En la primera parte de este artículo dedicado al Mercedes-Benz C 111, os contaba cómo nació este prototipo experimental en 1969, una plataforma de desarrollo de futuros coches de producción de la firma alemana, donde se experimentaron nuevas tecnologías.
Desde el motor rotativo Wankel, pasando por la utilización de materiales plásticos para la construcción de la carrocería y la mejora en la eficiencia aerodinámica, a sistemas de suspensión que se trasladaron a la fabricación en serie de modelos posteriores de Mercedes.
También vimos cómo la crisis del petróleo de 1973 y la legislación más restrictiva sobre emisiones contaminantes pusieron fin a la idea de aplicar el motor Wankel. Aún así, la historia del proyecto no termina, las investigaciones continuaron dotando al Mercedes-Benz C 111 de un motor diésel.
Mercedes-Benz C 111, la era diésel
Cuando el primer impacto de la crisis del petróleo se encajó, la industria del automóvil volvió la vista hacia los propulsores diésel, conocidos por ser más económicos y que hasta entonces habían sido los grandes olvidados. El proyecto Mercedes C 111 hizo lo mismo.
El entonces “hermano pobre” de la motorización no gozaba de la popularidad actual y para despertar en el público interés por esta tecnología, los ingenieros y directivos de Mercedes decidieron su promoción a través de la consecución de récords.
Con este objetivo, el motor Wankel fue sustituido por una planta motriz que tenía muchas posibilidades de mejora en su rendimiento, el motor de 5 cilindros diésel de aspiración atmosférica empleado en los modelos de Mercedes 240 D 3.0 y 300 D.
Mediante el empleo de un turbocompresor Garret con intercooler, la potencia del motor de serie pasó de 80 CV a 190 CV, naciendo así el Mercedes-Benz C 111-IID, el prototipo devorador de records. El éxito vino con las pruebas realizadas en la pista de Nardo, Italia, el 12 de junio de 1976.
Cuatro pilotos, que se turnaron en intervalos de dos horas y media, condujeron el Mercedes-Benz C 111-IID durante 60 horas sin incidente alguno. Al final de la prueba se habían alcanzado 16 nuevos registros sobre las distancias de 5.000 y 10.000 millas, así como de 10.000 kms, y lo más importante, estos récords fueron absolutos (independientes del tipo de motor).
Con una velocidad media de 252 km/h durante la prueba, el C 111 demostró la capacidad del motor diésel para competir. El prototipo era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 6,8 segundos. Si nos situamos en el contexto histórico, las cifras son realmente formidables.
Mercedes-Benz C 111-III, evolución aerodinámica
El éxito del C 111-IID supo a poco a los ambiciosos responsables del proyecto. En su interior sabían que podían haber alcanzado velocidades medias de 300 km/h, admitiendo, eso sí, que la aerodinámica debería haber sido más radical y por ello más propia de un coche de carreras que de un deportivo para circular por la calle.
Al final se decidió que aquello que estaba al alcance, merecía ser conseguido. La “primitiva” silueta del C111 (versiones I y II) dio paso a una carrocería pensada para pulverizar todos los registros existentes, abandonando la idea del deportivo con matrícula en favor de un vehículo de competición, un purasangre de carreras optimizado hasta el último detalle.
Así nació el Mercedes-Benz C 111-III. Con un coeficiente de penetración aerodinámica (Cx) de 0,183 —el más bajo que se había registrado jamás— el Mercedes-Benz C 111-III estaba llamado a pasar a la Historia como el coche que situó al motor diésel en la élite del automovilismo.
Estamos en la primavera de 1978, de nuevo en Nardo y con todo dispuesto para otro éxito sin precedentes… que a punto estuvo de malograrse por culpa de los erizos, pero esto es otra historia…
Imagen | JuergenG (I)
En Motorpasión | Mercedes-Benz C 111 (parte 1), Mercedes-Benz C 111 (parte 3)