En los últimos años ha aumentado el interés por el mercado de los clásicos entre inversores que hasta la fecha centraban su atención en otros ámbitos. Plantearse un clásico como una inversión puede ser una tentación para quienes ven en determinados modelos una forma sencilla de obtener grandes sumas de dinero. Más, cuando las grandes subastas de coches ponen en el candelero operaciones singulares que pueden reportar a grandes beneficios a los propietarios de vehículos.
En Pebble Beach, este pasado fin de semana, salieron a subasta 160 clásicos de todo tipo, de los que sólo quedaron sin adjudicar 41 lotes. El acontecimiento consiguió recaudar más de 128 millones de dólares, con un máximo de 16,83 millones (15,24 millones de euros) que se pagaron por un Ferrari 250 GT SWB California Spider de 1961, seguidos de los 16,5 millones (14,95 millones de euros) que alcanzó un Ferrari 250 GT SWB Berlinetta Speciale de 1962.
Otro modelo de Maranello, el Ferrari 365 GTC/4 de 1972 que logró unos mucho más modestos 561.000 dólares (508.000 euros) ha llamado estos días la atención de los redactores de Bloomberg, que antes de la subasta hacían esta reflexión. El propietario del Cavallino compró el deportivo en 2008 por 160.000 dólares, y según las estimaciones que había antes de las pujas, el Ferrari alcanzaría un precio de 450.000 dólares; es decir, triplicaría el valor de la inversión. El caso es que, una vez sentenciada la transacción, esas estimaciones han resultado ser conservadoras.
No es casualidad que los tres modelos mencionados correspondan a la marca italiana, ya que esta se encuentra en el punto de mira de las ventas de clásicos en subasta, más si atendemos a la espiral de revalorización que han experimentado sus deportivos en los últimos tiempos. Después de todo, esto podría hacer pensar que comprar un Ferrari para revenderlo en unos años es un chollo, y que vale la pena entrar en ese sector para especular.
Sin embargo...
1. Pebble Beach es... Pebble Beach
Sin embargo, aquí cabe considerar que el ejemplo de Pebble Beach quizá es el menos válido, o uno de los que menos hay que tener en cuenta. ¿Por qué? Pues porque la subasta de esta cita norteamericana, como ocurre con otras subastas similares, son casos excepcionales. Se estima que sólo un 3 % de los clásicos se venden en subasta, lo que hace de estos expositores una ventana más bien pequeña que, por lo tanto, nos muestra una visión algo sesgada del mundo de los clásicos. ¿Vender un clásico por una millonada es posible? Sí, es posible, pero también poco probable.
2. Fuera de estas subastas, el precio es estable
Lejos de los focos de este tipo de subastas, los precios de los clásicos se mantienen estables a lo largo del tiempo. En Bloomberg, utilizando datos de Hagerty Insurance, ejemplifican sobre el mercado norteamericano y hablan de clásicos de los años 50, de muscle cars e incluso de modelos concretos como el Triumph TR6 o el Volkswagen Beetle. Leyendo entre líneas, y teniendo en cuenta que el mercado de los clásicos de lujo es un pequeño nicho de características globales, la moraleja nos habla de un mercado estable en el que los precios sólo suben en eventos muy puntuales.
3. Nada es para siempre, o cuando hasta un Ferrari se estrella en el mercado de los coches clásicos
Lo único que existe de forma permanente es el cambio. Hay bienes cuyos precios suelen tener un comportamiento alcista a lo largo del tiempo, pero ese comportamiento no tiene por qué ser para siempre. De hecho, desde el tercer trimestre de 2008 hasta el tercer trimestre de 2009, en Estados Unidos el precio de un valor seguro como era el Mercedes 300 SL Gullwing cayó un 19 %, según datos de Hagerty. Para el mismo periodo, una muestra representativa de modelos Ferrari se había depreciado en un 25 %. No, un clásico no es una inversión segura.
4. Si no te gustan los coches, mejor no inviertas tu dinero en comprar un clásico, porque no te gustará
Si echamos un ojo a un coche clásico y lo comparamos con uno actual, abstrayéndonos de lo pasional y yéndonos a lo estrictamente racional, un clásico da asco. No tiene la comodidad de un coche actual, ni tan siquiera cuenta con airbags ni aire acondicionado o elevalunas eléctricos. Esos son detalles que un apasionado de los coches pasará por alto con una carcajada, porque precisamente las sensaciones que le ofrece un clásico difícilmente las vivirá con un coche de hoy en día, pero si tu único interés por los coches está en sacar una buena cantidad de dinero en la reventa, claramente los clásicos te decepcionarán cuando quieras conducirlos.
5. Si buscas potencia y velocidad, tienes coches de hoy que están al nivel de los coches de antaño
Otra posibilidad es que quieras invertir en un clásico porque te llaman los deportivos, la potencia y la velocidad y, después de todo, cuentas con un dinerito aparcado sobre cuatro ruedas que siempre podrás recuperar en cuanto lo desees. Bien, pues no. Incluso los modelos más prestacionales de antaño palidecen en potencia y velocidad cuando los encaramos con los coches de hoy. ¿Qué son 340 CV y 422 Nm de un Ferrari 365 GTC/4 cuando los comparamos con los 350 CV y 440 Nm de un Ford Focus RS? Y encima, no te tienes que preocupar por la carburación de 12 cilindros, que quieras que no tiene que ser algo complicado de ajustar... En serio, no te vale la pena.
6. Si eres tan cabezón que igualmente quieres invertir en un clásico para especular con él...
Como una de las claves de los inversores es la constancia y la pertinacia, por no decir cabezonería, es posible que ninguna de las razones anteriores sean suficientes para disuadirte de tu empeño por invertir en clásicos para luego revenderlos y sacar una buena ganancia. Bien, si esto es así, lo mejor es que apuestes por los modelos que menos se deprecian a lo largo del tiempo. Ya hemos dicho que los italianos y los alemanes se mantienen bien a nivel mundial, por lo que sólo nos queda desearte toda la suerte del mundo y rogarte que tengas cuidado cuando saques a la calle tu modelo de colección. Nada peor para tu inversión que acabar hecha cisco en una cuneta. Y no hablemos ya de cómo se lo tomarían los apasionados de los coches, esos locos que no entienden de negocios...
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