Cada vez más frecuentemente vemos lanzamientos de hypercars, coches de serie limitada cuyo precio es superior al millón de dólares. Estos coches ofrecen unas prestaciones y una exclusividad que supera los estándares de supercar. Ya no se busca tener un Ferrari, de los que se producen 7.000 al año. Hypercars se producen unas pocas unidades al año. Y estos, por supuesto, se pasan por la piedra al Ferrari más barato, aunque para un uso normal no haya tanta diferencia.
Bienvenidos a la época de los hypercars, los coches que son más exclusivos, más caros y más potentes que aquellos con los que soñamos. Y a un precio absolutamente más alto de lo que estábamos acostumbrados. ¿Por qué se paga un millón o dos o tres o cuatro por un vehículo de estos?
Porque hay quien lo puede pagar: UHNWI
UHNWI no es una nueva tecnología para tu teléfono móvil, sino las siglas de los Ultra High Net Worth Individuals, o Individuos de Riqueza Neta Ultra Alta. Esta categoría de ricos es como se denomina a aquellos que podríamos llamar “muchimillonarios”. Los UHNWI tienen más de 30 millones de activos líquidos (en cuentas, acciones, bonos...) o 20 millones de dólares de ingresos anuales. A estos tan ricos se les hace mucho seguimiento, tanto por los bancos que están deseando gestionar su dinero, como por los productores de artículos de lujo.
Además cada vez hay más “muchimillonarios”. En 2015 había 172.850 UHNWI, un 61% más que diez años antes, sólo en Gran Bretaña unos 10.000 de estos individuos. Además tienen el 13% de la riqueza mundial y muchos de ellos están dispuestos a gastarla.
Así que imaginemos que eres un millonario de estos y vas con tu recién estrenado Ferrari California a un restaurante y te encuentras que en la puerta hay dos más como el tuyo y las alternativas de Lamborghini, Aston Martin, Porsche y Bentley. ¿Cómo te distingues? Tienes dos opciones: una es ir a marcas más alternativas (como McLaren), y la otra es ir a niveles más exclusivos, como un Bugatti Chiron.
Hay demanda para coches de este precio, pero aunque nos lo pueda parecer los UHNWI no son tontos. Si les vendes un coche de un millón de euros, tiene que estar lo suficientemente diferenciado del que vale la quinta parte. Aquí ya empezamos en los gastos de desarrollo.
Los gastos de desarrollo de un hypercar
Desarrollar un hypercar no es mucho más caro que desarrollar un supercar, de hecho muchas veces es más barato de desarrollar ya que muchas veces estos vehículos están basados en una versión más barata del fabricante ya existente. Por ejemplo el Lamborghini Veneno (del que sólo se sacaron tres unidades a tres millones de euros cada una) estaba basado en el Aventador, y el Motor W16 del Bugatti Veyron estaba basado en dos motores V8 que se empleaban en otros modelos del grupo Volkswagen.
No obstante, aunque los gastos de desarrollo sean pocos, hay que repartirlos en aún menos unidades vendidas, por lo que en el precio de un Veyron se pagaron más horas de ingeniero con un AutoCad diseñando el coche que si compramos un Golf del que se venderán millones de unidades en todo el mundo. Por supuesto, incluyendo las homologaciones para que sea legal desplazarse por la calle con el Bugatti.
En el caso del Veyron además sólo se fabricaron 300 unidades (y otras 150 de la versión Spider). Del LaFerrari, 500 unidades. Con lo cual conseguir los estándares de producción normales de un coche del grupo Volkswagen iba a ser caro. Pero incluso para los más ricos de los UHNWI este coche era demasiado vulgar, de ahí que se vendieran más ediciones especiales que las versiones normales del coche. A pesar de que muchas veces estas ediciones especiales no eran más que un tuneo, Bugatti perdía dinero con cada Veyron que salía de su fabrica.
Volkswagen a cambio esperaba posicionar a Bugatti como la marca de los hypercars, y con el Chiron pretenden recuperar pérdidas, aunque sea en parte. No es la única, por supuesto. Junto a los coches desarrollados dentro de grandes grupos u otros fabricantes subsisten fabricantes artesanales de coches como Henessey, Pagani o Koenigsegg, que ofrecen todavía más exclusividad. Muchas personas por la calle sabrán distinguir un Bugatti, pero muy probablemente no sepan el precio de un Huayra. Al igual que un LaFerrari se fijarán en el Cavallino de la Scuderia, pero pocos sabrán que mucho más caro que el California que hemos mencionado antes.
¿Por qué desarrollar un coche del millón de dólares?
¿Qué obtenemos al desarrollar estos genios? Para empezar los hypercars crean un intangible para las marcas. Fabricar hypercars hace que la marca esté a un nivel superior. Los que fabrican sólo hypercars como Koenigsegg o Pagani no se benefician de este intangible, pero sí lo hacen los que fabrican supercars, o incluso coches normales (como es el Ford GT). Adicionalmente los fabricantes obtienen publicidad y presencia en medios. Una nota de prensa sobre el último monstruo de mil caballos dará la vuelta al mundo en los medios especializados.
Además el desarrollo de estos coches permite que los fabricantes de coches investiguen, diseñen y prueben nuevas tecnologías, además de ponerlas en el mundo real fuera de los aburridos bancos de pruebas.
Y existe otro motivo: porque son un negocio en sí. Eso lo saben los fabricantes de nicho que se centran sólo en este segmento. Hay demanda de estos vehículos y se puede rentabilizar. Eso no significa que sean una garantía de éxito, no hay más que ver lo que ha sucedido con fabricantes como Marussia.
Así que en resumen, si algún cuñado os dice que es imposible que un coche cueste un millón de dólares, podéis responderles que es perfectamente posible. Porque son caros de desarrollar, porque se fabrican muy pocos y sobre todo porque hay quién los puede pagar, fácilmente. Eso sí, no os libraréis de que finalice la conversación con un “pues mi utilitario me trae y me lleva a todos sitios”.