Así era el coche de Hitler: el Großer Mercedes que le hacía sentir más alto que los demás
Se conoció en su época como Großer Mercedes. El coche de Hitler, un gran Mercedes-Benz, se desarrolló en 1930 bajo el código W07 para servir a líderes como el Papa Pío XI, el presidente de la República de Weimar Paul von Hindenburg y hasta el Emperador Hirohito, de Japón. En 1938, la segunda generación de los 770, codificada como W150 y conocida como 770K, también serviría a los intereses del Tercer Reich.
Además de llevar a Adolf Hitler, el Großer Mercedes fue también el coche de Hermann Göring y de Heinrich Himmler. Y, siendo Hitler como era un amante de los coches, mejor cuanto más potentes y aparentes, lo cierto es que no existió un solo coche de Hitler, sino que el máximo mandatario alemán utilizó unidades de modelos diversos.
El coche de Hitler no sólo fue un Großer Mercedes
Sucesor de la serie 630, el Mercedes-Benz 770 se estrenó en 1931 con un motor de ocho cilindros en línea con pistones de aluminio y transmisión de cuatro relaciones, que movían 7.655 cc de gasolina, entregando 150 CV en las 2.800 rpm, o bien 200 CV con sobrealimentación opcional de tipo Roots, con los que se impulsaba aquel verdadero tanque hasta los 160 km/h. De esta primera generación de Großer Mercedes se fabricaron 117 unidades.
La segunda generación llegó en 1938. El Mercedes-Benz 770K que se conoce habitualmente como el coche de Hitler recibió un nuevo motor, dotado ya de serie con doble compresión volumétrica. Sin ella desarrollaba 155 CV a 3.000 rpm, y con la compresión llegaba a los 230 CV en las 3.200 rpm. Incorporó transmisión de cinco relaciones y en su momento fue el automóvil más caro lanzado nunca en Alemania, aunque su precio no se hizo público, sino que debía consultarse para cada caso. Sólo se fabricaron 88 unidades, hasta completar los 205 vehículos que formaron parte de la serie 770.
Das Großer Mercedes, en dimensiones | Longitud | Batalla | Anchura |
W07 (1930-1938) | 5.600 mm | 3.750 mm | 1.840 mm |
W150 (1938-1943) | 6.000 mm | 3.880 mm | 2.070 mm |
Un tercer modelo utilizado por Hitler fue una variante especial del Mercedes-Benz 540K, el Mercedes-Benz W24 Offener Tourenwagen, entregado a Hitler en 1937. No se trataba, sin embargo, de un Großer Mercedes, ya que esa denominación quedó reservada a las series 600 y 770. En cualquier caso, los coches de Hitler se caracterizaban todos ellos por sus enormes motores y su elevada masa, resultante de reforzar la estructura para hacer del coche casi un búnker sobre ruedas.
Con un consumo de unos 60 l/100 km, el coche de Hitler necesitaba acarrear 300 litros de gasolina en su depósito. Eran más de 4 toneladas de tara, que obligaron a limitar la velocidad máxima del vehículo de 180 a 80 km/h. Una enorme masa que se justificaba con los vidrios de 40 mm de grosor, las planchas de 125 mm de espesor que daban forma a las puertas, y en general los blindajes de acero al manganeso que perseguían un objetivo muy razonable.
Si lo pensamos, aquello era una bomba rodante: en caso de ser alcanzado el vehículo por una bala el coche de Hitler saltaría por los aires en un instante, así que los ingenieros de Mercedes incrementaron la protección hasta hacer que el vehículo resistiera un proyectil de artillería o incluso una mina. La idea era proteger no sólo al Führer, sino al vehículo entero y a quien estuviera cerca en cualquiera de las multitudinarias concentraciones en las que se dejaba ver.
Un elemento propagandístico más
El coche de Hitler contaba con una peana de 13 cm para que el máximo mandatario alemán pudiera alzarse sobre las masas, y disponía de un discreto asidero ubicado sobre el parabrisas abatible para evitar que un bache mal tomado pudiera acabar con la reputación del líder ante su pueblo, y acaso con la vida del sufrido chófer que le hubiera hecho caer en pleno baño de masas.
Y aquí llegamos a la gran contradicción del diseño del coche de Hitler, visto con los ojos de la Historia. Porque sí, el coche de Hitler estaba blindado, pero ante todo era un offener tourenwagen, un turismo abierto, un descapotable. ¿Cómo podía aquel vehículo compaginar la seguridad que le ofrecía su pesado blindaje con la indefensión que le daba el hecho de ser un offener tourenwagen?
Lo cierto es que el coche de Hitler se concibió como una herramienta más de la maquinaria propagandística, en la misma medida, por otra parte, que tantos otros modelos de coches pensados para los grandes hombres de estado. En la misma medida que los grandes hombres de la Historia acostumbraban a arengar a sus tropas y a pasar sobre el enemigo vencido a lomos de un fiel corcel. Al descubierto, por el bien de la imagen de líder indiscutible ensalzada por la propaganda nazi.
¿Qué fue del coche de Hitler?
Después de cinco años de intensa vida pública, el último dato escrito del que se tiene constancia sobre el coche de Hitler, o sobre el último coche que debió de pertenecer a Hitler, está en 1943, cuando el Mercedes-Benz 770K que utilizaba en aquel momento pasó por el taller para que le fueran practicadas unas reparaciones.
El siguiente punto en la historia del emblemático vehículo ya queda fijado en mayo de 1945, con Hitler muerto y los soldados aliados a punto de tomar Berlín, cuando un sargento del Ejército de los Estados Unidos encontró un Großer Mercedes en Salzburgo (Austria) y lo confiscó. El vehículo fue utilizado en Europa por los altos mandos americanos durante los meses posteriores a la contienda, y luego se embarcó hacia Estados Unidos... identificado siempre de forma errónea como el coche de Hermann Göring.
No fue este el único equívoco en el que se vio envuelto el coche de Hitler. El vehículo que aparece sobre estas líneas, matriculado como IA-148697, se conoció en Canadá como "el coche de Hitler", aunque sólo existe constancia de que el dictador alemán lo empleara en contadas ocasiones.
Sobre el coche de Hitler y las dificultades para identificar correctamente aquellos que lo fueron, este profuso informe elaborado en el Museo de la Guerra de Canadá ofrece datos de todo tipo. También se explica esta dificultad en el programa 'Lost and found' del canal History, que emitió en el año 2000 el documental 'Hitler's Staff and Parade Car' (S02E05), que podemos ver a continuación. Este enlace lleva a la transcripción de la banda sonora, para facilitar el seguimiento de la narración.
No menos curiosa que la historia del coche que llegó a Canadá siendo de Göring y acabó siendo en realidad el coche de Hitler —uno de tantos coches de Hitler, de hecho—, es la historia del coche de Hitler que compró un multimillonario ruso en 2009. Aquel Mercedes-Benz 770K fue el resultado de una laboriosa operación de búsqueda y captura que se inició en Alemania y cruzó medio mundo para volver al centro de Europa.
Allí, en la ciudad de Düsseldorf, el especialista en compraventa de clásicos Michael Fröhlich recibió el encargo de encontrar y comprar, a cualquier precio, el Mercedes Benz 770K de Adolf Hitler. La unidad que encontró Fröhlich, matriculada como IA-148461 (y que vemos cinco párrafos más arriba), había sido trasladada hasta Austria al acabar la Segunda Guerra Mundial, igual que le sucedió al falso coche de Göring, y allí permaneció hasta que fue vendida y trasladada a América. Aquel coche de Hitler formó parte de la Imperial Palace Auto Collection de Las Vegas (Nevada, Estados Unidos) y de allí volvió a su Alemania natal, adquirido por un hombre de negocios de Múnich.
Al fallecer el propietario del vehículo en 2008, la viuda vendió el 770K a un particular al que costó un año seguirle la pista. Ya en 2009, el coche de Hitler, el Mercedes Benz 770K, fue localizado en Bielefeld (Renania del Norte-Westfalia), entre Dortmund y Hannover, descansando en un garaje de coleccionista junto a otra media docena de coches de los años 30. Tras las primeras comprobaciones obvias, hubo que verificar que el coche que había sido de Hitler no mostraba símbolos nazis, ya que traficar con esa simbologia es ilegal en Alemania. Una vez que la operación de compraventa fue declarada legal, sólo quedó pendiente el pago. Dicen que el misterioso multimillonario se dejó en la compra del Mercedes-Benz 770K que había sido de Adolf Hitler entre 4 y 10 millones de euros.