Lo que tienes ante ti es, posiblemente, el más famoso de los shooting brake concebidos sobre un Ferrari. Se trata del Ferrari 330 GT 2+2 Shooting Brake Vignale, una unidad única y reconvertida en 'break de caza' basada en el 330 GT 2+2 de 1964. También conocido ser parte de la colección de coches Jay Kay (Jamiroquai) durante un tiempo, acaba de ser restaurado y será vendido de nuevo a golpe de mazo, esta vez por cortesía de RM Sotheby.
Uno de nuestros compañeros tuvo la suerte de verlo en vivo y en directo en el Festival de Velocidad de Goodwood de 2015: por aquel entonces todavía era propiedad de Jay Kay y el paso de los años lo había curtido bastante. Nada que ver con lo que es ahora tras una nueva restauración. El Ferrari 330 GT 2+2 Shooting Brake Vignale se pondrá a disposición del mejor postor, sin reservas, en la subasta que se celebrará el 8 de diciembre de este año en el californiano Petersen Automotive Museum.
Quien lo pone a la venta es RM Sotheby, como podemos comprobar en su página web, y la puja definitiva apunta a no ser baladí: se estima que podrá superar tranquilamente el millón de euros.
El Ferrari que quería ser único... y un maletero más grande
Pero regresemos a 1967, momento en el que el Ferrari 330 GT 2+2 Shooting Brake Vignale nacía. El hijo de Luigi Chinetti, un famoso importador en EE.UU. de la marca de Maranello, quería dar vida a un Ferrari único en el mundo. Para ello se alió con su amigo Bob Peak y ambos barajaron la idea de unirse a la moda de los shooting brake.
No obstante, iban a necesitar la ayuda de un experto en diseño: Peak y Chinetti Jr. se pusieron en contacto con Alfredo Vignale, que fue quien acabó dando la forma definitiva a los bocetos del 330 GT 2+2 Shooting Brake Vignale. Por supuesto, fue carrozado artesanalmente por la firma italiana, que también aportó el apellido final.
Tras el hacer de Vignale y en base a las ideas de Peak y Chinetti Jr, poco quedaba del Ferrari 330 GT 2+2 de 1964 en el que se basaba: el frontal era rediseñado por completo, con las ópticas escondidas tras una rejilla que se extendía a ambos lados de la parrilla, mientras que la zaga crecía en longitud para ofrecer el amplio maletero propio de los shooting brake. De hecho, lo único que quedó del 330 GT 2+2 fue el parabrisas y los paneles de las puertas, además del chasis, claro.
Lo que tampoco se modificó fue la mecánica, en aquel momento todavía de disposición delantera en la casa de Maranello. Se trataba de un motor V12 de 4.0 litros (Type 209) que rendía 305 CV de potencia, el cual iba gestionado por un cambio manual de cinco velocidades y estaba alimentado por tres carburadores Weber.
Cual falsa moneda
El Ferrari 330 GT 2+2 Shooting Brake Vignale fue un proyecto al que persiguió la mala suerte, aunque sin llegar al punto del 'Little Bastard' de James Dean. Chinetti Jr. y su socio pretendían que fuese el punto de partida de un negocio para personalizar modelos de Ferrari, pero el proyecto se quedó en agua de borrajas. A ello hay que sumarle que este 'cavallino' modificado fue el último trabajo en vida de Alfredo Vignale, que fallecía en 1969 en un accidente de coche.
De hecho, al Ferrari 330 GT 2+2 Shooting Brake Vignale no le han faltado dueños en sus más de cincuenta años de vida. Hasta 1977 estuvo en manos de la familia Chinetti y, tras ser vendido por un concesionario en Arlington (Virginia), se perdió su pista hasta que, en 1995, fue descubierto en Holanda por el francés Jean-Claude Paturau en un estado bastante lamentable.
Afortunadamente el cavallino contaba con todas sus piezas, por lo que su nuevo dueño pudo restaurarlo. El 330 GT 2+2 Shooting Brake Vignale fue visto en sociedad en varios eventos, como el Concurso de Elegancia Villa d'Este o diversos 'saraos' de Louis Vuitton. Poco tiempo después, fue subastado por Bonhams a un precio de 410.000 dólares.
Uno de sus últimos propietarios fue el músico Jay Kay, que lo tuvo en su extenso y envidiable garaje desde 2012 hasta 2015. El artista lo vendió para hacer hueco en su colección, bendito problema, y ahora se ha vuelto a restaurar en busca de un nuevo dueño. El trabajo de remodelación ha sido excelente, tal y como podemos ver en las fotos, aunque habrá quien eche de menos los tonos verde y dorado que antes vestían su carrocería, ahora pintada en un elegante gris plata. En unos meses sabremos por qué astronómica cifra se subasta.
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