A quien le apetezca pasarse el próximo 21 de noviembre por Nueva York, debe saber que cae en jueves (es el jueves antes de Acción de Gracias), que empieza a refrescar y que sale a subasta un Duesenberg SJ Beverly de 1933 como el de la foto. Bien, de hecho se subasta ese. Porque si normalmente no hay dos Beverlys iguales, menos aún en el caso que nos ocupa.
A pesar de que los Duesy fueron carrozados generalmente por empresas externas, un poco a lo Rolls-Royce, muchos se diseñaron en la fábrica bajo el mando de Gordon Miller Buehrig. Él fue el artífice de Beverly, una carrocería sedán para el Model J (y, al sobrealimentar el motor, para el Model SJ) que se creó con ocasión del Salón de Chicago de 1930 para hacer millas y millas por carretera manteniendo las prestaciones de un coche de carreras.
Capaz de alcanzar las 100 mph (160,93 km/h), el Duesenberg SJ Beverly que se subasta lleva el chasis número 2.538, el motor J-512 y la carrocería número 978. Fue carrozado inicialmente por la Walter M. Murphy Company por encargo de G.E. Crandall, un ejecutivo de la cadena de almacenes Montgomery Ward que vio el Model J cuando se presentó en 1930 y decidió hacerse con uno.
Crandall mantuvo el Model J algo menos de dos años y lo devolvió a fábrica. En 1933, Powel Crosley Jr. quiso hacerse con un Model SJ, cuyo motor entregaba unos apetecibles 324 CV, pero había un problema, y es que mientras se realizaba el pedido la Walter M. Murphy Company cerró sus puertas. Por esa razón, se adaptó la carrocería del Model J de Crandall, se le pusieron ruedas y guardabarros nuevos y se recicló para Crosley.
Fue la última vez que se comercializó un Beverly. Hoy aún se mantiene con esta configuración de cuerpo, chasis y motor que se aunaron para Crosley. Este Duesenberg SJ Beverly ha pasado por tres coleccionistas hasta llegar al momento actual. Ganador de cinco premios, incluido el Best in Class del Concours d’Elegance de Pebble Beach en 2008, las pujas partirán de los dos millones de dólares.
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