En el mundo de los coches autónomos, además de tooodas esas cosas que un coche autónomo está lejos de poder hacer, hay una más obvia que hasta la fecha pocos habían abordado en serio. ¿Cómo detectará un coche autónomo que un peatón quiere cruzar la calle? Bien, pues Google acaba de patentar un sistema que va más allá de la mera detección de obstáculos y frenazo que te pego, que es lo que se estila a día de hoy. Y es interesante, porque esto va un paso más allá.
Pongámonos en situación: alguien quiere cruzar la calle y, de alguna manera, entabla conversación contigo, que eres el conductor que se le acerca yendo en coche. Se produce un contacto visual entre vosotros dos, una comunicación no verbal, un algo que te indica que esa persona quiere cruzar. Tú le ves venir, miras por los espejos y decides que puedes frenar para que cruce, y la otra persona decide que tú has entendido sus intenciones y que, en definitiva, puede cruzar sin mayor riesgo. El diálogo os ha llevado a un acuerdo, a unas tomas de decisiones y a unas ejecuciones de acciones.
Bien... ¿Y cómo puñetas se hace todo eso con un coche autónomo?
Esta pasada semana, Google patentó un sistema por el cual la comunicación entre coche autónomo y peatones podría realizarse de la forma más sencilla posible: por medio de avisos luminosos e incluso acústicos. La detección corre a cargo del LIDAR con que ya cuenta el Google Car y que nos llama tanto la atención, colocado sobre el techo del vehículo.
Este ojo que todo lo ve, que detecta objetos y mide la distancia hasta ellos, se complementa con los múltiples radares que monta el coche, de manera que el vehículo puede calcular trayectorias y, en efecto, intenciones de cruzar. Si A camina hacia B, existe la probabilidad de que A llegue a B en algún momento de la vida. Es decir, que el peatón se disponga a cruzar.
Avisos en las puertas y avisos por altavoces
Pero como los seres humanos somos tan imprevisibles, se hace necesaria la comunicación. La idea que tiene Google es utilizar pantallas que le digan al peatón si es o no seguro cruzar, en función de los cálculos que realice el coche para tomar la decisión de frenar. Las pantallas se montarían en las puertas del vehículo, en su capó o hasta en el techo, tal y como vemos en este esquema general:
Las pantallas mostrarían un rótulo o una señal, o ambas cosas, para decirle al peatón si podría o no cruzar. El sistema se podría complementar con un mensaje de sonido que avisara al peatón, en plan: "Puedes pasar", o "Ni se te ocurra cruzar, que llevo pescao". Algo así, pero en tres posibles escenarios:
- Frenado total.
- Reducción de la velocidad y avisos acústicos y visuales.
- Mantenimiento de la velocidad.
Incluso se plantea la posibilidad de incorporar algún tipo de brazo robotizado que hiciera señas al peatón para que pasara, aunque de esta parte del proyecto no han trascendido esquemas ni dibujos.
De forma adicional, se han conocido algunos esquemas del interior del vehículo, en cuya consola central destacan los grandes botones "GO" y "STOP NOW", que no merecen mucha explicación, salvo la evidencia sobre cómo la conducción autónoma reduce las decisiones de los ocupantes a meras órdenes binarias sin demasiado misterio. Total, como el coche no tiene ni volante ni pedales...
¿Se puede hacer mejor? Sí, y ya es una realidad
Visto de esta manera, el invento de Google no destaca por su sofisticación. Pantallas luminosas encajadas en el coche y avisos sonoros que, si utilizan la misma voz sintetizada y espitosa* que emplea Google Maps en español, pueden dar lugar a un escenario vial realmente divertido. Ruidoso, sí, pero realmente hilarante.
Hay otros proyectos, como el del Mercedes-Benz F015, que conocimos hace ya unos meses, capaces de ir más allá y proyectar un haz de láser sobre el asfalto con las indicaciones pertinentes. La parte de detección puede ser similar, pero la señalética resulta más llamativa y no obliga al peatón a concentrar su mirada en el vehículo. Además, resulta mucho más visible, no sólo para el peatón, sino también para los conductores humanos que se encuentren en la zona. Para muestra, los vídeos que incluye nuestra toma de contacto, tanto los proyectores montados en un frontal de exposición como el pequeño robotijo que utiliza estas tecnologías en un pequeño set montado para la ocasión.
De todas formas, habrá que ver cómo se conjugan todos estos avances con la realidad palpable. De hecho, en la actualidad la formación de conductores plantea, desde el punto de vista de la seguridad, que es mejor no hacer señas a los peatones para indicarles que pueden pasar, debido al riesgo de que otro vehículo los atropelle de manera inesperada. Nos puede chocar, pero a día de hoy eso es así.
Los sistemas de detección con que cuentan los coches autónomos deberían tener presente también esta posibilidad, y cancelar el aviso de paso libre para el peatón en un escenario poco claro. Sin embargo, queda por saber cómo interpretaría el peatón esta información aparentemente incoherente. Un coche autónomo que se acerca a poca velocidad pero no te dice que pases, mientras otro coche que no ves viene cerca y te puede atropellar. ¿Qué decisión tomarías tú, como peatón? ¿Cruzarías? ¿Te escamaría el mensaje del coche autónomo pero le darías credibilidad, arriesgándote a ser atropellado? ¿Pasarías del coche autónomo que dice que cruces y mirarías dos veces por si acaso?
Sin duda, quedan todavía muchos hilos por enhebrar, en cada una de las agujas que contiene el pajar de los coches autónomos. Veremos cómo, una a una, se van resolviendo las situaciones. Y, quizá, aprenderemos más sobre circulación enseñando a los autónomos, planteándonos todas las situaciones posibles, de lo que hemos aprendido como conductores a lo largo de toda una vida.
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