Mientras algunos fabricantes como Mercedes-Benz han renunciado al hidrógeno para impulsar sus coches (al menos de momento), otros fabricantes siguen confiando en un futuro de movilidad sostenible a través de la pila de combustible.
BMW tiene una larga trayectoria en la investigación con hidrógeno, y ahora ha dado un nuevo paso al mostrarnos al BMW i Hydrogen NEXT por primera vez en fase de pruebas en entornos reales, circulando por carreteras europeas.
BMW i Hydrogen NEXT: objetivo 2022
Después de habernos mostrado los primeros detalles sobre la tecnología de pila de combustible que llevan años desarrollando, el proyecto del BMW i Hydrogen NEXT se va materializando y ahora empieza a pisar el asfalto real durante el comienzo de su fase de pruebas.
Tomando como base la plataforma del BMW X5, el i Hydrogen NEXT es un SUV de tamaño grande en el que se ha variado por completo su mecánica para dar cabida a un esquema eléctrico libre de CO₂ alimentado por hidrógeno.
Según BMW, la tecnología de pila de combustible es la solución eléctrica a largo plazo que ha de servir como complemento a las mecánicas de combustión interna, híbridos enchufables y eléctricos.
Una estrategia flexible interiorizada en el Grupo BMW y donde este coche será una pieza clave, destinada a los futuros clientes que no tengan acceso a un punto de recarga para coches eléctricos pero que sí pueden acceder a una hidrogenera. Aunque es cierto que la propia firma reconoce que es una solución especialmente interesante para los vehículos más grandes y pesados, y que de momento las hidrogeneras se cuentan con los dedos de las manos al menos en España.
Los beneficios del hidrógeno aparte de su aportación nula de emisiones durante su funcionamiento son una capacidad de recarga (casi) tan rápida como la de repostar un coche diésel o gasolina (cuatro minutos), además de conseguir una mayor autonomía eléctrica sumando a la producción eléctrica propia la posibilidad de añadir acumuladores de energía.
El BMW i Hydrogen NEXT lleva la tecnología eDrive de quinta generación como la utilizada en el BMW iX3 un paso más lejos. El sistema equipa dos tanques de hidrógeno de plástico reforzado con fibra de carbono (CFRP) con 6 kg de hidrógeno cada uno, almacenado a 700 bares de presión.
Este hidrógeno se dirige a la pila de combustible donde reacciona con el oxígeno del aire produciendo una potencia de 125 kW (170 CV) que se destinan al motor eléctrico a través de un convertidor situado justo debajo de la pila.
Además de mover el coche, el hidrógeno también se destina a producir electricidad que se almacena en una batería (de la que no han declarado su capacidad de momento) y que se destina a fases de aceleración puntuales en las que puede desarrollar de manera conjunta hasta 275 kW (374 CV), similar a la potencia de un motor de seis cilindros equivalente. De momento no hay datos de autonomía.
Parte de los elementos provienen de la alianza firmada en 2013 entre BMW y Toyota Motor Corporation. Las células de las baterías son de Toyota mientras que la pila de combustible y el sistema de alimentación pertenece al Grupo BMW.
Toda esta tecnología se está poniendo a prueba durante los primeros tests en carretera abierta, donde BMW está ajustando el software encargado de controlar todas las funciones operativas del i Hydrogen NEXT. Todos los componentes se han probado de manera independiente y juntos en banco de pruebas, pero nunca de forma conjunta en entornos reales.
El objetivo es validar que el coche de hidrógeno funcione como se espera de un BMW y empiece a acumular kilómetros entre el tráfico real, encontrar los posibles fallos y solventarlos.
La firma alemana se ha puesto como objetivo llevar al BMW i Hydrogen NEXT a la producción en 2022, inicialmente en pequeñas series, pero ha de ser un coche plenamente funcional y cumplidor con los estándares de BMW.
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