Probamos en el Jarama lo más deportivo de Toyota, como antesala de las Gazoo Racing Experiences
Prácticamente no existe ninguna competición en el planeta en la que Toyota no tenga o haya tenido representación: desde Fórmula 1 o WEC hasta el Mundial de Rallies, la Nascar o los Super GT japoneses, por poner algunos ejemplos. Y, a día de hoy, la marca sigue apostando por las carreras.
La división de competición de Toyota o Gazoo Racing está presente actualmente en algunas de las disciplinas más importantes del mundo de la competición, como el Dakar (con la Hilux) o los mundiales de Rallies (Yaris WRC) y Resistencia o WEC (TS050 Hybrid).
En nuestro país, gracias sobre todo al fichaje de Fernando Alonso para el equipo Toyota del WEC y a sus recientes triunfos como la victoria en la última edición de las 24 Horas de Le Mans, la notoriedad de la marca ha crecido de manera exponencial, y el fabricante no quiere dejar pasar la oportunidad de acercar sus modelos más deportivos a los clientes y aficionados de la marca.
Toyota Gazoo Racing Experience
Para ello Toyota España pretende lanzar en 2019 y 2020 una serie de eventos en circuitos de todo el territorio español (Jarama, Monteblanco, Ascari, Los Arcos, Montmeló, etc...) enfocados a que los amantes de la marca y los clientes puedan conocer de primera mano los modelos de corte deportivo de la casa, como el Yaris GRMN, el Toyota GT 86 o los futuros Toyota Supra y Yaris GR Sport.
Básicamente, la idea es que los participantes puedan experimentar en diversos trazados el comportamiento de estos modelos, que de otra manera no podrían probar al límite. De momento la marca no ha ofrecido demasiados detalles sobre su funcionamiento, precios o fechas, ya que aún están ideando cómo llevar a cabo estas actividades. Lo que sí podemos contarte es lo que vivimos nosotros en la primera edición, en Madrid.
Participamos en la 1ª edición, en el Jarama
Aunque ahora hay algunas marcas retomando las copas monomarca en nuestro país, durante años y debido a la crisis económica la actividad en los circuitos españoles se había reducido de manera drástica y el acceso a competiciones "asequibles" había desaparecido para cientos de pilotos. Toyota es una de las marcas que vuelve a apostar por este tipo de copas, tanto con el modesto Aygo como con el GT 86 de competición que hasta ahora se utilizaba exclusivamente en pruebas de tierra.
Durante la primera edición es esta experiencia Gazoo Racing, sobre el recién asfaltado circuito madrileño del Jarama, hemos podido probar tanto los GT 86 y Yaris GRMN de calle como las dos versiones de carreras que acabamos de citar, el Aygo y el GT 86, aunque la mayoría de ellos solo durante una o dos vueltas al mítico trazado y sin posibilidad de ir progresando en cuanto a ritmo.
Toyota Yaris GRMN
Una de las sorpresas de la jornada y el primer vehículo que pudimos probar fue el Toyota Yaris GRMN, un pequeño deportivo que ya habíamos conducido anteriormente y que nos gustó mucho. Y en esta ocasión no fue menos. Lo que es una pena es que haya únicamente 400 unidades para todo el mundo, y estén ya todas vendidas.
Su motor 1.8 litros sobrealimentado por compresor ofrece 212 CV y un par máximo de 250 Nm, lo que se traduce en una respuesta bastante contundente casi a cualquier régimen (lo mejor llega a partir de 4.000 rpm) y una aceleración sorprendente (0-100 km/h en 6,4 segundos), gracias también a su ligereza, ya que pesa apenas 1.153 kilogramos.
Por esto mismo, resulta un coche bastante ágil, cambia de dirección con soltura y frena con convicción (monta discos delanteros rayados de 275 mm y pinzas de cuatro pistones), y por si fuera poco el bloque de cuatro cilindros tiene un sonido de escape muy atractivo, acompañado por el quejido del compresor, que le aporta un carácter especial al conjunto.
Además, sorprende la buena motricidad que consigue con el diferencial autoblocante Torsen del eje delantero, que permite abrir gas pronto y que el Yaris gane velocidad con facilidad y presteza. También es una delicia la caja de cambios manual de seis relaciones, de gran tacto y con recorridos cortos y precisos.
Toyota GT 86
El deportivo 2+2 de la casa, que aunque tenga unos pocos años es ya casi un clásico del fabricante nipón, ya lo conocíamos, y sigue siendo un modelo muy divertido de conducir por el genial equilibrio de su chasis y por un motor bóxer de 2 litros y 200 CV que, aunque no tiene la versatilidad del 1.8 litros ni el empuje a cualquier régimen, es muy lineal y empuja con ganas en la zona alta del cuentavueltas, que es donde hay que llevar siempre la aguja para exprimir lo mejor de este japonés.
Si en carretera ya es divertido por la facilidad con la que afronta tramos de curvas, poniéndote las cosas fáciles como conductor, en circuito esta sensación se intensifica. No da la impresión de correr tanto como el GRMN, precisamente por la entrega del motor, pero se mueve tan bien y con tal fluidez que no echas en falta más velocidad. Corre lo justo y necesario para hacerte disfrutar.
Toyota GT 86 Copa Kobe
La versión de carreras del GT 86, que hasta ahora se utilizaba para tierra y la próxima temporada llegará también a una copa Kobe en circuitos, es un aparato más serio, aunque en realidad es esencialmente el mismo coche, con algunos ajustes y elementos de competición. El motor y la caja de cambios, por ejemplo, son estrictamente de serie, aunque en este caso el autoblocante trasero está tarado al 70% -y seguro que da mucho juego cuando se lleva al límite-.
También incorpora amortiguadores roscados y muelles Tecnshock o barras estabilizadoras en ambos ejes, así como un equipo de frenos específico con regulador de frenada, arco de seguridad, asientos backet OMP, arneses de seis puntos, extintor o neumáticos slick Michelin. El peso mínimo, por cierto, es de 1.250 kilogramos.
A nivel de aceleración no se nota una gran diferencia con respecto al de calle, pero sí en la potencia de frenada y sobre todo en el paso por curva y en la capacidad de tracción con neumático liso. Puedes acelerar a fondo muchísimo antes de lo que podrías pensar y el coche ni se menea. ¡Benditos slick!
La experiencia, desde montarte en el baquet y entrar a través de la jaula interior, hasta conducirlo, es mucho más intensa que en el de calle, sobre todo por el sonido que llega al habitáculo -el escape suena mucho más gordo y contundente- y por la sensación de agilidad y habilidad que te demuestra el coche en cuanto giras mínimamente el volante. Pasaría horas y horas rebajando el crono vuelta a vuelta (o eso intentería), ya que el coche invita a disfrutar de lo lindo.
Toyota Aygo Copa Kobe
Quizá el más curioso de todos los coches que allí teníamos disponibles sea el Aygo de la Copa Kobe Motor, un coche que ya probamos hace años en su especificación de tierra, pero en este caso para circuito. De serie en prácticamente todos los aspectos, incluidos los neumáticos, que son Bridgestone de calle (185/60 R14) también en competición.
El motor tricilíndrico 1.0 de 78 CV y 95 Nm se mantiene, junto a una caja manual de cinco marchas, aunque incorpora amortiguadores roscados Tecnshock y muelles Eibach en ambos ejes, discos EBC ventilados de 247 milímetros con pinzas monopistón en el eje delantero (tambor en el trasero) con regulador de frenada en el habitáculo y elementos de seguridad como el arco ARC, el backet OMP, los arneses de seis puntos, etc...
Se trata de un coche que, a pesar de pesar del orden de 900 kilogramos, no es especialmente rápido, y es aquí donde reside la complicación de conducirlo, sobre todo en carrera. Se trata de un modelo que, por su falta de respuesta, no permite errores y es por tanto una gran escuela para pilotos poco experimentados. En esta copa un fallo de pilotaje te puede costar la carrera, así que obliga a ser muy fino al volante y tener siempre presentes las limitaciones del coche.
Aún así, el Aygo es ágil, tiene un paso por curva muy sorprendente (sobre todo teniendo en cuenta que monta neumáticos de calle) y, por encima de todo, la potencia de frenada es lo más impresionante del vehículo, ya que permite apurar al máximo la distancia de frenado. Eso sí, no intentes afrontar Pegaso a fondo sin llevar la inercia (y marcha) adecuada, porque lo pasarás mal.