Nos falta civismo. Esa es la conclusión que se puede sacar cada día que uno se pone detrás del volante y se enfrenta a la jungla que supone el trasladarse del punto A al punto B con un automóvil. Pero lejos de las pirulas en carretera basta con mirar a cualquier aparcamiento para ver que por mucho que conduzcamos, no aprendemos. Seguro que sabes de lo que hablo.
Cansados de la ausencia de empatía y educación, los propietarios de estos dos Jeep Wrangler modificados y con cara de pocos amigos han decidido tomar cartas en el asunto y erigirse como una especie de supervengadores del asfalto (a tiempo parcial, que luego tienen que hacerse sus rutitas offroad, suponemos). La víctima ha sido un Mercedes-Benz GLA aparcado justo en el medio de dos plazas, ocupando ambas porque yo lo valgo.
Álgebra básica: una plaza, un coche
Tras el cabreo inicial, varios puntapiés a las moles americanas y mucho más tarde de lo que cabría esperar en una persona con un mínimo de inteligencia, el propietario del GLA por fin consigue encontrar la solución temporal a su gran problema: entrar por el maletero y sacar su coche de la trampa.
La solución definitiva es tan sencilla como aprender la lección y dejar de aparcar como si todas las plazas fueran suyas. Aunque en realidad podría darse por satisfecho (muy satisfecho en realidad) puesto que el dueño del Jeep blanco tuvo mucha menos sutileza a la hora de enfrentarse a este BMW Serie 5 aparcado malamente.
Igual la intención era buena, pero acabó por descontrolarse un poco el asunto y la carrocería de la berlina alemana terminó un poco perjudicada. Espero que en un ejercicio de responsabilidad el conductor del Jeep al menos dejase sus datos del seguro. Por aquello de seguir dando lecciones.