Volkswagen está en plena crisis de demanda de coches eléctricos, pero tiene un plan: estrenar una megafábrica de baterías

A Volkswagen no le están saliendo las cosas tan bien como esperaba en materia de electrificación, por eso está modificando sus planes, volviendo a invertir en los coches de combustión y poniendo marcha otros para recuperar terreno y poner las cosas más difíciles a las marcas chinas.

Tener un mayor control sobre la cadena de valor del coche eléctrico es parte de los planes del Grupo Volkswagen. Para conseguirlo, utilizará sus propias fábricas de baterías, entre otras cosas. Una de ellas abrirá sus puertas muy pronto en Alemania.

El Grupo Volkswagen quiere crear su propio ecosistema del coche eléctrico

Una de las claves de la expansión del coche eléctrico chino es que los fabricantes chinos controlan toda la cadena de valor del coche eléctrico. Explotan las minas para obtener la materia prima necesaria para hacer las baterías, que se fabrican en sus propias gigafactorías, como el resto del coche, y los distribuyen por el mundo a través de sus propios barcos.

El modelo de producción de los fabricantes europeos no es igual y tienen una gran dependencia de todo tipo de proveedores, pero eso está cambiando. Poco a poco, las compañías tradicionales están construyendo sus propias fábricas de baterías en Europa y están alejando la producción de China para no quedarse (más) atrás en la carrera por el coche eléctrico.

Al mismo tiempo, Europa está endureciendo sus políticas proteccionistas, por lo que tiene más sentido que nunca que los fabricantes locales produzcan aquí sus coches eléctricos y los componentes que les dan forma. De esa manera, reducirán su dependencia de los proveedores asiáticos, especialmente si hablamos de baterías, puesto que CATL y BYD, ambos chinos, son los dos mayores fabricantes del mundo.

Es crucial para plantar cara a los fabricantes chinos y para salvar los muebles tras seguir durante años estrategias que no están saliendo del todo bien. Un buen ejemplo es el Grupo Volkswagen; la compañía alemana no está afrontando la electrificación de manera ejemplar, y no es que no tenga experiencia fabricando coches eléctricos porque los vende desde hace años, pero sus planes no están saliendo como estaba previsto, por lo que sus directivos se están viendo obligados a replantearse algunas cosas y a tomar decisiones para sanear las cuentas, como reducir su capacidad de producción.

Después de los Volkswagen Up! eléctrico y Volkswagen e-Golf, Volkswagen pretendía dar un paso de gigante en materia de electrificación con su nueva gama Volkswagen ID. El primero en llegar fue el Volkswagen ID.3, que estaba llamado a ser el Volkswagen Golf de la era eléctrica, pero la realidad ha sido bien distinta y el compacto eléctrico no se ha vendido demasiado bien. Tampoco el resto de modelos de la gama ID. que han ido llegando hasta ahora.

Mientras tanto, los coches chinos se venden cada vez mejor, tanto en Europa como a nivel global. Como Volkswagen no está dispuesta a seguir quedándose atrás, va a poner en marcha algunos planes; uno de ellos es lanzar coches eléctricos baratos, pero baratos de verdad, no como el Volkswagen ID.3. De esta forma, pretende llegar a un público más amplio y competir de tú a tú con los coches eléctricos baratos chinos y con los que están lanzando sus rivales europeos.

El primero coche eléctrico barato de Volkswagen será el Volkswagen ID.2. Deberíamos conocerlo dentro de unos meses y está previsto que aterrice en los concesionarios a lo largo del año que viene; casi al mismo tiempo, otras marcas del Grupo Volkswagen lanzarán modelos similares que compartirán plataforma, tecnología y enfoque con el ID.2, como el Cupra Raval y el Skoda Epiq, este último en formato SUV.

A este plan de lanzar coches eléctricos baratos se suma la construcción de gigafactorías para producir sus propias baterías. Una de ellas estará en España, concretamente en Sagunto, otra en Canadá y la tercera en Alemania; esta última, situada en Salzgitter, será la primera en ponerse en marcha y lo hará muy pronto.

Estas plantas serán cosa de la nueva división de baterías del Grupo Volkswagen, denominada PowerCo. El objetivo inicial era invertir más de 20.000 millones de euros, un potencial de ventas de 20.000 millones de euros y la creación de 20.000 puestos de trabajo en Europa.

PowerCo inició la construcción de la gigafactoría de Salzgitter en julio de 2022 y a finales de este año debería ponerse en marcha para que Volkswagen empiece a dar forma a su propio ecosistema del coche eléctrico.

Desde Salzgitter, Volkswagen gestionará las operaciones de las fábricas internacionales, el desarrollo de la tecnología de células, la integración vertical de la cadena de valor y el suministro de maquinaria y equipos a las fábricas. De cara al futuro, Volkswagen asegura que están previstos otros productos, como grandes sistemas de almacenamiento para la red energética.

Eso sí, durante un tiempo, Volkswagen seguirá dependiendo de terceros, como de Hyundai, que también fabricará las baterías de los coches eléctricos de Volkswagen desde España, y de China, que será clave para solucionar sus problemas de software. El objetivo es que a medio plazo esta dependencia se reduzca lo máximo posible.

En cualquier caso, los planes de Volkswagen estarán supeditados a lo que vaya ocurriendo, y eso significa que, si la demanda de coches eléctricos no es la que se espera, como está sucediendo ahora, el grupo alemán debería volver a modificar su estrategia, como otros tantos fabricantes.

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Imagen | Volkswagen

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