Que Toyota quiere vender coches con motor de combustión de hidrógeno no es ningún secreto. Por eso está desarrollando este tipo de mecánicas en modelos de competición y en vehículos de calle desde hace tiempo.
El Toyota Corolla de carreras es uno de los elegidos para llevar a cabo este tipo de pruebas desde hace dos años, incluso han llegado a probarlo algunos pilotos ajenos a la marca. Hasta ahora, este laboratorio con ruedas se había alimentado con hidrógeno gaseoso, pero Toyota ha decidido probar con hidrógeno líquido.
Mal comienzo
Cuando este combustible se encuentra en estado líquido no es necesario presurizar los depósitos que almacenan el hidrógeno, como sucede cuando se encuentra en estado gaseoso. Gracias a ello, son más pequeños y no tienen que tener necesariamente forma cilíndrica, por lo que la libertad a la hora de integrarlos en el diseño del coche es mucho mayor.
Otra ventaja es que permite reducir las dimensiones de las estaciones de repostaje de hidrógeno líquido y basta con un solo tanque que no tiene por qué ser de fibra de carbono (es decir, más barato) y puede tener mayor capacidad, lo que se traduce en más autonomía.
En competición, todo esto permitiría desarrollar coches más ligeros y repostar en la zona de boxes, mientras que para repostar hidrógeno gaseoso Toyota necesita grandes unidades móviles que no caben en un box.
Eso sí, el gran desafío es mantener una temperatura ultrabaja (-253 °C) durante el repostaje y el almacenamiento para evitar que se evapore de forma natural a medida que los tanques se calientan
Para probar todo esto, Toyota ha vuelto a elegir la competición japonesa Super Taikyu Series. El objetivo de Toyota es completar una temporada con este prototipo, de la misma forma que el año pasado con el Corolla alimentado con hidrógeno gaseoso, pero la cosa no ha empezado bien.
El Corolla número 32 alimentado con hidrógeno líquido no podrá participar este fin de semana en la primera ronda del campeonato, que tendrá lugar en el circuito de Suzuka. En unas pruebas llevadas a cabo en la pista de Fuji el pasado 8 de marzo, el coche sufrió un incendio causado por una fuga de hidrógeno.
Toyota ha explicado que las vibraciones provocaron que una de las juntas de las tuberías por las que circula el hidrógeno se aflojase y al estar ubicada cerca del motor, el calor hizo que el hidrógeno fugado acabase ardiendo. Un sensor de fugas de hidrógeno lo detectó y cortó el suministro de combustible, pero el coche quedó dañado y no está listo para correr este fin de semana.
Por lo tanto, habrá que esperar para ver competir al primer coche con motor de combustión alimentado por hidrógeno líquido de la historia. Toyota insiste en que ese sigue siendo uno de sus objetivos de este año y asegura que revisará el diseño de las tuberías que provocó la fuga de hidrógeno para desarrollar vehículos más seguros.