BMW, General Motors o Mercedes-Benz ya se han subido al carro de las suscripciones de equipamiento y cobran un extra a sus clientes por utilizar equipamiento que viene instalado de fábrica, pero solo puede activarse a cambio de una cuota mensual.
Volvo ha dejado claro que no hará lo mismo con sus coches, aunque la marca sueca no descarta generar ingresos extras a partir del software, cobrando por actualizaciones de gran calado que prometan cambiar la experiencia al volante.
El software como negocio
Las suscripciones están a la orden del día. Millones de personas pagan una cuota mensual por disfrutar de servicios de vídeo bajo demanda, escuchar música, incluso por tener un coche o un teléfono móvil mediante renting. Desde hace unos meses, también por disfrutar de cierto equipamiento en su coche.
BMW lleva un tiempo ofreciendo equipamiento bajo demanda. Sus coches vienen equipados de fábrica con todo, pero hay que pagar una cuota para “desbloquear” algunas funciones, como los asientos y el volante calefactados.
El dueño del coche elige durante cuánto tiempo quiere pagar ese servicio y, si en algún momento no necesita utilizar esa función, simplemente deja de pagar. De tal manera que puede pagar por los asientos calefactados únicamente durante los meses de invierno.
Hasta ahora, ese equipamiento extra se pagaba al comprar el coche y se podía disfrutar durante toda la vida útil del coche y en cualquier momento. Sin embargo, gracias al software, los fabricantes han encontrado una nueva forma de hacer caja.
Y es que BMW no es la única compañía que se ha subido al carro de las suscripciones o el pago por uso; General Motors y Mercedes-Benz también están ofreciendo equipamiento bajo demanda en algunos mercados. Es más, Mercedes-Benz irá un paso más allá y permitirá aumentar la potencia del coche a cambio de una cuota anual.
En cambio, otras marcas no se muestran a favor de seguir esta estrategia. Al menos no de la misma forma que BMW. Es el caso de Volvo, que no se plantea poner en marcha una suscripción mensual a sus clientes por calentar sus asientos, como ha señalado el director financiero de Volvo Cars, Björn Annwall, en una entrevista concedida a Bloomberg.
La marca sueca solo baraja cobrar un extra por actualizaciones de software que sean realmente importantes para el conductor. “Si vamos a cobrar por las actualizaciones de software, debe ser un por cambio radical en el beneficio del consumidor. No le pediremos a las personas que compraron un coche por 1 millón de coronas (90.000 euros) que paguen otras 10 coronas (1 euro) para calentar más el asiento”, ha dicho Annwall.
Una de las opciones que sí contempla Annwall para generar ingresos adicionales a partir del software es cobrar por una actualización que implementa un nivel superior de conducción autónoma y supone un cambio radical para el usuario.
El responsable financiero de la firma de Gotemburgo reconoce en la misma entrevista que el software cada vez tiene más importancia en la industria del automóvil y que Volvo es consciente de ello.
Por ese motivo, la marca está trabajando para tener menos dependencia de terceros en este sentido, especialmente después de los problemas de suministro derivados de la crisis de microchips, la guerra de Ucrania o los actuales confinamientos por culpa del Covid en China.
El objetivo de Volvo es fabricar el 50% del software que necesita para sus coches, aunque Annwall aclara que desarrollar semiconductores no está en sus planes porque “es muy complicado y requiere hacerlo a gran escala”.
Esta estrategia va encaminada a generar más ingresos adicionales por el software a partir de la segunda mitad de esta década, pero, en principio, manteniendo distancias con el planteamiento de BMW, General Motors o Mercedes-Benz, lo cual será aplaudido por muchos usuarios que han criticado el modelo de suscripción para disfrutar del equipamiento que ya viene instalado de fábrica en su coche.