Es cierto que el conocido como Project Titan de Apple nunca ha sido un secreto protegido por tipos muy serios vestidos de negro con gafas de sol, pero nunca hemos llegado a saber demasiado de él más allá de puras especulaciones. El coqueteo del gigante de Cupertino con la industria de la automoción ha tenido varios episodios, pero tras retrasos, desmentidos con McLaren e incertidumbres, finalmente todo indica que ya podemos descartar que vayan a producir un vehículo propio.
Tal y como ya se rumoreó hace tiempo, el coche de Apple podía no ser tal, y finalmente se va a quedar en el desarrollo de sistemas de conducción autónoma o semi-autónoma para vender bajo licencia a fabricantes de automóviles. A partir de ahora todos sus recursos, incluido el centro tecnológico inaugurado en Berlín, volcarán sus esfuerzos en el desarrollo de software para otras compañías.
El Project Titan tiene fecha de caducidad: finales de 2017
La información procedente de Bloomberg apunta a una reciente reubicación masiva de centenares de empleados involucrados en el Project Titan, despidos incluidos. Unos 120 ingenieros y programadores habrían sido despedidos, junto con varios centenares de empleados destinados al diseño de chasis y suspensiones, a los que habría que añadir otros muchos empleados que han dejado la empresa en vistas de la inestabilidad laboral y del propio proyecto.
Las mismas fuentes apuntan a un enrarecimiento en el entorno dentro del proyecto, con malos rollos, falta de liderazgo y objetivos poco definidos que desembocaron en la salida de Steve Zadesky, ex ingeniero de Ford fichado por Apple para liderar el proyecto.
Tras la salida de Zadesky, Bob Mansfield (Apple) anunció una nueva dirección a los equipos que forman el Project Titan, dando por enterradas las intenciones de la compañía de la manzana de competir en el terreno de empresas como Tesla y centrarse en el desarrollo del software y hardware necesarios para un sistema de conducción autónoma plenamente funcional.
Este cambio de dirección tiene todo el sentido del mundo. Por muchos smartphone que vendas a lo largo y ancho de todo el planeta, fabricar un teléfono no es lo mismo que diseñar y llevar a la fabricación un coche. El fracaso potencial al que se expondría Apple a nivel comercial y financiero si su intento de reconvertirse en fabricante de automóviles no funciona sería de magnitudes bíblicas. Y eso suponiendo que el resto de la industria no levantase unas fuertes barreras de entrada.
Y a partir de ahora, el futuro del Project Titan queda más en el aire que nunca, con un plazo que termina a finales de 2017 para poner sobre la mesa un sistema de conducción autónoma viable.
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