No hay unanimidad respecto de quién fue el inventor del motor accionado por vapor de agua. El poder de expansión del vapor y su aplicación para producir movimiento se conocen desde la antigüedad. Herón de Alejandría ya hablaba de una máquina accionada por vapor, la Eolipia.
Se necesitaron muchos siglos para poder aplicar esa fuente de energía mecánica que moviera un carro y prescindir de los animales de tiro. El primer kilómetro recorrido en la historia del automóvil se realizó en un vehículo diseñado con fines militares por el francés Nicolas Joseph Cugnot.
Este logro se llevó a cabo en octubre de 1769, año en que nació Napoleón Bonaparte. La intención de la prueba era recorrer un total de 8 kilómetros, pero el invento empezó a dar problemas cuando llevaba recorridos 500 metros.
El primer locomóvil, Richard Trevithick
He leído en varias fuentes que el locomóvil era un derivado de la locomotora de vapor destinado a moverse sin railes y circular libremente por carreteras y caminos. Parece que no es del todo cierto. La primera locomotora, atribuida a George Stephenson, data de 1812.
El primer locomóvil del que se tiene noticia fue construido por el inglés Richard Trevithick en 1798. De este primer modelo se tienen pocas noticias, salvo que presentaba muchos problemas técnicos y apenas llegó a funcionar.
En diciembre de 1801 se realizó la primera prueba pública, en la que el prototipo logró alcanzar una velocidad de 8 km/h en línea recta, toda una proeza. Tras el primer tramo, Trevithick intentó el “más difícil todavía”, pretendiendo transportar a ocho personas por una pendiente con un 5% de inclinación.
Aquí fracasó, la velocidad obtenida fue menor que la de un carro tirado por animales y además, en mitad de la pendiente de 800 metros de largo, el locomóvil se paró porque la caldera se quedó sin agua.
En 1802 Trevithick había perfeccionado su invento y contemplado en su diseño un espacio, similar al existente en una calesa, para trasportar pasajeros. También y por primera vez en la historia, el vehículo disponía de una transmisión por engranajes.
El primer gran éxito vino cuando el locomóvil de Trevithick consiguió realizar un viaje de 100 millas en 1803, entre las localidades inglesas de Leather Lane a Islington, en trayecto de ida y vuelta.
Evolución del locomóvil, W. H. James
El año 1824 puede pasar a la Historia por muchos motivos, como el estreno en el Teatro de la Corte Imperial de Viena de la Novena Sinfonía de Beethoven, pero a efectos de nuestro relato, es el año en que el inglés W. H. James construyó un enorme motor de vapor de dos calderas y cuatro cilindros, destinado a mover un locomóvil de 4.500 kg de peso.
En 1829 este vehículo disponía de tres avances tecnológicos revolucionarios para la época: empleaba amortiguadores de ruido, (lo que conocemos ahora como silenciosos), cambio de velocidades con sistema de salto de cadena, (similar al cambio de una bicicleta) y una solución para suplir el diferencial, que aún no se había inventado, consistente en que cada rueda era accionada por un motor independiente.
Estos mastodontes metálicos eran capaces de desarrollar una velocidad máxima de 30 km/h. El actual recordman del mundo de 100 metros lisos, Usain Bolt, los hubiera adelantado sin problemas en esa distancia, pero para la época, era una marca considerable.
Rechazo social al locomóvil
Al inicio de la década de los 30 del Siglo XIX, el locomóvil empezaba a verse por las carreteras inglesas. Ya no eran prototipos aislados en manos de inventores chiflados, sino un vehículo en el que se podía pensar como medio de transporte de pasajeros.
Hasta entonces, el transporte por carretera se confiaba a vehículos tirados por caballos, y la irrupción en este mercado del locomóvil supuso un conflicto de intereses. Parece ser que el primer accidente con víctimas de un locomóvil fue a consecuencia de un sabotaje.
Un locomóvil de la compañía Russel que transportaba 40 pasajeros colisionó con un obstáculo puesto intencionadamente a su paso, rompió una rueda y la caldera hizo explosión, hiriendo a parte de los pasajeros. El escándalo del accidente tuvo repercusiones políticas y acabó debatiéndose en el Parlamento inglés.
Las primeras leyes de tráfico
El resultado fue una ley conocida como Locomotive Act, esta iniciativa legislativa impuso dos fuertes restricciones al empleo del locomóvil. Por un lado, establecía un impuesto de circulación muy elevado, desproporcionado frente al que se exigía a los transportes con caballos.
Por otro, limitaba su velocidad al del paso de un hombre en sentido literal, ya que cada locomóvil debía ir precedido por una persona que hacía sonar una campanilla, además de portar una bandera roja, para avisar del peligro. Esto ocurría en 1834.
Podemos pensar que la Locomotive Act. fue la primera ley de tráfico en la Historia, pero no, la primera de la que tengo noticia es mucho más antigua. Tenemos que remontarnos al Siglo I antes de Cristo, en tiempos del emperador Julio César.
Para aliviar la congestión de carros en las angostas calles de Roma, se prohibió la circulación de los mismos entre el amanecer y el crepúsculo, con la excepción de los carros de las vestales, los sacerdotes del templo de Júpiter, los destinados a cortejos triunfales y los empleados para los juegos circenses.
La Locomotive Act. fue derogada y sustituida por la Light Locomotives on Highway Act. de 1896, que suprimía al personaje de la bandera roja, limitando no obstante la velocidad a 25 km/h, a pesar de que los locomóviles para entonces la superaban con facilidad.
La popularidad y el uso del locomóvil fueron decreciendo con la aparición de motores más eficientes y ligeros basados en combustibles fósiles, no así las locomotoras de vapor empleadas en la industria ferroviaria, que persistieron por mucho más tiempo.