El año 2023 está siendo muy intenso para Volkswagen. Además de presentar los nuevos Tiguan, Passat e ID.7, ha puesto a la venta el renovado Touareg y ha dado a conocer prototipos como el ID.2all y el ID. GTI Concept, además de presentar los renovados ID.3, ID.4 e ID.5.
Estos últimos, especialmente los ID.4 e ID.5, llevaban muy poco tiempo a la venta, pero ya se han actualizado. Volkswagen ha aprovechado para pulir algunas cosas en estos restyling, sin embargo, se ha dejado otras en el tintero.
Volkswagen ha hecho los deberes, pero solo a medias
A finales de 2019, Volkswagen presentó la octava generación del Volkswagen Golf. Con este modelo llegaron algunas novedades que, poco a poco, han ido adaptando el resto de coches de la marca. Con el tiempo, ha quedado claro que algunas de ellas tienen lagunas.
Primero, Volkswagen reconoció que los mandos capacitivos del volante son menos funcionales que los botones físicos y unas semanas más tarde admitió que su sistema multimedia no es perfecto.
Pero estos defectos no son los únicos que han recibido críticas. A la falta de fluidez del multimedia y de lo complejo que resulta utilizar los botones táctiles del volante, hay que sumar otras tres cosas que deberían mejorar.
Una de ellas es la falta de retroiluminación en el control táctil deslizante situado bajo la pantalla táctil central. Este control permite regular la temperatura del climatizador y el volumen del audio, pero es francamente difícil utilizarlo de noche porque, sorprendentemente, no tiene ningún tipo de iluminación.
Y digo sorprendentemente porque me resulta mucho más fácil subir o bajar la temperatura en mi Volkswagen Golf mk3 de 1995, en primer lugar porque tiene mandos físicos más efectivos y en segundo lugar porque están retroluminados.
Otra de las cuestiones que se ha ganado muchos detractores en los últimos Volkswagen, concretamente en varios modelos de su gama eléctrica, como el ID.4 y el ID.5, son los botones de los elevalunas compartidos para las ventanillas delanteras y traseras.
Se suben y bajan con los mismos botones, por lo que hay que pulsar un botón adicional para activar las traseras o desactivarlas. De esa forma, Volkswagen ahorra espacio al prescindir de los botones de los elevalunas traseros, pero, en la práctica, no es un sistema intuitivo.
Además, obliga a desviar la vista de la carretera para comprobar si el botón “REAR” está encendido cuando queremos subir o bajar las ventanillas posteriores. Con cuatro botones de los elevalunas, uno para cada ventanilla, no hace falta mirar para saber cuál se está utilizando. Es más intuitivo, más rápido y más efectivo. Eso sí, menos minimalista.
Y algo parecido sucede con los mandos de las luces. Durante décadas, Volkswagen ha utilizado una ruleta para encender y apagar las luces. Tirando de ella una vez hacia el conductor se encienden los antiniebla delanteros (si el coche los tiene) y tirando un poco más se activan también los traseros. No hace falta mirar para accionar las luces, simplemente sirve con tocar.
Pues bien, los últimos Volkswagen han sustituido esta ruleta por una serie de botones táctiles que tienen el mismo inconveniente que los elevalunas: hay que mirar para saber qué botón se está tocando. Es imposible manejarlos simplemente con el tacto.
Con lo recién presentados Volkswagen Tiguán, Passat y Volkswagen ID.7, la marca alemana ha demostrado que rectificar es de sabios y ha corregido parte de estos problemas por los que ha recibido críticas a lo largo de los últimos años.
Los tres son coches completamente nuevos, por lo que tenía sentido aprovechar su lanzamiento para pulir esos defectos. Todos cuentan ya con retroiluminación en el control táctil deslizante situado debajo de la pantalla central.
El multimedia también es nuevo y los mandos del volante del Volkswagen Tiguán y el Passat no son capacitivos, sino unos botones físicos “de los de toda la vida”. Además, el SUV y el familiar tienen un botón para cada uno de sus cuatro elevalunas.
Sin embargo, esta rectificación por parte de Volkswagen llega solo a medias. Más allá de que los controles de las luces siguen siendo táctiles en el Tiguán, el Passat y el ID.7, algo que se puede pasar por alto porque son mandos que, gracias al sensor de luces, apenas se tocan a lo largo de la vida útil del coche, el ID.7 mantiene parte de las cuestiones que Volkswagen debe pulir.
Por un lado, lleva botones capacitivos en el volante. Por otro, cuenta con botones de los elevalunas compartidos para las ventanillas delanteras y traseras. Si a eso le sumamos los mencionados controles táctiles de las luces, lo único que ha mejorado Volkswagen en el nuevo ID.7 es el multimedia y la retroiluminación del control deslizante.
Su lanzamiento, por tanto, ha sido una oportunidad perdida para pulir todos esos puntos a mejorar. Y lo mismo se puede decir de los Volkswagen ID.3, ID.4 e ID.5. Los tres eléctricos llevan relativamente poco tiempo a la venta, especialmente el ID.5, pero se acaban de renovar para ponerse al día.
Con esta actualización, entre otras cosas, el interior del ID.3 ha ganado en calidad, mientras que los ID.4 e ID.5 introducen novedades en su gama, como motores más potentes, más autonomía, nuevos colores exteriores y, al igual que el ID.3, un nuevo multimedia.
En los tres modelos actualizados, el control táctil deslizante de la temperatura y el volumen del audio está retroiluminado, pero, ¿qué pasa con el resto de cosas que debían mejorar?
Pues bien, los elevalunas compartidos, los botones capacitivos del volante y los mandos táctiles de las luces siguen presentes en ID.3, ID.4 e ID.5. Y parece que seguirá siendo así hasta que dejen paso a sus sucesores, si es que los hay.