Me gustaría pensar que si viviera en un país tan próspero e idílico como Austria tendría la suerte de Andi Aigner, un piloto tirolés al que le sobraba un BMW 650i en el garaje. Y si eres piloto y no tienes nada mejor que hacer, ¿qué haces? Pues coges ese flamante deportivo de lujo alemán y lo conviertes en un coche de rally.
Aligerado al máximo, jaula anti-vuelco, suspensiones específicas, refuerzos de chasis y un enorme motor V8 de 4,7 litros retocado que ruge con fuerza a través de una línea de escape Remus. No sabemos si será competitivo, pero lo que es totalmente cierto es que emite un sonido que enamora. Sube los altavoces y compruébalo por ti mismo porque merece la pena.
No parece moverse mal sabiendo las dimensiones originales del coche y un peso que supera los 1.700 kg, pero aunque fuera parado, los 367 CV del ocho cilindros de origen (que seguro que ahora son más) suenan a oro molido al rebotar en los tímpanos. ¡Qué delicia! Vamos con otro vídeo, que hay que aprovechar.