Me gusta la gente con huevos. Con tantos que incluso no teme a los caprichos del porvenir. Sus integrantes no tienen necesidad de levantar ni el más elemental tejadillo que les proteja del azaroso destino. Éste parece ser el caso de la, hasta ahora, corta dinastía Spada.
Y es que una aureola neblinosa, opaca, envuelve en un misterio gran parte de lo que hace. Una de sus compañías, SpadaConcept, evita señalar de manera precisa a qué diantres se dedica. La otra, Spada Vetture Sport, fabricante del deportivo turinés de ensueño Codatronca, considera que no hay por qué enviar a los medios un dossier de prensa en condiciones.
Al fin y al cabo tan solo son sus ventas las que pueden salir perjudicadas. O no: Éstas apuntan a la élite y quizá por ello sea oportuno jugar el juego de los elegidos y tener un coche oscuro, para que sea megaexclusivo. Quién sabe…
Supongamos que…
Sea como fuere, el caso es que la existencia de tantos velos de por medio anima a hacer elucubraciones.
Ercole Spada, diseñador sobre el cual leíamos hace un par de semanas, parece haber decidido darse un homenaje después de cincuenta años de carrera. Ya sabéis: Para algunos la jubiliación de oro consiste en poder al fin descansar en un hogar caliente; para otros, en retirarse con clausulas y pensiones multimillonarias.
Respecto a él, es posible que lo que le apeteciera fuese pasear un poco por el borde del precipicio. Es decir y aplicado a su profesión, fabricar en compañía de su hijo un supercar artesanal que le permitiese resucitar el pasado.
¿Por qué?
Sus mejores diseños, cosificados en los Alfa codatronca de los sesenta, caducaron a finales de la década. El propio Spada tuvo que dedicarse paulatinamente a dibujar automóviles cada vez más alejados del concepto cola cortada radical que le había lanzado al estrellato.
Pero en su corazón quedaron alojadas las experiencias vividas junto a E. Zagato en la puesta a punto de las Giulietta SZ y TZ. La dedicación a la competición, la lucha interminable por la velocidad, las victorias de Elio a los mandos de modelos mutilados.
¿Por qué no ajustar cuentas con el presente? De paso seguro que realizaba el sueño del pequeño Paolo Spada, su hijo ahora convertido en adulto y gran diseñador en Honda y Smart. Y también de la industria automovilística deportiva turinesa, siempre deseosa de pringarse en un proyecto glorioso.
La bella durmiente
2008 et… ¡Voilà! Nueva joya, presentada el 4 de abril durante el salón del lujo Top Marques Monaco. Descubierto por el ex-piloto de F1 inglés Daimon Hill, el Codatronca Turismo Sportivo (TS) fue elegido coche más bello del certamen en el magacín del prestigioso diario New York Times.
Probablemente su valentía terminó de ganarle el premio. Y es que, ¿Dónde están en él las formas redondeadas que predominan en los diseños de nuestros días? En pocos sitios; la carrocería de este trasto está construída a base de ángulos.
Aún así, es tremendamente aerodinámico ya que en su casa declaran que puede acariciar los 340 kilómetros por hora. De hecho su capacidad para imitar al junco, junto con la ligereza y el placer de conducción, son los principios que definen la filosofía según la cual se rige el Codatronca.
1360 kilos con pocas concesiones a lo superfluo; una caja de cambios con relaciones bien cortas para priorizar el disfrute del motor Corvette Z06 small block LS7 de siete litros. Modificado por Italtécnica, puede beber bioetanol y muscularse un poco más.
El infierno despierta bajo el capó al girar la llave de encendido: 630 CV a 6500 vueltas, 668 Nm a 4800. Hay que subir altito para que grite a pleno pulmón y eso, en un propulsor de tal cubicaje, acojona.
Luego te lanza de 0 a 100 en apenas 3,4 segundos. Bueno, en realidad quien lo hace, si no eres piloto, es el control de tracción. Quizá no sea comparable, pero siempre recordaré aquella vez durante una presentación de General Motors pre-2008 en la que, junto con un compañero, me vi a los mandos de un vette 6.0 normal y de sus 400 elefantes.
Debido a la brutalidad de la cilindrada, nos daba la sensación de que si no modulábamos correctamente el acelerador se produciría una estampida; es decir, de que las ruedas traseras empezarían a bailar como si estuviesemos sobre hielo. Ninguno de los dos éramos pros y agradecimos de mil amores la supervisión de la ayuda electrónica.
Seguramente dicha impresión para profanos se eleve al cuadrado en el Codatronca: Pocos serán los no iniciados en el arte de las carreras que sean capaces de montar la bestia a pelo.
Pasión contradictoria
Nadie sabe si su chasis tubular de alumnio y materiales compuestos ultraligeros proporcionados por Ellantas Camattini y PPG es, o deriva, del del Corvette Z06. El caso es que la distancia entre ejes de ambos difiere en tan solo un milímetro. Eso sí, sobre lo que no parece haber dudas es acerca de la carrocería que viste al supercar de fibra de carbono, fabricada por FS Group.
Tampoco, aunque pueda llevarse perfectamente por lo calle, en lo que respecta al enfoque racing del coche: jaula de barras, suspensión completamente ajustable y frenos Brembo, de nuevo puestos a punto por Italtecnica. Todo ello homologado para FIA GT1.
Lamentablemente, no sé qué quieren decir en Spada Vetture Sport con que su jaula es regulable, de manera que se pueda jugar con la rigidez de los ejes. Tal y como os he contado al principio, aquí nadie aclara nada. ¿Algún ingeniero voluntario para suplir el trabajo del responsable de prensa italiano?
En el interior, asimismo, se incrusta la deportividad más pura: Alcántara por todas partes y baquets Sparco. Pero también extraños relojes artesanales, aire acondicionado, cámara para ver por detrás y ¡Un maletero de 400 litros! Es la deliciosa contradicción de la anomalía italiana.
Ésta termina de ser tal por la inclusión de un sistema fruto de AIM-Sportline para recoger 80 horas de telemetría, a través de 40 parámetros recabados mediante sensores en el chasis. Y es que, como ya he escrito, avanza seguro en circuito sobre sus llantas OZ de 19” ataviadas con Pirelli Pzero Corsa 285/35 a proa y 345/35 a popa, el superglue del asfalto.
Finalmente, tampoco tengo ni idea, pese a haberlos búscado con todas las ganas, del coeficiente aerodinámico, del precio, de las unidades de Codatronca TS vendidas o de los planes exactos para el futuro del modelo.
Y, sin embargo, aún con todo su misterio me gusta. Hay coches que tienen ese algo que te lleva más allá de las frías prestaciones, en este caso practicamente sin demostrar. Son coches que si tuvieses dinero te comprarías porque son uno entre un millón, porque representan la más grande expresión de la pasión por el automóvil.
Continuará...
En Motorpasion | Los coches de Ercole Spada (Parte 1),Los coches de Ercole Spada (Parte 2)