Si fuésemos a elegir un cacharro a "tunear" seguramente lo último que pensaríamos es en un pick-up americano. Matt Ochoa decidió darle un repaso al 2005 GMC Canyon de su difunto abuelo y convertirlo en una máquina más divertida con la ayuda de algunas chucherías.
El resultado es sorprendente, sacar 335 caballos a las ruedas traseras de un motor 3.5 L5 que originalmente daba 220 CV. El secreto está en un buen turbocompresor STS y el asesoramiento de un ingeniero. El sonido que desprende es atronador, y sus prestaciones pueden sorprender a más de uno, dentro y fuera del cuarto de milla.
En este vídeo de Drive, Matt Farrah comprueba que no es un vehículo tan absurdo como parece, y que hasta va bien en las curvas. Las pegas son el cambio automático de cuatro velocidades de serie (sin secuencial), que mantiene los frenos de tambor en el eje trasero y la tendencia al calentamiento si se abusa del acelerador.
Cuenta no obstante con una suspensión revisada en el eje delantero, ballestas traseras de tarado deportivo, unas grandes llantas con neumáticos de ancho superior y frenos delanteros más potentes. Una buena preparación no solo ha de correr. También ha de poder pararse en consonancia.
¿Quién quiere uno de esos? Abstenerse los Diesel lovers.
Vía | "Carscoop":http://www.carscoops.com/2013/12/tuned-gmc-canyon-with-bolt-on-turbo.html Vídeo | "Youtube":https://www.youtube.com/watch?feature=playerembedded&v=OZG8Tb3das
