El Toyota Corolla es el coche más vendido del mundo. Considerado el Volkswagen Golf japonés, Toyota ya ha vendido más de 50 millones de unidades del modelo desde que la primera generación llegó al mercado en 1966. Ahí es nada.
Por supuesto, esa cifra hay que situarla en su contexto. El Volkswagen Escarabajo (también conocido como Beetle, Coccinelle, Vocho o Fusca, en función de los mercados) sigue siendo el coche más vendido del mundo en términos absolutos con la alucinante cifra de 21,5 millones de unidades vendidas. Un modelo, el Escarabajo, diseñado antes de la Segunda Guerra Mundial y que se mantuvo en producción hasta 2003 sin sustanciales cambios.
En el caso del Corolla, estamos hablando de varias generaciones de modelos y de varios tipos de carrocería: berlina, coupé, familiar e incluso SUV con el nuevo Corolla Cross. Aun así, sigue siendo el modelo más vendido de la historia. Su principal rival, el citado Golf, va por algo más de 35 millones de unidades desde 1974.
El interés por el Corolla y su éxito es tal que, según los datos de la compañía, se vende un Toyota Corolla cada 28 segundos. Está disponible en 150 países y Toyota tiene 12 factorías en los que se fabrica el modelo. Por ejemplo, en Europa el Corolla se fabrica en el Reino Unido y en República Checa, mientras que el Corolla Sedán se fabrica en Turquía.
Obetivo: motorizar Japón
A lo largo de los años, el Corolla ha cambiado y se ha adaptado a los tiempos. El primer Toyota Corolla fue el segundo intento de Toyota de dar a Japón un coche práctico y asequible. El gobierno nipón había anunciado a finales de los años 50 la creación de un "concepto de coche nacional" con el objetivo de motorizar el país. En vista de ello, en 1961 Toyota presentó el Publica, con un precio atractivo y una configuración sencilla. Toyota pensaba ir evolucionando el coche poco a poco, pero no tuvo éxito.
Y a pesar de lanzar una segunda generación de Publica, Toyota decidió diseñar un nuevo coche con el fin de motorizar el país. Ese coche fue la primera generación del Corolla en 1966. El primero Corolla fue desarrollado bajo la dirección de Tatsuo Hasegawa, que había diseñado aviones durante la Segunda Guerra Mundial y el Toyota Sports 800 después de la guerra.
Hasegawa introdujo la aerodinámica de los aviones en el diseño de automóviles, pero también ideó el concepto de "más de 80 puntos" para el diseño del Corolla. Algo que marcaría la cultura empresarial de Toyota. Los puntos se referían a la puntuación del coche cuando se evaluaba en una escala del 1 al 100.
Aunque a primera vista se podría imaginar que el objetivo de 80 puntos implicaba que no era necesario intentar alcanzar una puntuación perfecta, el verdadero significado del concepto era aspirar a una puntuación alta y sobre todo equilibrada en todas las áreas y a un rendimiento que superara los 90 puntos. Es decir, no bastaba con alcanzar los 80 puntos si uno de los apartados del coche era mediocre y el resto excelentes. Debía ser bueno en todo.
A nivel técnico, el primero Corolla equipaba un 4 cilindros de 1.077 cc de 60 CV asociado a un cambio manual de 4 marchas (y en 1969 pasaría a 1.166 cc y 77 CV). Por primera vez, el cambio de marchas abandonaba la columna de dirección por el suelo del coche. Además, ya con la primera generación Toyota empezó a declinar el Corolla con diferentes carrocerías: 2 puertas, 4 puertas, break de caza (Corolla Van) e incluso Coupé, el Corolla Sprinter de 1967.
Con el paso del tiempo, el coche fue creciendo -como todos los modelos- y ganando motores más potentes. Pero sobre todo se ha forjado una reputación de fiabilidad irreprochebale y una excelente relación calidad-precio. Con el tiempo se convirtió en la respuesta por defecto para quien busque un coche que le lleve del punto A al punto B sin más historias, ya sean de consumo o de mantenimiento.
Práctico, sí, pero también pasional
A pesar de esa reputación de electrodoméstico -cumple con su función, pero no despierta pasiones-, el Corolla no siempre ha sido un coche aburrido. De hecho, con una historia tan larga, hay muchos Corolla que a día de hoy siguen despertando pasiones en cualquier entusiasta.
Por supuesto, está el archi famoso Toyota Corolla Sprinter Trueno AE86 de los años 80, aunque su reputación le llegó tarde. Como algunos artistas, el coche fue un incomprendido en su día. Era bueno sí (chasis perfecto, motor 4A-GE con culata de doble árbol y 16 válvulas cortesía de Yamaha), pero hasta que los coches se volvieron cada vez más asépticos no redescubrimos las virtudes de un coche ligero y de tracción trasera para reanudar con el placer de conducción. Por supuesto, el anime y las figuras niponas del drift lo llevaron al estrellato.
Tampoco podemos olvidar el Toyota Corolla 4WD sobre la base del Corolla familiar de 1988. Uno de los primeros compactos en proponer la tracción integral, pero únicamente con la carrocería station wagon y con un enfoque comercial para evadirse del asfalto (playa, esquí, acampadas), anunciando de forma tímida el inminente tsunami que estaba por llegar, el auge de los SUV. Un auge en el que, por cierto, Toyota tuvo mucho que ver con el RAV4.
Por el camino, modelos tan ágiles, como el GT (FX en algunos mercados) con el motor 4A-GE y el AE101, demostraron que Toyota también podía hacer coches prestacionales a pesar de haberse pasado a la tracción delantera.
La realidad de los tiempos actuales ha dado lugar al Corolla Hybrid, un compacto de 180 CV que se conforma con un consumo medio inferior a los 5 /100 km, rozando los 4,3 l/100 km en ciudad. Mientras tanto, los entusiastas soñamos con los rumores que llegan de Japón y apuntan a un futuro Corolla de rally con la misma mecánica y puesta a punto que el Toyota GR Yaris.
Vamos, que el Toyota Corolla tiene cuerda para unas cuantas décadas más.
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