De la prueba sobre el Bugatti Chiron que ha realizado Richard Meaden para EVO, puede llamar la atención el momento en el que el ex piloto de carreras explica cómo el hiperdeportivo de 1.500 CV y 1.600 Nm no sale volando sino que entrega su potencia y su par de manera que al acelerar se revela como una máquina asentada y "calmadamente ágil".
Parte de la razón para ese comportamiento dinámico se encuentra en la masa de este artefacto, que es de nada menos que 1.995 kg, pero en cualquier caso, por las palabras de Meaden, hay que entender que el Chiron ha sido diseñado para hacer que un pisotón al acelerador te catapulte a otra dimensión. Algo que, sin duda, sucede cuando el velocímetro registra un ascenso como el que vemos a continuación:
Una sugerencia... Cuando hayas visto el vídeo por primera vez, vuelve a darle al play y céntrate en observar cuánto tarda en alcanzar 95 km/h en primera, para caer dramáticamente a 67 km/h mientras Meaden o el DSG pasan a segunda, y luego proseguir el vertiginoso subidón que culmina en una velocidad de 351 km/h. Si eso no son aceleraciones salvajes, no sé qué lo serán.
En este punto, vale la pena recordar que el deseo de los padres del Bugatti Chiron era conseguir un hiperdeportivo que consiguiera cifras de infarto como las que lograba su predecesor, pero añadiendo a la experiencia de conducción una mayor dosis de adrenalina y pasión.
Cifras de verdadero infarto para alcanzar el cielo... pero también para conseguir un descenso placentero
Como sabemos, el Bugatti Chiron declara oficialmente un paso de 0 a 100 km/h en 2,5 segundos, de 0 a 200 km/h en 6,5 segundos y de 0 a 300 km/h en menos de 13,6 segundos. Además, la velocidad máxima está fijada, de entrada, en 380 km/h, aunque utilizando esta llave mágica es posible alcanzar con él los 420 km/h. Ojo, 420 km/h... limitados por electrónica.
No es de extañar que Richard Meaden alabe el papel de los frenos de avión que monta el Chiron. Para detener a semejante monstruo, son necesarios 31,3 metros cuando hablamos de pasar de 100 a 0 km/h, 125 metros de 200 a 0 km/h y 275 metros de 300 a 0 km/h. De 420 a 0 km/h no lo sabemos con precisión según los datos de la marca, ni falta que hace. Es una completa barbaridad.
Por suerte para Meaden, los frenos cumplen con su cometido, y lo hacen de forma espectacular, a tenor de lo que leemos en su reportaje. Ahora bien, la sensación de estar en una atracción de parque temático de esas en las que vives una caída libre al vacío tiene que ser realmente impresionante. Como para poder contarlo.
Fuente | EVO Magazine
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