Los automóviles clásicos de Ferrari son cada día más preciados, por lo que se busca mantenerlos lo más inmaculados posibles y tal y como salieron de la fábrica de Maranello, aunque siempre hay quien va a contra corriente y decide convertir su Cavallino en todo un Hot Rod al estilo americano, como el dueño de este Ferrari 250 GTE, que ahora equipa un enorme propulsor de ocho cilindros en uve.
Lo que muchos considerarán un auténtico crimen, para otros es un modelo tan original como único, y razón no les falta. Asomando por el frontal encontramos un V8 DZ302 de origen Chevrolet y giro rápido, combinado con una transmisión Tremec Viper de seis velocidades. También equipa un eje trasero de origen Ford y el color rojo de carrocería no es el típico de Ferrari, sino de Mitsubishi.
Lo poco Ferrari que queda en este Cavallino tan sui generis son la carrocería, el parabrisas y los distintivos de Maranello. ¿Y cómo llegó su dueño a este resultado? Pues lo cierto es que el hombre compró simplemente la carrocería, en un estado lamentable, sin chasis, motor ni ningún otro elemento fundamental, y decidió fabricarse un vehículo a medida, a su gusto, y sobre todo apto para su bolsillo, puesto que restaurar un 250 GTE le habría costado un ojo de la cara.
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