Oakland Motor Co. La falta de éxito de este primer modelo le hace pensar que, finalmente, en Cadillac hicieron bien en rechazar el proyecto.

En 1909, llega una nueva gama con motor 4 cilindros de 40 CV y conoce el éxito. Desafortunadamente, Edward Murphy no pudo disfrutar de ello al fallecer en 1908. Poco antes de su muerte, se había entrevistado con otro antiguo fabricante de carruajes, William C. Durant, creador del imperio General Motors y le vende una participación en la Oakland Motor Co. A la muerte de Murphy, Oakland y el resto de empresas de Murphy, incluyendo la Pontiac Buggy Co., pasan rápidamente a formar parte de la naciente galaxia General Motors.

En 1926, Oakland presenta en el salón de Nueva York el Pontiac, un nuevo modelo animado por un 6 cilindros, pero al precio de un 4 cilindros. El éxito es tal (76.742 unidades vendidas ese año) que la dirección de GM decide usar Pontiac en lugar de Oakland para el resto de la gama. Por cierto, Pontiac es una referencia a la ciudad de origen de la marca, pero también al nombre de un jefe de la tribu de los Ottawa del siglo XVIII.

A lo largo de los años 30 y 40, la gama Pontiac se compondría de berlinas, cupés y breaks cuyo posicionamiento estaba en la parte media y baja del mercado. Y en 1957, Pontiac da en el clavo al presentar el Bonneville. Disponible en berlina, break, cabrio y cupé, este modelo se reveló todo un éxito al ofrecer el lujo y las prestaciones de modelos de categoría premium, como diríamos hoy, a un precio asequible. Pontiac estaba en plena fase ascendente.

El GTO y la era de los muscle cars

En 1964, Pontiac tiene en su gama un cupé, el Tempest Le Mans. Y para ese modelo, llega ese año una extraña opción llamada, con mucho descaro, "GTO". Esta opción y esas siglas, tomadas prestadas a Ferrari, marcaron un antes y un después en la industria del automóvil estadounidense, pues son el inicio de la era de los muscle cars.

Tres ingenieros de la marca, entre los cuales se encontraba un tal John De Lorean, idearon el proyecto GTO. Decidieron instalar en el Tempest el V8 de 389 ci (6.5 litros) del Bonneville en una carrocería que, según la política interna de GM, no podía recibir un motor superior a los 5.4 litros (330 ci). Sortearon esa prohibición al proponerlo como opción en lugar del V8 de 326 ci (5.3 litros) del Tempest. La reticencia de los dirigentes hizo que la producción inicial se limitará 5.000 unidades.

Pontiac LeMans GTO de 1972, uno de los últimos GTO "auténticos" de la historia de Pontiac.

El éxito fue tal que el GTO, debidamente actualizado y con modelos nuevos, se mantuvo en venta hasta 1974. El GTO original creó de este modo el segmento de los muscle cars. Mientras, Ford se apuntó a ese segmento con versiones cada vez más potentes del Mustang, a veces con la ayuda de Caroll Shelby. Desde entonces, Pontiac ha sido sinónimo de coches deportivos, conociendo el éxito con sus Firebird y TransAm.

Pontiac Firebird Trans Am de 1979. Salvo por el frontal específico, el parentesco con el Chevrolet Camaro es evidente.

La crisis energética de 1979 obligó a Pontiac a centrarse en modelos más económicos y no tan divertidos. En ese contexto, los dirigentes de GM decidieron crear un coche económico, pequeño, ideal para ir de casa al trabajo y volver. Ninguna de las marcas de GM tenía realmente experiencia en este tipo de coches lo que llevó a la creación de unos de los coches más inhabituales de la producción estadounidense.

El que mucho abarca...

Para que fuese económico optaron por un motor de 4 cilindros inyección de 2.5 litros asociado a un cambio automático de 3 relaciones (de larguísimos desarrollos). Para que su eficiencia aerodinámica fuese la mejor del mercado, se optó por montar el motor en posición central trasera, dejando así una sección frontal muy baja, es decir, muy aerodinámica. Y así nació el Pontiac Fiero.

En 1985, la crisis del petróleo ya era una lejana pesadilla y el público deseaba más potencia en sus coches. Y también en el Fiero. Se ensancharon las vías, modificaron las suspensiones e instaló un V6 de 2.8 litros asociado a un cambio manual de 5 relaciones desarrollado por Getrag. Y de rebote, el “utilitario” se convirtió en el único deportivo americano con motor central trasero fabricado en serie.

En 1988, cesa la producción del Pontiac Fiero. Ese mismo año, la planta de la ciudad de Pontiac, que fabricaba el Fiero, cerró sus puertas. Hoy, se considera ese episodio como el principio del fin de Pontiac, tanto de la ciudad como de la marca.

En los años 90, las ventas de Pontiac fueron descendiendo sin cesar, la marca se centraba cada vez más en modelos pequeños y anticuados, como el Pontiac Le Mans (una versión local del Daewoo Nexia, él cual derivaba a su vez del Opel Kadett E de 1984) y los monovolúmenes, como el famoso Trans Sport que llegó a conocer cierto éxito en Europa.

Ya en la década de los 2000, GM intentó revitalizar el pasado de Pontiac al lanzar un pequeño roadster biplaza, el Solstice (que dio lugar al Opel GT en Europa). El coche no pudo hacer nada frente al Mazda MX5 y al BMW Z4. Del mismo modo, resucito el sello GTO, importando de Australia la versión coupé del Holden Monaro instalando bajo su capó el V8 LS1 del Corvette. Desafortunadamente, el GTO del siglo XXI no fue un éxito.

El fin del camino para Pontiac fueron unas anodinas berlinas compactas G6 para la flota de una gran empresa estadounidense.

En noviembre de 2009, el último Pontiac en salir de una factoría estadounidense, una berlina G6, marcó el fin para la marca del jefe indio. Aunque oficialmente, el fin de la marca llegaría en diciembre de 2009 cuando el último G3 Wave –versión canadiense del Chevrolet Aveo– salió de la factoría GM de México.

10 coches para entender Pontiac

Oakland (1907). El primer Pontiac

El primer modelo de la compañía Oakland que acabaría originando Pontiac

Oakland Pontiac 6-27 (1926). “Chief of the Sixes”

El 6-27 fue el primer coche en lucir el nombre de Pontiac. Animado por un 6 cilindros 186,5 ci (3 litros) y 40 CV. Disponible en 5 carrocerías diferentes, desde el descapotable Landaulet hasta la berlina pasando por el cupé dos plazas y dos puertas. La base era un chasis Chevrolet de 110 pulgadas (2.794 mm) de batalla.

Pontiac Torpedo 8 (1940). Más por meno.

Desde el Pontiac 6-27, la marca Oakland dejó de usarse en pro de Pontiac, el cambio fue oficializado en 1932. El Torpedo fue, al igual que el primer Pontiac, un coche de gama media, en términos de precio, con prestaciones de gama alta. Motores de 6 y 8 cilindros.

Pontiac Bonneville (1957). La mejor relación precio/prestaciones

El Bonneville fue el primer modelo de Pontiac en disponer de un motor con inyección. Además, era el Pontiac más rápido que se había fabricado hasta entonces. Garcias a su V8 inyección de 330 CV abatía el 0 a 60 mph en 8,1 segundos y superaba las 100 mph (160 km/h).

Pontiac Tempest Le Mans GTO (1964). Nace el primer muscle car

Bajo la supervisión de John De Lorean, se instala el V8 de 6.5 litros del Bonneville en la carrocería compacta (para los estándares de estadounidenses de los años 60) de los Tempest y Le Mans. La potencia del GTO original era de 325 CV pero culminó en 370 CV en 1969.

Pontiac Firebird (1967). Mítico en muchos aspectos

En 1966, Chevrolet presenta el Camaro. Para 1967, Pontiac tiene su variante bautizada Firebird. El nombre de este pájaro mitológico resultó premonitorio para la versión de Pontiac.

Pontiac Trans Am Firebird (1982). Las bondades de la televisión

Tradicionalmente, el Pontiac Trans Am Firebird era una versión mucho más deportiva, rozando lo radical, que el Chevrolet Camaro que toma por base. Cuando llegó el nuevo modelo en 1982, las críticas en la prensa fueron muy duras. Sencillamente, el Firebird ya no estaba a la altura (demasiado lento y anticuado). En Car & Driver, no se podían creer que un simple Nissan Stanza (un sedán compacto) fuese más rápido.

Sin embargo, este modelo alcanzó cuotas de prestigio y un estatus de coche de culto gracias a ser la base para el Knigt Industries Two Thousand, o KITT, en la serie 'El coche fantástico'.

Pontiac Fiero (1984). De económico a deportivo

Ideado en un principio como un utilitario sólo apto para ir al trabajo, el coche se convirtió pronto en un deportivo asequible y aclamado por muchos. Lo alejados que estaban su planteamiento inicial de la realidad del mercado es un solo ejemplo de hasta qué punto GM navegaba a ciegas desde finales de los 70.

Pontiac Le Mans (1988). ¿En qué pensarían?

Tradicionalmente, en Pontiac (y en otras marcas, como es lógico) la mención Le Mans hace referencia a un modelo deportivo. Sin embargo, el Pontiac Le Mans de 1988 poco tenía que ver con el modelo que originó el mítico GTO. Para 1988, los genios de GM optaron por vender un Daewoo Nexia (a su vez derivado del Opel Kadett E de 1984) como Pontiac Le Mans. Al mismo tiempo, la fábrica que producía los Fiero, ubicada en la ciudad de Pontiac, cerraba sus puertas con el cese de la fabricación del Fiero. Esto no podía acabar bien.

Pontiac Aztek (2002). ¿Por qué?

Si hay un coche que resume todo lo que fue mal en Pontiac ese es el Aztek. Hablamos de un SUV cuya fisonomía hace que en comparación un Fiat Multipla o un SsangYong Rodius de primera generación parezcan obras de arte. Bajo su capó, un V6 de 3.4 litros y 180 CV. Hoy tiene su club de fans, pero ya sabes, para gustos...

Pontiac GTO (2004). Exótica reencarnación

Cambiando la calandra del Holden Monaro australiano, a su vez derivado del Opel Omega C (2000-2003), y equipándolo con el V8 (tipo LS1) 5.7 litros y 350 CV del Corvette. En 2005, recibió el LS2 de 6 litros y 400 CV.

Pontiac G6 (2008). El último Ottawa

En noviembre de 2009, los últimos Pontiac salieron de la fábrica de Orion, Michigan. Se trata de 100 unidades del G6 comprados por una gran compañía para su flota comercial.

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