La Volkswagen Transporter inició su andadura como T1 en 1950, una furgoneta novedosa que en cierto modo revolucionó el concepto de transporte ligero que se tenía hasta el momento. Su bajo coste, sencillez, robustez y facilidad de mantenimiento eran sus bazas y quizá también el motivo por el que se convirtiese en el vehículo elegido por el movimiento hippie en los años sesenta.
Pero aquella furgo que se usaba como pequeño autobús o vivienda y se decoraba con estridentes decoraciones hechas a mano fue evolucionando hasta convertirse en uno de los modelos más cotizados del mercado. Es innegable que se trata de una de las mejores furgonetas de pasajeros, pero también resulta ser una de las más caras. Curioso cambio y más teniendo en cuenta que su origen fue un engendro basado en un Escarabajo.
Así es, allá por 1947 un importador holandés que respondía al nombre de Ben Pon entró a formar parte de Volkswagen. Un día vio un Escarabajo transformado para trasportar material pesado, una especie de torito a lo grande. Este vehículo lo habían modificado los propios trabajadores de la planta de Wolfsburg y le daban el nombre de Plattenwagen. Lo que ellos no sabían es que acabaría siendo una furgoneta de éxito.
Ben Pon tomó esa idea como base y, con un chasis de Beetle, creó un prototipo denominado Typ29. Pero hubo problemas, el chasis no aguantaba y para 1949 ya tenía preparado otro prototipo con chasis autoportante, motor trasero y superficie de carga central. Había nacido el Bulli, pero esos frecuentes problemas de registros de nombres obligaron a rebautizarlo como Typ 2 para acabar llamándolo Transporter.
La Transporter T1 inició su fabricación el 8 de marzo de 1950, una furgoneta de color azul (sí, nada de dar opción a elegir el color de la carrocería) con un motor trasero de 1.100 cc, cuatro cilindros opuestos, refrigerado por aire que rendía una potencia máxima de 25 CV. Fiable, robusta y económica, con una amplia capacidad de carga (760 kilos) y una velocidad máxima de 80 km/h.
El éxito fue arrollador, en 1954 ya se habían fabricado 100.000 unidades de 30 versiones diferentes. Recibió diferentes cambios estéticos y en el 63 la puerta lateral de doble hoja se cambió por una corredera. Llegaron a fabricarse 1,8 millones de T1 con motores de hasta 1.5 litros y 50 CV de potencia. Y sí, la T1 ya sirvió de base para hacer una camper de la mano de Westfalia en el año 1951.
La Transporter T2 llegó en 1967, creció en tamaño, potencia, cualidades ruteras, confort y seguridad. La T2 significó el fin del doble parabrisas plano, que dio paso a uno de una sola pieza y curvado. Mantenía la configuración mecánica de todo atrás, con motores bóxer refrigerados por aire pero llegó a montar un cuatro cilindros en línea de 1.8 litros. Con motores de 1.6 a 2.0 litros y potencias de 47 a 91 CV a la T2 le cundían mucho más los kilómetros.
También recibió un rediseño que afectaba principalmente a la forma y posición de los pilotos delanteros y traseros. Dinámicamente las nuevas suspensiones marcaban la diferencia, junto con un sistema de frenos de doble circuito que aumentaba de forma muy notable la seguridad. Se comercializó hasta 1979, año en el que fue sustituida por la nueva T3, aunque en Brasil se siguió fabricando bajo el nombre de Kombi hasta diciembre de 2013.
La Transporter T3 fue la última de una saga, ya que a partir de este modelo se dijo adiós al todo atrás, a los motores bóxer y a la refrigeración por aire. Más grande, todavía más cómoda, más rápida y también más segura, la T3 a pesar de mantener gran parte del concepto original de la T1 también aportó grandes innovaciones, como los motores diésel, la tracción integral, el cambio automático y hasta aire acondicionado en algunas versiones.
La oferta de motores aumentaba, con varias opciones en diésel y gasolina, varios niveles de equipamiento… De entre todas ellas la Caravelle Carat era la más deseada por sus prestaciones, con un motor de 2.1 litros llegaba a los 150 km/h de velocidad máxima. Aunque los que disfrutaban del aire libre soñaban con una Syncro y su tracción total que convertía a la T3 casi en un todoterreno.
Éste fue el fin del clasicismo y el romanticismo de un concepto peculiar y a la vez exitoso. Pero los tiempos cambian y era necesaria una evolución, que en el caso de la Transporter más bien fue una revolución. El motor trasero estaba trasnochado, la refrigeración por aire era necesario olvidarla por completo y se demandaba mayor espacio interior, por lo que también creció en tamaño. La producción de la Transporter T4 arrancó en 1990.
Motores de cuatro y cinco cilindros donde la oferta diésel llevaba la voz cantante. Turbos, inyección directa y mucha más tecnología para una furgoneta que entró de lleno en el segmento premium. Era la elegida junto con Mercedes para los alquileres de vehículos con conductor gracias a su amplitud interior, comodidad, capacidad de carga, comportamiento dinámico y prestaciones.
Los cambios generacionales en los comerciales son más lentos y la T4 estuvo en producción 13 años, hasta 2003, año en que la Transporter T5 le dio el relevo. Mucha más tecnología, seguridad y equipamiento en una generación que de nuevo crece en tamaño. Inicialmente equipaba motores de cinco cilindros como en la T4, pero con el restyling se pasó a los 2.0 TDI de cuatro cilindros entre los que destaca un diésel biturbo con cambio automático DSG de siete velocidades.
Y por fin llegamos a la Transporter T6, la última generación de Transporter que, tras 65 años de historia, llega en 2015 para mantener vivo un segmento que la marca alemana ha sabido exprimir más que bien. No vamos a entrar en detalle porque ya os lo contamos en su día, pero aquí tienes toda la información de la Volkswagen T6 y aquí de la T6 California.
65 años de éxitos y todo apunta a que la Transporter tiene todavía mucha guerra que dar, eso sí, del concepto original de sencillez y bajo coste queda más bien poco por no decir nada. La Transporter es ahora una furgoneta de lujo en sus versiones Multivan, Caravelle y California, aunque no se olvida del duro trabajo y ahí sí mantiene su nombre original y un precio más comedido.