El Volkswagen Golf siempre ha sido una referencia en el mundo de la automoción y un estandarte para el fabricante de Wolfsburgo. Tanto es así que un día cogieron algo que no se parecía ni remotamente al compacto más popular y lo vistieron con un traje de Golf: ese fue el día en el que nació el Volkswagen Golf GTI W12.
Tomando piezas de aquí y de allá, Volkswagen hizo gala de sus capacidades industriales para deleitar a los apasionados del Golf con lo más bestia que hemos visto nunca bajo la denominación Golf: una bestia de 650 CV procedentes de un motor W12 montado en posición central.
Un Volkswagen Golf hipervitaminado con corazón de Bentley
Actualmente la gama del Volkwagen Golf cuenta con versiones que van desde los 115 CV del 1.6 TDI más austero hasta los 300 CV del Golf R. Con la llegada de la octava generación esta distribución previsiblemente va a cambiar pero si miramos la vista atrás siempre nos acordamos de algo que marcó un hito en la historia del Golf.
Fue en 2007, en pleno estallido de los compactos deportivos, Volkswagen se propuso dejar a todos los aficionados al Golf y a los deportivos compactos con algo que no hubieran visto jamás. La cita que Wörthersee anual reúne a miles de fanáticos y es donde los alemanes despliegan toda su artillería, pero para aquel año querían algo muy especial.
La premisa era sencilla: tenían que crear el Volkswagen Golf más radical que se hubiera visto nunca. Los encargados del proyecto tuvieron ocho semanas para completar una misión en la que empezaron a tomar piezas de aquí y de allá, rebuscando en los cajones de todas las marcas del Grupo Volkswagen hasta conseguir unir una bestia mecánica inédita.
El corazón del monstruo era un motor W12 de 6.0 litros (5.998 cc) biturbo procedente del Bentley Continental GT, un bloque que producía 650 CV que tenía un tamaño descomunal. Tanto es así que como querían colocarlo en un coche que por fuera fuese un Golf, no les quedó otro remedio que ubicarlo donde deberían ir las plazas traseras, pegado a los asientos delanteros. No, no cabía en el vano motor.
La instalación del motor en una posición tan comprometida supuso un reto para la estructura, así que para digerir la extremadamente alta potencia y sus descomunales 750 Nm de par motor a sólo 4.500 rpm se tuvieron que fabricar unos robustos soportes de aluminio para impedir que el motor se descolocase.
Tomando la carrocería de quinta generación del Volkswagen Golf GTI de la época, el fabricante alemán creó un diseño de carrocería exagerado. La anchura del prototipo creció 8 cm por cada lado mientras que la altura de la carrocería se recortó en 70 mm. Los pasos de rueda eran brutales, lo necesario para alojar las nuevas llantas de 19 pulgadas calzadas con neumáticos de 295 mm.
Pero el problema real de la carrocería era la aerodinámica. Pensada para alojar motores pequeños en la parte delantera, la colocación del W12 en medio de la carrocería era todo un reto para la refrigeración. Para solucionarlo las lunetas traseras se hunden discretamente en el pilar C y en su interior se camuflan unas entradas de aire destinadas a refrescar el bloque con un enorme radiador en el maletero asistido por dos grandes ventiladores.
El techo estaba realizado en fibra de carbono y sus formas se destinaron a hacer las veces de alerón para generar carga aerodinámica. En realidad este ejercicio de diseño espectacular encerraba más curiosidades que simplemente una carrocería más radical.
Lejos de ser un prototipo de exposición o una mera propuesta de diseño, el Volkswagen Golf GTI W12 era una máquina capaz de rodar en circuito, y muy rápido además. La velocidad máxima de esta quimera era de 320 km/h (sin limitación) y el sprint hasta 100 km/h desde parado lo completaba en sólo 3,7 segundos.
Desde aquel año 2007 llevamos soñando con que Volkswagen nos deleite con un Volkswagen Golf inspirado en esta brutalidad, pero por desgracia parece que la posibilidad es más remota así que no nos queda otra que mirar con más y más cariño a estas locuras que parecían sacadas de los años 80.
En Motorpasión | ¿Qué tienen en común un Volkswagen Golf I, un Renault 25 V6 y un Bugatti Veyron?