Cruise, la compañía de taxis autónomos propiedad de General Motors, acaba de recibir la autorización del estado de California para el despliegue de sus vehículos en calles y carreteras.
Así lo ha confirmado la propia firma en un comunicado, en el cual aseguran también que la suya es la primera licencia de este tipo expedida por las autoridades californianas. Dicha licencia les permitirá operar de forma comercial comenzando por San Francisco.
Un pequeño avance en un camino todavía largo
Así, la ciudad del Golden Gate se convertirá en la primera gran localidad de Estados Unidos con un servicio de transporte automatizado. Todo un hito para Cruise, una compañía cuya trayectoria comenzó como startup en 2013 y que, tras pasar a manos de GM en 2016, ha experimentado un desarrollo meteórico.
Desde enero de este mismo año, sus taxis autónomos ya habían comenzado a transportar pasajeros por toda la localidad en régimen de pruebas. El último visto bueno de la autoridad estatal permitirá a la compañía funcionar a pleno rendimiento y cobrar a los usuarios por el servicio.
Todo esto ha sido posible gracias al veredicto de la Comisión de Usos Públicos de California (CPUC), quien ha otorgado a Cruise la luz verde tras una votación favorable por unanimidad.
Así, desde hoy los 30 Cruise AV de la compañía comienzan a funcionar con todas las de la ley. Este vehículo toma como base el actual Chevrolet Bolt, un pequeño monovolumen eléctrico sobre el cual Cruise instala su tecnología propia de conducción autónoma compuesta por un conjunto de radares y cámaras asociados a una inteligencia artificial.
No obstante, esta primera aprobación no es sino el principio de un largo camino en la adopción real y definitiva de los vehículos automatizados. Una tecnología que algunos gurús, allá por 2017, nos prometieron que sería algo cotidiano en muy poco tiempo obviando las complejidades que lleva aparejadas tanto en el aspecto técnico como el legal.
Este último pinta como el verdadero freno a su implementación, al menos en EE UU donde cada uno de sus cincuenta estados se toma la cuestión a su propio ritmo: California o Arizona son pioneras, mientras otras regiones como Kansas o Montana aún no se han puesto a trabajar en ello.
Al otro lado del charco, en Europa las cosas no transcurren más rápido si bien cada paso parece darse con el aplomo suficiente. La conducción autónoma de nivel 3 ya es una realidad encarnada en modelos como el último Mercedes-Benz Clase S, lo cual ya permite despreocuparse por el volante en situaciones concretas como las retenciones en autovía.
Igualmente la legislación es un freno importante, aunque este impedimento también se alivia poco a poco: en Alemania ya existe autorización para estos sistemas, y el resto de miembros de la Unión Europea (además del Reino Unido, por su propia cuenta) trabaja asimismo en adaptar su marco legal al compás de la evolución tecnológica.