No es una broma, aunque parece de coña: el microcoche más absurdo de la historia lleva pajarita, sombrero y esmóquin, y hace que el Citroën AMI parezca un Porsche
ClásicosEs tan pequeño como ridículo. Y ese es precisamente su mayor encanto. El Cyclops II vuelve a escena con su sombrero de copa bien puesto.
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