El control de velocidad (programador de velocidad, control de crucero, Tempomat o como cada uno prefiera) es uno de los inventos más útiles que se han ido incorporando al equipamiento de los coches en las últimas generaciones.
Fijando la velocidad a la que queremos ir, nos permite conducir de forma mucho más descansada, y ayuda enormemente a contenernos a la hora de pisar el acelerador. Es más fácil pasar una zona de velocidad limitada programando la velocidad que llevando el pie encima del acelerador, porque así evitamos la tentación de pisarlo.
Los más avanzados miden la distancia al coche que llevamos delante (ver vídeo de cómo funciona un control de velocidad adaptativo). Todo muy bonito, pero, ¿se podría mejorar?
Si conducimos por una autopista que no sea llana, es posible que notemos que el motor hace bastante esfuerzo para subir algunas cuestas, sobre todo si no es muy potente. Y aunque lo sea, consume más. En cuestas arriba, conseguir 10 km/h más de velocidad cuesta mucho. Por contra, conseguir esos mismos 10 km/h en cuesta abajo o en llano sólo requiere acelerar un poco más.
Y con esta sencilla idea podríamos diseñar un control de velocidad más eficiente. Supongamos que debemos recorrer 100 km, y ponemos el control de velocidad a 100 km/h. Obviamente, nos llevará una hora.
El hipotético control de velocidad inteligente haría que un tercio del tiempo circulemos a 110 km/h, otro tercio a 100 km/h y otro tercio a 90 km/h. Nos llevaría una hora, pero podríamos reducir el consumo, y todo ello sin hacer nada por nuestra parte ni perder más tiempo.
Es decir, modificaría la velocidad en una horquilla en torno a la que queremos, consiguiendo la velocidad deseada de media pero adaptando la cantidad de gasolina inyectada en cada momento a la eficiencia que ésta vaya a producir.
En la época de la reducción del CO2 y de los coches ecológicos (entre comillas), me extraña que ningún fabricante haya implementado algo similar que consiga arañar unas décimas al consumo.
Obviamente, también tiene sus pequeñas pegas en algunos casos:
- Nos serviría si queremos ir a una velocidad media menor que que la velocidad máxima de la vía. En todo caso, se podría configurar la horquilla (10 km/h, 5, etc).
- El sistema no nos podría garantizar la velocidad media a corto plazo. Imaginemos que todo el trayecto es cuesta arriba, el coche intentaría ir algo más lento hasta encontrar una parte llana. Mientras no “aprenda” cómo es el camino, la velocidad sería algo más lenta.
- El coche podría decidir acelerar en zonas que no son demasiado seguras. En todo caso estos sistemas ayudan al conductor, no lo sustituyen, y el problema también ocurre con los actuales (ej. en curvas).
Seguro que no tardamos en ver algo similar en algún coche, si es que no lo han hecho ya y no me he enterado, que también podría ser.