Los SUV y otros crossovers invaden nuestras calles y carreteras. La inmensa mayoría de ellos no ponen una rueda fuera del asfalto ni por asomo. La razón es sencilla, casi nadie los usa fuera de la carretera, ni siquiera para aventurarse por caminos de tierra. De todos modos, la mayoría carecen de tracción integral. Renault Captur, Peugeot 2008, Audi Q2, Skoda Yeti o Nissan Juke consiguen atraer al cliente gracias a su compacidad, su habitabilidad y también por su diseño lleno de promesas de aventuras.
El Nissan Juke y el Nissan Qashqai son los instigadores actuales del segmento de los C-SUV y B-SUV, esos crossovers compactos que están suplantando a los turismos tradicionales. Sin embargo, tienen un precursor un tanto desconocido (sobre todo fuera de su tierra natal): el Matra-Simca Rancho. Cuarenta años después de su lanzamiento, en 1977, repasamos la historia del primer crossover compacto.
En los años 70, la división automóvil de Matra vende sus propios coches (antes de fabricarlos para los demás, como lo haría más tarde con el Renault Espace que desarrolló). La gama es sencilla pues se limita a un pequeño cupé de tres plazas frontales y motor central Simca: el Bagheera. A los mandos de Matra está Philippe Guédon, quien no pierde una oportunidad de idear nuevos y extraños productos. También es consciente que necesita un modelo más práctico para poder tener un volumen de ventas satisfactorio, pues sólo con el cupé triplaza la fábrica de Romorantin no es rentable.
La receta del pan perdido aplicada al automóvil
Matra es un pequeño fabricante de automóviles y su programa de competición en las 24 horas de Le Mans consume gran parte de su inversión. Además, Jean-Luc Lagardère, el CEO del grupo Matra no está convencido de la pertinencia del nuevo proyecto de Philippe Guédon. Le habría dicho que lo haga rápido y barato. Le concede 15 millones de francos para desarrollarlo, es decir, una miseria.
No le queda otra y decide recurrir de nueva a Simca para la creación de un nuevo modelo. Simca no tiene que poner un franco en el desarrollo, pero a cambio deja que Matra se sirva en componentes como si estuviera en su casa. Así, según las propias palabras de Philippe Guédon, “el Rancho es la receta del pan perdido aplicada al automóvil”. Y es que el Rancho recupera una cantidad impresionantes de elemento de Simca de la época para convertirse en un tipo de coche desconocida hasta la fecha y un éxito comercial.
El chasis proviene del Simca VF2, el industrial ligero derivado del Simca 1100, mientras que hereda el motor del Simca 1308 GT. El equipamiento y muchos elementos estéticos o auxiliares proviene del 1100 Ti. En la actualidad, muchas son las marcas que aplican esta receta para crear algunos modelos. El mejor ejemplo es el Peugeot 2008. Plataforma, motores, salpicadero y puertas son las del Peugeot 208, pero la zaga es completamente diferente. Por cierto, el techo sobreelavado del 2008 tiene que ser un guiño al Matra Rancho.
En el caso del Matra Rancho, la fábrica de Matra recibía los chasis del VF2 y los elementos necesarios por separado y el nuevo modelo se ensamblaba allí, Matra siendo responsable de la fabricación de los paneles que forman la zaga y de los accesorios específicos al Rancho.
Matra es especialista en la fibra de vidrio. La carrocería del cupé Bagheera está hecha de este material ligero y fácil de trabajar. Para la célula habitable trasera del Rancho, que debe ser fabricada por Matra, recurren de nuevo a la fibra de vidrio. Recordemos que Matra Automibiles es consecuencia de la compra del pequeño fabricante René Bonnet, cuyo modelo Jet lucía una carrocería en polyester. Para su sustituo, el Matra 530, la carrocería es de materiales compuestos, mientras que para el Bagheera, la fibra de vidrio es la más utilizada.
Si bien la célula trasera es la aportación más espectacular y evidente de Matra al Rancho, también diseñó el portón trasero de doble hoja, las extensiones laterales y la baca de techo. Además, aportó refuerzos al chasis y adaptó la suspensión para poder enfrentarse a caminos de tierra muy accidentados.
De la necesidad, nace el ingenio y la creatividad
La realización del coche es relativamente sencilla y habitual en la industria (en ese aspecto, Matra no inventó nada), sin embargo es sorprendente cómo pudieron llegar a imaginar un tipo de automóvil que 30 años después se está convirtiendo en la norma. Como muchas otros inventos, todo nace de la necesidad. La falta de recursos suele agudizar la creatividad y el ingenio.
Como ya hemos mencionado, Guédon sabía que solo con el Bagheera, la factoría no era rentable. ¿Qué podía proponer entonces? Si bien una versión cabrio del Bagheera podría añadir volumen de producción, éste sería anecdótico e incluso podría restar ventas al cupé. Tampoco podía enfrentarse directamente a Renault, Peugeot o Simca con un turismo convencional, no tenía las finanzas necesarias para semejante tarea.
¿Proponer una berlina de lujo? Para poder rivalizar con los tenores del segmento, la inversión era también inmensa. Por otra parte, los precedentes de Delahaye, Talbot y Facel Vega no eran de buen augurio para semejante idea. Philippe Guédon debe imaginar un modelo que no tenga rivales. Se fija entonces en el éxito del Citroën Méhari y del Range Rover. Uno es de una sencillez y simplicidad extrema, así como muy barato; el otro es complejo, aristocrático y caro. ¿Por qué no proponer una alternativa a medio camino? Sería el Matra-Rancho.
Con 56.457 unidades fabricadas de 1977 a 1983, el Matra-Rancho fue todo un éxito. ¿La claves de su éxito? El Rancho ofrecía una mecánica fiable y procedente de la gran serie, es decir, de fácil y asequible mantenimiento, a diferencia del Range Rover. Otro factor clave fue la habitabilidad inusual que ofrecía entonces: cinco plazas con asientos traseros abatibles que liberan un espacio de carga de 2,11 m de largo por 98 cm de ancho. Lo mismo podías ir de caza, llevar madera para la casa del pueblo que tirar un colchón detrás e irte de aventura por las carreteras de Europa. Y por último, su aspecto de aventurero africano conquistó al público, aunque el coche no estuviese realmente preparado para enfrentarse al continente africano (tracción delantera, motor de 80 CV y 12 mkg). Más o menos, es la receta que intentan aplicar los crossovers actuales.
Viendo el éxito del Rancho, Matra quiso repetir la fórmula con el Horizon e incluso con una versión de cinco puertas sobre la base del 1307. Nunca pasaron de la fase de los bocetos, pues PSA compró todas las marcas de Chrysler Europa, incluyendo por tanto a Simca. Guédon tuvo que volver a inventar de nuevo un producto y un segmento para poder dar trabajo a la fábrica de Romorantin, lo haría con el Renault Espace.
En Motorpasión | Así de rebuscada puede ser la creación de un coche: la verdadera historia del Renault Espace