El Renault Captur ya ha llegado a los concesionarios. En Motorpasión estamos a punto de sacarlo a pasear y realizar una primera toma de contacto en nuestro turno para la presentación internacional, pero antes de coger el avión hemos querido darle una vuelta mental al nuevo crossover de la marca del rombo. ¿Qué podemos esperar del Renault Captur?
Contextualicemos. No es ningún secreto la crossoverización del automóvil. Estamos asistiendo a un periodo en el que muchas marcas van ampliando gama por este punto. En ese microcosmos de la fabricación de derivados, quizá la eclosión más llamativa sea la del B-SUV; una tendencia que, mirada con perspectiva, tiene toda la lógica del mundo. Veamos por qué.
Corren tiempos de crisis, las ventas de automóviles no remontan el vuelo ni con globos y en todos los despachos se busca una idea feliz que arañe unos cuantos puntos de la cuota de ventas global. Al final, ¿qué es lo que quiere el cliente de una marca? Esa es la pregunta estrella. Y la respuesta viene dada en forma de versatilidad por un precio ajustado.
Si todo eso se encaja en un precio competitivo, esto puede oler a superventas... teniendo en cuenta cómo está el patio.
El subsegmento de los crossover derivados del segmento B (B-SUV para abreviar, de B y Sport Utility Vehicle, o vehículo deportivo utilitario) bebe de las fuentes del relativo éxito comercial que han vivido durante los últimos años los modelos presentados en el segmento C-SUV. Si el C-SUV funcionó comercialmente y ayudó a la industria a capear el temporal, ¿por qué no debería funcionar el B-SUV?
Más, teniendo en cuenta que estos coches se ofrecen bajo la máxima del más por menos, tan en boga hoy en día por motivos obvios. Mirémoslo así: si un Juke, con un diseño tan... comprometedor, ha hecho fortuna, es que el subsegmento funciona en el mercado.
Renault Captur, como agua de mayo
Arranca el mes de las flores y el Renault Captur llega a un escenario en el que los Nissan Juke y los MINI Countryman se han hecho dueños y señores mientras que desde General Motors el Opel Mokka está on fire en los medios y pronto se le sumará el Chevrolet Trax. El Dacia Sandero Stepway pone el punto económico, el Peugeot 2008 ofrece el complemento galo y el Škoda Yeti llena a su manera (en nuestro mercado, de forma anecdótica) el hueco de raíces germánicas.
Modelo | Longitud |
Opel Mokka | 4,28 m |
Chevrolet Trax | 4,25 m |
Škoda Yeti | 4,22 m |
Peugeot 2008 | 4,16 m |
Nissan Juke | 4,13 m |
Renault Captur | 4,12 m |
MINI Countryman | 4,09 m |
Dacia Sandero SW | 4,08 m |
En todo este puzzle, ¿cómo encaja el Renault Captur? Para empezar, su longitud, de 4,12 metros, es menor que las de sus contrincantes, salvando el MINI y el Dacia. Eso, en sí, no es bueno ni malo si se manejan bien el resto de los parámetros. El Captur cuenta con una batalla amplia, de 2,60 metros, y sus diseñadores han sacrificado el espacio en los extremos del vehículo para dárselo a los ocupantes. Pese a eso, cuenta con un nada despreciable maletero de 377 litros.
El Captur se vale de una plataforma exitosa como es el Renault Clio y la eleva --en términos de marketing-- a la categoría de crossover, con unos 20 cm de altura libre al suelo, quizá algo menos. Ojo, porque crossoverizar un utilitario no es convertirlo en 4x4; no es la idea, así que el Captur no se entiende como un Clio para ir a hacer el cabra donde no hay asfalto, sino como un Clio agrandado para obtener un mayor espacio y una mayor comodidad.
Y esa comodidad debemos entenderla en términos de Renault; es decir, con unos interiores en los que el lujo no está tanto en los materiales como en la gestión del espacio, con una amplia modularidad en la configuración de los asientos y en la profusión de huecos portaobjetos. Esto sorprendió en los tiempos del Renault Mégane Scénic; hoy ya contamos con que exista esa dotación.
En la mecánica no vamos a encontrar sorpresas. Motor K9K Energy dCi de 90 CV como superventas, y luego Energy TCe de 90 y 120 CV en gasolina. Más adelante llegará el diésel que completa la gama de cuatro. ¿El comportamiento dinámico? Pronto lo confirmaremos de primera mano, pero... Si el Captur da buenos resultados a Renault, no será porque sorprendan sus atributos sino porque dan una cierta garantía de estabilidad y confianza a los entusiastas del rombo. Y es más bonito que el Renault Modus, todo hay que decirlo.
Y último punto. Es made in Spain. Se fabrica en Valladolid y de ahí se exporta al mundo entero. No, no es un argumento convencional, pero la época de vacas flacas que atravesamos tampoco lo es, así que no me extrañaría ver algún que otro titular que hablara del Renault Captur como agua de mayo para la industria automovilística de nuestro país. Y, hasta cierto punto, es comprensible.
Por ahora lo dejamos aquí, pero próximamente continuaremos hablando del Renault Captur a partir de lo que podamos experimentar de primera mano cuando asistamos a su presentación y a la toma de contacto que nos ha preparado la marca.